Cadena Lugares: Hospital.

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Sus pasos resonaban por lo extenso de los corredores, recubiertos de mármol blanco, estéril, etéreo, frío. Sus zapatos negros contrastaban con lo blanco de sus tobillos, aún así a ella le gustara tener esos contrastes en su vida.

Buscaba de cualquier manera, equilibrarse, mantenerse, proseguir con equidad en sus decisiones, aun si estas estuvieran decayendo por el lado de la debilidad espontanea.

Un efímero pensamiento se implantó en su mente y tal como una niña pequeña encerrada en un frasco adulto, deseó todo lo contrario.

Porque nadie lo encontraba a él y ella estaba a punto de la desesperación.

La ansiedad se fundía en sus nervios centrales y los espasmos eran definitivos. Sus pupilas se movían con temor cada vez que se veía inserta en una nueva habitación de aquella institución hospitalaria, cárcel de las almas en pena, víctimas de negligencias acalladas por la corrupción humana.

Ella susurraba encantos mágicos que nunca tendrían efecto, no sin el "ave as corpus", no había materia a la cual reclamar, faltaba ese básico elemento, para caer en la perdición o sentirse realmente dichosa de ser escuchada por algún dios de turno.

Viró la cabeza hacía la derecha y hacía la izquierda, ese lugar era un completo laberinto fantasmagórico e irrisoriamente no había escape alguno. Su búsqueda no cesaría hasta hallarlo, porque él era mucho más fuerte que ella y en esos cientos de cuerpos, ninguno había llevado su nombre grabado en el uniforme gris, insulso, carente de brillo, de vida.

Entonces volvía a revolver planillas repletas de nombres, sin sentido a sus ojos, la visión difuminada no ayudaba mucho a la causa y a medida que transcurría el tiempo, sus latidos parecían ser más pesados que la densidad del mercurio de los termómetros de vidrio.

Él debía de estar bien. Eso quería creer y no caer en la devastación oscura.

Él estará bien. Se repetía a cada segundo antes de volver a llorar desconsoladamente con las piernas muy cansadas y el cuerpo lesionado a razón de la ardua batalla.

—Amón, por favor.

 Se oía a plegaría pero extrañamente imperante, ella lo pedía desde el fondo de su corazón.

Los días pasaron y el recuerdo de un nombre se le viene a la mente cada vez que llega del trabajo. Y un rostro sonriéndole de lado, se aleja en medio de la adversidad.

Spero. [ilusión]Where stories live. Discover now