*Narra Teo*
Despierto repentinamente, diviso mi celular vibrando y emanando un ruido insoportable ¿por qué no lo apago cuando me voy a dormir? Supongo que hay cosas que no se aprenden nunca...
¿Quién es? ¿Otra vez, Sebastián? Me invade la idea de colgar y seguir durmiendo, sin embargo, si me está llamando a las ocho y media un sábado, supongo que es importante.
-Hola, ¿estabas despierto?- Noto un tono burlón. Me conoce y sabe que antes de las diez no me despierto nunca.
-Sabés que sí, me levanté a las seis para dar tres vueltas por la 9 de Julio y recién acabo de llegar a casa. Si me notás voz de dormido es por el cansancio-
-Lamento arruinar tu profundo sueño- No hubieses llamado -pero acaba de llamar la señora Bonaventura, estaba desesperada, dijo que nos necesita urgentemente, a vos y a mí-
-¿A mí?-
-Si, dijo "que venga ese tal Teo también"-
Que extraño, quizás es porque estoy dormido, pero que me pida específicamente a mí y con esas palabras solo me hace pensar que algo raro pasó. Estoy desconcertado. Ya hemos trabajado con ella y esta es la primera vez que pasa esto.
-Voy para allá, en media hora estoy-
-Ok, nos vemos-
Me dirijo hacia el baño, prendo la ducha y me sumerjo en aquella agua casi hirviendo con Crimen como ambientación.
Mientras el agua golpea mi nuca, pienso. Pienso en que ayer me olvidé de ir a comprar al super y me recuerdo a mí mismo que debo ir hoy, aunque sé que me terminaré olvidando, debería anotarlo.
Mi baño termina a la par que la canción."Y otro crimen quedará... sin resolver"
Siempre me incomodó esa parte. Desde que la escuché juré que haría justicia por Cerati y no dejaría ningún crimen sin resolver, tal vez por eso me gusta tanto ser detective. Suena ridículo, lo sé. Pero así soy.
La idea de empezar un sábado con trabajo no me emociona demasiado, pero bueno, esos botines nuevos no se van a comprar solos.
Ya vestido, salgo de mi departamento. De aquí a la comisaría hay unos pocos minutos caminando. Es lindo caminar, me ayuda a pensar. Es un momento en donde estoy conmigo mismo.
Llego a mi destino. Otro día más en la oficina, lo disfruto la verdad. Me alegro de estar aquí de nuevo.
Saludo al personal y me dirijo a la oficina del jefe.
Ahí estaba Sebastián, sentado en una silla revisando unos papeles. Lo conozco hace mucho tiempo, desde que comencé a trabajar aquí, a los 17 años.
-Llegaste rápido-
Se levanta y viene a saludarme cordialmente. Es alto, robusto, ojos café y conserva un pelo bien cuidado, aunque, en este caso, está despeinado. Raro en él.
Me cae bien, su personalidad y pensamientos se adecuan bien con los míos. A pesar de tener 10 años más que yo, tenemos cierta compatibilidad como compañeros de trabajo.
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El caso del Motel
Misterio / SuspensoEsta historia trata sobre dos increíbles detectives, Teo y María. Dos jóvenes que poseen una capacidad imprecionante para resolver crímenes. Ante ellos se presentará el que, probablemente sea, el caso más difícil de sus vidas. ¿Podrán resolverlo?