(Narra Aitana)
AITANAAAA - oí la voz de mi madre al otro lado de la puerta. Al cabo de unos minutos decidí que quizás era buena idea levantarme. De madrugada, cuando me caí rendida ante el cansancio, se me olvidó poner la alarma, así que no sabía realmente que hora era. Por suerte, me percaté que iba bien de tiempo en cuanto cogí el móvil para revisar si tenía algún mensaje.
Tenía un montón de mensajes de amigos de la facultad y familiares. La mayoría tenía el mismo motivo: desearme suerte y advertirme de los peligros que conllevaba vivir sola en una ciudad completamente nueva.
Todos los adultos parecían seguir un mismo protocolo, incluso mis padres, aunque ellos preferían combinarlo también con frases orgullosas por lo que estaba consiguiendo en mi primer año de carrera; todo el profesorado estaba orgulloso de mí y me había adaptado muy rápidamente a la dinámica de clases.Después de contestar a todos los mensajes decidí darme una ducha para poder despejarme un poco. Desayuné con mis padres y metí las últimas cosas que faltaban en la maleta, básicamente utensilios de higiene personal y maquillaje.
No tardaron en aparecer Marta y Naroa, las cuales habían respetado su promesa de estar estas últimas horas conmigo y acompañarme hasta la estación.El tren salía a las 14.25h y eran 3 horas de trayecto hasta llegar a Madrid, estaba asegurado que comería en el tren o en algún establecimiento de Sants. Finalmente, tanto mis padres, mis amigas y yo decidimos que la mejor idea sería ir a comer a un establecimiento de la estación, con la excusa de que probablemente la comida del tren no sería demasiado buena.
Llegamos allí sobre las 13.00h y nos pusimos en marcha con la tarea de buscar algún sitio para comer, finalmente, tal y como era de esperar, acabemos en un McDonald's, una vieja confiable: comida con servicio rápido y que sacia el hambre de una manera eficaz.Acabemos el protocolo con una despedida, llena de lágrimas y abrazos, antes de pasar los controles pertinentes. Me encontraba sola en el andén esperando a mi tren cuando se chocó contra mí una chica con pelo liso y un poco más alta que yo, aunque lo que más resaltaba en ella era su forma de vestir y sonrisa.
+ Buah, perdón, soy muy torpe, pero pensaba que llegaba tarde y yo...... - sonreí, no me importaba en absoluto el encontronazo que había tenido con esa chica, me recordaba un poco a Marta. Además, así podríamos pasar el tiempo hasta que llegase el AVE. - Me llamo Amaia, siempre voy un tanto despistada y con prisas. - No pasa nada, le contesté, me llamo Aitana, esta es mi maleta y me dirijo a Madrid a realizar un curso sobre Diseño este mes de Julio.....
No pude proseguir con mi monólogo de presentación, porque aquella chica con la que había tenido un encontronazo, había salido completamente disparada hacia el interior del AVE, parecía que no le importaba en absoluto lo que le estaba contando.
Yo también entré. Me costó unos diez minutos encontrar mi asiento, en ese momento me sentí un tanto inútil, por haber tardado un tiempo que podría haber aprovechado en leer un buen libro o repasar como se llegaba al hotel, el lugar que sería mi hogar para el próximo mes.Esas tres horas de viaje se pasaron rápidas. Aproveché para leer un rato 'Orgullo y Prejuicio' de Jane Austen y escribir en mi diario las aspiraciones que tenía para ese viaje. Los últimos diez minutos los aproveché para repasar, de nuevo, el trayecto que tenía hasta llegar al hotel: había trazado dos rutas posibles, una que incluía metro y andar un cuarto de hora y otra dos buses que me dejarían enfrente del hotel. Elegí la primera, ya que me parecía un plan menos descabellado y con menos margen de error que el segundo.
Salí de la estación de Atocha con la intención de encontrar rápidamente la estación de metro. Allí me compré un billete y aguanté la aglomeración de gente hasta bajar en mi parada, Buenos Aires. Y tardé 15 minutos exactos en encontrarme delante de la fachada del hotel. El personal me recibió con una sonrisa y fue bastante amable conmigo, las opiniones de internet eran ciertas, el personal te hace sentir como en casa. Un chico empleado de ese hotel subió mi equipaje por el ascensor y cuando lleguemos a la puerta de mi habitación me extendió las llaves. Si necesitas cualquier cosa llama por el telefonillo que hay en la mesita de la habitación, disfruta de la estancia - añadió antes de desaparecer por las escaleras del final de pasillo.
Abrí la puerta, dejé la maleta y me estiré en la cama. Por fin en Madrid, nuevas aventuras y experiencias. Deseando empezar.
-
-
-
-
Primer capítulo de la maratón de hoy.
Espero que os guste y sobretodo, dejad vuestra opinión, para mí es importante.
ESTÁS LEYENDO
EL HILO ROJO (Aiteda) | MonMind
FanficMuchas veces nos hemos parado a pensar en como hubiera sido nuestra vida, que habría pasado en el caso que no hubiera ocurrido ciertas circunstancias que provocaron un resultado final. En esto se basa esta historia, mi propia perspectiva de la vida...