Yoongi debía ir a la empresa, tenía una importante junta de negocios.
Odiaba dejar sólo a Hoseok, pero esa junta realmente era importante y no podía faltar.
Mientras tanto, Hoseok estaba planeando una asombrosa cena, quería preparar un poco de Kimchi, y tal vez un pastelito. Cada que Yoongi tenía que irse, dejaba un poco de dinero para cualquier cosa que necesitará su bebé.
Hoseok se dirigió al supermercado, buscando todos los ingredientes necesarios y tal vez algún vino para acompañar la cena. Ya teniendo todo lo necesario, regreso a su casa y comenzó a preparar la comida.
A Hoseok le encanta hacer pastelitos y no le pareció mala idea hacer uno, observo el reloj y sonrió notando que aún tenía dos horas para hacer un pastel, rápidamente sacó los ingredientes para hacer uno. Puso todo su amor en ese pastel para que quedará bien, y así fue, el pastel se veía realmente delicioso a simple vista.
Se percató que ya sólo quedaba media hora para que Yoongi regresará, así que rápidamente se dio una ducha y se arreglo, poniéndose unas orejitas de conejo, se miró al espejo y soltó una risita.
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Se veía realmente lindo y estaba seguro que a su Daddy le encantaría verlo así.
Estaba peinado unos cabellos rebeldes de su frente cuando escuchó la puerta de abajo abrirse, seguido de un grito por parte de Yoongi avisando su llegada "Cariño, ya llegué".
Rápidamente bajó las escaleras y sonrió al verlo con los brazos abiertos, esperando por él al término de estás. Al llegar al último escalón lo abrazó por el cuello, dándole un cálido beso, sonriendo en medio de este.
JH: Daddy~. -Dijo separándose un poco- Le tengo una sorpresa.
JH: Pero antes debe ponerse esto -Fue rápido a su habitación y regreso nuevamente con el mayor, mostrándole unas orejitas de conejo, solo que a comparación con las de él, las de su Daddy son de color negro.
Él mayor soltó una risita y asintió, su bebé se veía realmente adorable con esas orejas de conejo. Hoseok procedió a ponerselas y chillo de la ternura
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