Cadena Lugares: Universidad.

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De acuerdo, nada de aquel día iba bien encaminado. Por comenzar había tropezado con la mesa del café, en su apresurado desplazamiento hacia el baño. Luego se había derramado el café sobre la notebook con su trabajo listo para presentar y por último, había olvidado las llaves dentro de su departamento.

Salió refunfuñando como infinidad de veces, aunque el fuera un respetable alumno de segundo año, lograba ser una persona de muy poca paciencia y de temperamento inestable.

Se negaba a seguir pateando la puerta de su habitación, seguir haciendo el ridículo delante de los demás inquilinos del edificio universitario, no era algo que tuviera como meta en ese año. Sin embargo, al virar la cabeza hacía alguna que otra de esos rostros curiosos, él respondía con alguna blasfemia o tal vez un pequeño insulto, luego de una venganza mordaz.

Aunque Nishio Nikishi tuviera un carácter tan duro como una roca fósil, tenía un lado más blando que el pudin de vainilla.

Porque al escuchar cientos de murmullos esparcirse por el corredor, lo único que pudo hacer fue correr su mirada ante su curiosidad y ver una destellante mirada. Una sonrisa de lado y un "olvidaste tus llaves de nuevo", le habían vuelto la calma.

Por consecuencia el sonido de unos cuentos metales, resonó por el lugar ya que la dueña de la destellante mirada había alzado su mano izquierda y le había lanzado el manojo de llaves. Nishio bajó la mirada algo avergonzado y escuchó algún que otro susurro burlándose de su incapacidad de la responsabilidad. Algo como "Vamos... tiene que venir su noviecita a traerle sus llaves, eso es patético". Él reaccionó ante lo escuchado y por poco se lanza sobre la simpleza de la humanidad en persona.

Mas la mano firme sobre su hombro lo hizo recapacitar, suspirar para luego asentir.

Cada quien volvió a lo suyo y las risitas no han de faltar en su proceso. Pero había algo que se expandía en su interior cada vez que ella venía en su rescate. Porque concluía que por más pequeño que fuese el inconveniente, el resultaba ser un inútil para ese tipo de pequeñeces que lograban arruinarle la vida por momentos, entonces estaba ella sonriéndole gratuitamente y extendiéndole una mano, invitándolo a proseguir o tal vez le ofrecía un hombro para calmar otras cuestiones que no eran difíciles de tratar con un ser tan diferente y especial como Kimi.


Gracias por leer♥

Spero. [ilusión]Where stories live. Discover now