Prólogo

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Año 1857. Chicago

Asher Allen se encontraba corriendo bajo la lluvia. Hace tan sólo unos minutos el prometido de su hermana mayor, había atacado a todos de una manera inhumana.

Después de celebrar por quinta ocasión su compromiso, Nicolás, sorprendió a todos mordiendo el cuello de Jacinta; dejando a la inocente hermana de Asher sin cabeza. Todos los invitados corrían aterrados, algunos no podían debido a la náuseas que los habían invadido por tanto alcohol y la espantosa escena. Fueron pocas las personas que consiguieron huir, el resto fue víctima de Nicolás; incluida la familia de su supuesta amada, a excepción de Asher, que gracias a su madre consiguió escapar.
- ¿Qué sucede, madre?
- No te asustes, querido. Sé que sobrevivirás, necesito que tomes esto y huyas. - la sra. Allen tendió ante su hijo un pequeño frasco con un líquido rojo.- Por favor, no hables con nadie al respecto. Toma el carruaje y no vuelvas jamás, después de esta noche ya no quedará nada para ti.
- ¿Qué? ¿De qué hablas? Escapemos juntos de este demente y vayamos con la ley. - Asher, un joven de tan sólo 19 años, tiraba del brazo de su madre para poder salir del escondite.
Su madre, soltando en llanto lo abrazó y apretó sus mejillas.- Querido Asher, yo ya estoy pérdida, como toda nuestra familia. Yo permití que ese demonio entrara a nuestra casa y aún sabiendo lo que era, le entregué a mi hija. No puedo hacer eso contigo. Por favor, promete que harás lo que te dije. En el carruaje hay alguien que puede ayudarte. Olvidanos y sigue tu vida. - depositó un dulce beso sobre la frente de su amado hijo y lo empujó hacia la fría calle, obligándolo a cumplir su promesa.
Asher protestó por unos momentos y sin más opción siguió la orden de su madre, diciéndose así mismo que cumpliría la promesa.
En el carruaje se encontró con una vieja amiga de la familia, quién sin pensarlo puso a los caballos a galopar, mientras le explicaba a Asher el plan de su madre.
- Nicolás te buscará y te matará. No creas que has conseguido huir de verdad. Es por eso que debes beber la sangre que tu madre te ha dado.
- Amanda, no puedo. Hablas de sangre, no soy un lunático como Nicolás. Quiero entender lo que sucedió, porque parece ser que soy el único que no está enterado de nada.
- Haz lo que te digo, Asher. Mañana, cuando esto haya terminado, busca cómo ir a Texas; ahí alguien te explicará todo. Pero por favor, sólo muévete durante la noche, en el día busca dónde refugiarte.
Asher, aterrado por la situación y triste por su madre, tomó el valor necesario y bebió del frasco. Tratando de no vomitar, miró a Amanda y no pudo evitar llorar.

Fragmentada Por La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora