CAPÍTULO 2: MOMENTOS

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(Narra Aitana)

Después del destrozo que había generado mi ira, empecé a recoger los papeles que habían sido desparramados en el suelo en un orden aleatorio, sin sentido alguno.
Sobre las 5;30, me dirigí a la cama con el objetivo de dormirme al menos unas 4 horas, antes de poner rumbo a mi último día de clases.
Este día iba ser de aquellos que piensas, ¿realmente por qué he venido hasta aquí en vez de quedarme en casa durmiendo?, todos hemos experimentado esa sensación al menos una vez en esta vida.

A la hora y minutos exactos programados sonó la alarma, me dirigí al lavabo para ducharme y después a mi habitación a elegir el último modelo del curso. No echaría de menos los días ajetreados donde apenas podía respirar, creo realmente que nadie lo hace.
Una hora y media después me vino a buscar Marta, con una risa puesta en la cara, como siempre. Nos dirigimos a una cafetería, donde allí se uniría Naroa, una de mis mejores amigas, en ese momento fue donde le comuniqué que me iría a Madrid durante el mes de Julio. Su respuesta fue prácticamente calcada a la de Marta, no pudo evitar abrazarme y comunicarme, que también me acompañaría a la estación mañana.
Después de una larga charla entre amigas, donde hablemos de un montón de temas: amores, estudios, aspiraciones, profesores.... Uno de mis momentos favoritos del día. Nos volvimos a montar en el coche y nos dirigimos (ahora sí) a la facultad, donde apenas teníamos que hacer un par de gestiones y despedirnos de nuestros profesores.

Yo por mi parte, tenía que ir a recoger unos papeles por parte del director Juan Antonio. Apenas abrí la puerta y ya me los estaba extiendo en mano y dándome un par de indicaciones, parecía que lo tenía todo calculado y ensayado, como si supiera que iba a aparecer tras esa puerta en ese preciso instante.

No pasaron ni cinco minutos cuando ya estaba junto a Marta y Naroa de nuevo, las cuales decidieron que era una buena idea ir a hacer unas compras a La Maquinista uno de los centros comerciales más grandes de Cataluña, ubicado en Barcelona, ya que creían que era estrictamente necesario que fuera con ropa nueva - nunca sabes que puede pasar y a quiénes puedes conocer, el amor de tu vida puede estar a la vuelta de la esquina... Decían - a mi nuevo destino, Madrid. Aunque yo no creía eso, después de mi espantosa separación con mi antiguo novio, Vicente. No creía en amores para toda la vida ni el destino, solo en momentos. Habrá momentos que esa persona te llene interiormente, pero otros serán el artefacto de tus peores pesadillas.

Pasamos unas 5 horas entre tiendas y tiendas, no sé cómo acabaron por convencerme para que incluso me comprara un nuevo bikini, el cual no iba a necesitar y probablemente se quedaría en los armarios de mi casa. Naroa y Marta estaban literalmente locas de remate, pero me hacían feliz. Nuestra ultima parada fue en la bolera, de ese mismo centro comercial, era como un ritual cada vez que salíamos de compras, nuestra propia manera de disipar el estrés de las horas metidas entre perchas, ropa y vestidores.

Ya después de hacer las compras necesarias y otras que no eran tanto, y jugar en la bolera, nos dirigimos a mi casa. Ambas me ayudaron a preparar la maleta con tanta parsimonia que parecía que fuese hecha para ellas. Al cabo de un rato apareció mi madre, que acabó de organizar la tarea que nosotras habíamos empezado.

Cuando acabemos ellas se dirigieron a sus respectivas casas, volviéndome a repetir que mañana estarían a primerisima hora para acompañarme a la estación de Sants, donde cogería mi AVE dirección Madrid, una nueva aventura completamente nueva. No tardó en aparecer mi padre, con el cual había tenido una discusión el día anterior. Solo le faltó verme mi cara con la me dirigía a él para saber que todo estaba bien, pero no pude evitar derramar unas cuantas lágrimas mientras que él me abrazaba indicándome que no pasaba nada, olvidado.

Mi madre no se esmeró en la comida esa noche y encargó una bandeja de Sushi a un establecimiento ubicado en Viladecans que los hacía riquísimos. Era nuestra ultima noche antes del viaje y mis padres querían pasar el mayor tiempo posible conmigo: maratón de pelis y juegos de mesa, a los cuales se unieron mi prima y mejor amigo, Olga y Adrián, que tampoco querían que me fuera sin pasar un tiempo con ellos. Este tipo de momentos hacia mucho que no los vivía, y realmente los echaba de menos. Hacia un año que lo único que hacía era encerrarme en mi habitación a estudiar como una loca y ni siquiera mis padres me veían, aunque vivíamos en la misma casa.

Sobre las 00:30 me dirigí a la cama, me puse el pijama y escribí en mi preciado diario las vivencias que tenía para escribir de hoy, las cuales eran muchas. No tardé demasiado en caer rendida, fruto del cansancio, mientras imaginaba como será mi vida en un nuevo sitio como Madrid.
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Quiero de paso pedir perdón por estos días de sequías. He tenido problemas personales, pero he sacado tiempo para poder escribir varios capítulos, mañana probablemente se viene maratón. Y quizás... Haya ya una aparición que seguro que estáis deseando!
De mientras, os dejo con este capítulo.
Espero que os guste, dadme vuestra opinión!
- MonMind

EL HILO ROJO (Aiteda) | MonMindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora