Capítulo 5

81 3 0
                                    

Odio lo de levantarse temprano para ir al instituto, pero hoy tenía ganas de ver la cara a Jack, bueno mejor dicho de liarme con Jacob delante de Jack. ¿No quería que me olvidara de él? Pues eso haré, bueno yo ya lo había hecho, o eso creía. Me da igual que mi hermano, Jay o quien sea se enteren, me da igual todo porque si, por que puedo y por qué quiero.
Me visto, me recojo el pelo con un moño y cojo la mochila. Veo a Zack, pero este me mira como si hubiese matado a alguien.

- Hermanito, ¿qué te pasa? - dije saltándole por la espalda, pero no me contesta. Empezamos mal el día. Decido dejarle con su mal humor y voy a la cocina a desayunar. Se supone que mis padres llegan hoy por la noche de su escapada romántica. Bueno mi madre se irá mañana por la mañana a New York para una negociación de no sé qué cosa de su trabajo y mi padre se va al día siguiente a París con secretaria para inspirarse para su próximo spot publicitario. Conclusión, que seguiré teniendo casa libre. Otra conclusión, que Jacob se pasará la mayor parte del tiempo en mi casa, bueno mejor dicho en mi habitación y en la piscina y todo en el cuarto de baño dándonos una buena ducha. Eso me suena muy bien, lo pondré a cabo.

Escucho el sonido de la puerta de casa cerrarse. Zack se había ido. Se había ido sin mí al instituto. ¿Qué cojones le pasa? ¿A caso le he hecho algo? Joder, este chico cada día está más y más raro. Llamo a Samantha para ir juntas al instituto, a estas horas un tiene que estar vistiéndose. Efectivamente, quedamos en que pasaré a buscarla dentro de cinco minutos. Vive en la casa de enfrente así que aún tengo tiempo para acabar de arreglarme un poco el pelo e ir a buscarla.

Se que solo han pasado unos cinco días desde que no nos poníamos al día, pero teníamos muchas cosas de las que hablar. Le conté lo que me pasó con Jack, lo que hice con Jacob y lo gilipollas que estaba mi hermano esta mañana. Ella me contó que había conocido un chico en el Templo. El Templo es el mejor local que existe. Bueno como explicarlo, son dos salas. La primera es más tipo bar con billar y dardos y la otra sala que es mucho más grande hay unos cinco carriles de bolos y unos cincuenta tipos de juegos arcade diferentes, por no mencionar las quince colchonetas elásticas. Lo mejor de todo es que están insonorizadas. Que quiere decir eso, que puedes estar en el bar tomándote un café que no escucharas en ningún momento ningún niño jugar. Otro punto a favor de eso es que está prohibida la entrada a niños menores de doce años. La razón es muy simple ya tienen ellos un sitio donde jugar y destrozarlo todo, así que crearon el templo para que la juventud no tuviera que aguantar a niños pequeños amargando a los niños grandes. Lo siento si parezco una mala persona, pero entender que, si estas matando zombis no te interesa escuchar a un niño pequeño llorando porque no le dejan jugar a más cosas, o que cada dos por tres te choques con algún enano porque corren y corren y no se fijan en nada más o sí y también de que no valoran nada y rompen muchas cosas y cómo estas razones me podría pasar todo el día diciendo más. Además, que es como un sitio solo de nosotros nada más. Tenemos derecho a tener un sitio así.

Me explicó que lo conoció de casualidad, en resumen, le tiró una coca cola encima, ella le chilló como una loca hasta que levantó la vista y vio que estaba muy bueno. Se ve que es nuevo en el pueblo y no conoce muy bien las calles ni nada por el estilo y ella se ofreció hacerle un tour a cambio de una disculpa y un helado. Él aceptó sin dudarlo y han quedado el viernes, la vendrá a buscar al instituto en su coche, cosa que me dará oportunidad de ver si es tan guapo como dice y darle el visto bueno.

Cuando llegamos al instituto me encontré a Jacob sentado en un banco con los auriculares puestos y haciendo ver que escuchaba a un chico que le estaba hablando. Le dije a Samantha de acercarnos hacia él, se notaba desde lejos que no le interesaba nada lo que le estaba contando ese chaval. Cuando llegamos nos sonrió, saludo a mi amiga y cuando me fue a dar dos besos le besé. No me lo pensé dos veces, vi la oportunidad y me lancé. Jacob me siguió el beso obviamente, pero cuando nos apartamos me miro con cara de circunstancia. Sabía que si se lo explicaba lo entendería, le daría un poco de rabia, pero lo comprendería. Vi que mi hermano y sus amigos me miraban como si fuese un monstruo, pero ellos son los menos indicados para juzgarme. Bueno me di cuenta de que nos miraba mucha gente, miré a Jacob y le sonreí.

Diario de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora