Estar juntos.

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Chūya no lo pensó dos veces, antes de salir corriendo hacia el puerto.

Donde el menor estaba a punto de viajar para eliminar a los enemigos de Port.Mafia.

Reviso una vez más su reloj. 5:15pm; no le quedaba mucho tiempo. —... Akutagawa — susurro. — Espérame — comenzó a correr más rápido.

No iba a dejar que se fuera, no sin antes haber hablado con él incluso si eso significaba infiltrarse en un barco en movimiento y secuestrar el barco. Estaba dispuesto a dar todo por el menor.

Al llegar al puerto, volteo a todos lados con desesperación en busca del azabache, revisó una vez más su reloj 5:35pm. Había llegado, sí. Pero había llegado tarde.

Aun así decidió seguir buscando adentrándose más en el puerto, viendo a todos lados.

Comenzó a maldecir por no dar con el menor y si ¿ya se había ido? Y de verdad había llegado tarde ¿aguantaría esperar dos años para volver a verlo? ¿Lo seguiría amando? ¿Akutagawa también lo seguiría amando? Sacudió su cabeza despejándose de esas dudas, mirando al lado izquierdo para después ver al lado derecho deteniendo su caminar al ver ese abrigo negro largo. — ¡Akutagawa! — Grito, haciendo voltear al menor.

—... Chūya-san. — Susurro, el pelirrojo se acercó con pasos fuertes y decisivos hasta llegar al frente de él. — Yo no esperaba verlo aquí — volvió a susurrar queriendo alejarse del mayor.

— Ni te se ocurra alejarte aunque sea un centímetro. — Amenazo — ¿es cierto lo que dijiste en la carta o solo lo hacías para burlarte de mí?—

— ¿Y usted, Chūya-san es cierto lo que dijo?— Evadió la pregunta, respondiendo con otra.

— ¿Si contestó, tú contestarás? — El azabache asintió. — Bien. — Jalando del abrigo del menor atrayéndolo hacia él unió sus labios con los contrarios. —Me gustas, Akutagawa — dijo separándose de él.

El menor no pudo evitar sonrojarse fuertemente. —... También me gusta, Chūya-san—. Murmuro, mirando a otro lado.

Chūya sonriendo abrazo al menor levantándolo levemente, daba gracias a Dios que el menor no pesara casi nada. Pero a la vez le preocupaba.

—Entonces — separándose del pelirrojo, mirándolo a los ojos fijamente. — ¿Qué somos? Chūya-san. —

— Lo que tú quieras que seamos— respondió. Besando la mano del contrario...

ATT: Autora.
PD: Ambos vivieron feliz por siempre, fin.

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¡Hola! Estoy feliz de haber terminado este fic, y también espero que ustedes lo hayan disfrutado tanto como yo escribiéndolo.

Quiero saber su humilde oponiendo, así pongan en los comentarios que les pareció.

Sin más me despido, hasta la próxima amigos (^v^)

Sayonara, minna.

Cartas Para El Novato. (ChuuAku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora