j e a l o u s

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—¿Otra vez vas a fastidiar a Sanggyun y a Donghan? —pregunta Longguo, sin tacto, como de costumbre.

—¿Por qué me sigues? —pregunta Kenta molesto y Longguo rie bajito.

—No tengo nada mejor que hacer.

—No voy a molestar a nadie, solo quiero saber cómo está Sanggyun —murmura el príncipe y Longguo levanta una ceja.

—Pues si aún no han salido de la biblioteca supongo que está igual que hace un par de horas cuando fuiste a preguntar lo mismo. Déjalos solos, necesitan su tiempo a solas, tiempo de Donghan y Sanggyun.

Definitivamente Kenta agradecería mucho si Hyunbin o Shihyun aparecen de la nada justo en ese momento para atormentar a Longguo como de costumbre, pero nada, ni siquiera aparece algún gato para que se distraiga y deje de molestarlo.

—¿De qué hablas? Ellos están trabajando —remarca y Longguo se apega a él para susurrarle directo a la oreja.

—¿Aún así vas a fastidiar?

Los pasos de Kenta se aceleran y deja por fin detrás a Longguo que camina lentamente escondiendo sus sonrisa detrás de su mano porque según él Kenta no tiene remedio alguno.

El príncipe llega a las puertas de la biblioteca del ala norte del castillo pero no entra completamente, se asoma para no ser visto y para saciar su curiosidad tonta. Lo primero que ve es a Donghan mirando a Sanggyun de esa manera especial que guarda solo para él, realmente le pone todo su corazón a esa mirada, por su parte Sanggyun se encuentra hablando sobre Gales, sobre uno de sus viajes, Kenta ha escuchado sobre ese viaje pero el explorador no lo cuenta como se lo contó a él, habla más formal, como si se tratara de una exposición y suelta datos en vez de exponer las cosas de una forma más sentimental, aunque conserva una gran sonrisa en el rostro.

Cuando Sanggyun termina de hablar Donghan le da un par de aplausos y le sonríe tiernamente por lo que a Kenta decide entrar en ese momento, tiene que hacerlo.

—¡Hey, chicos! —les llama de forma chillona—, ¿cómo están? ¿no están cansados?

El príncipe capta la sonrisa de medio lado que hace Donghan mientras ve la mesa donde tiene sus manos apoyadas, ¿le da risa lo que preguntó o él?

—Estamos bien príncipe Kenta, acabamos de terminar los últimos detalles de nuestras clases, mi Sanggyun acaba de hablar sobre Gales para que le de mi opinión de si así debe presentarse ante los niños, aún no se la digo pero es que lo hizo excelente, lo sabe, estaba confiado, no hace falta ponerlo en palabras.

La felicidad que siente Kenta por Sanggyun es innegable pero en su estómago siente un pequeño pinchazo.

—De verdad adoro este pequeño proyecto solidario, sé que solo será una semana en donde le hablaremos en la escuela a los niños del reino sobre otros países y otros reinos, pero de verdad siento que estoy haciendo algo genial, me gusta hablar de mis viajes y enseñar por una buena razón no está mal y lo haré con Donghannie.

La forma que tiene Sanggyun de hablar de las cosas cuando está sinceramente emocionado es lo más precioso y Kenta adora eso, sobre todo cuando Sanggyun no había estado en sus mejores días últimamente, estando un poco decaído y disperso por aquí y por allá, Kenta adora ver como la alegría lo invade otra vez. Pero el príncipe odia como aún así, con una vista tan hermosa, en su propio pequeño cuerpo hay espacio para un sentimiento que le pincha como una aguja, uno que está porque él lo permite porque es débil.

Kenta no es ningún animalito de matadero y dentro de él deja que a veces nazcan cosas malas, cosas que podría controlar, cosas muy diferentes a la sensación de que le provoca su cerebro. Kenta no es completamente bueno por más que lo intente y no intenta con suficiente fuerza en ocasiones.

Our Kingdom ; Kenggyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora