1: Boo Seungkwan

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(Boo Prov)

Sentí dos o tres movimientos bruscos dentro de mi vientre que me obligan a despertar y a retorcerme de dolor.
- ¡Auch! -Aúllo, intentando inhalar y exhalar como me habían enseñado para soportar la contracción en medio de la noche. -¡Maldito Chwe Hansol! - Maldigo con los dientes apretados al maldito imbécil que no usó un jodido condón y terminó dentro de mí. Ahora, las consecuencias de esa noche tienen ocho meses, y él y yo un par de anillos en nuestros dedos.

Estoy gordo, como una vaca o una ballena. Sí, muy gordo ¿Por qué?
Porque dejé que me jodan el culo.
Maldigo una vez más la noche aquella repleta de alcohol. La maldigo una y otra vez.

Siento como Hansol, ahora con cabello castaño oscuro, se mueve a mi lado.

Su sueño tiende a ser muy ligero, en especial cuando llega pésimo humor, como la noche anterior.

-¡Maldición, Boo! -Grita, dándose la vuelta bruscamente, dándome la espalda -¡Duérmete!
Estoy agotado y quiero dormir en paz por una vez.

Mierda, rayos, jodido, maldición y maldito eran algunas de las palabras que compartíamos como aspecto en común, pues las decíamos cada vez que abríamos la boca o pensábamos en el otro.

Quise pegarle una bofetada. Él tenía cero tolerancia conmigo. El muy maldito no sabía que era atravesar dolores abismales en la espalda, la hinchazón en los pies, el tener que arrastrase al baño para llegar a tiempo y no hacerse pipí en la ropa.

Pero me recuerdo que es él quien da el sustento, así como un futuro a nuestro hijo.

Afortunadamente la contracción pasa, pero las ganas de ir al baño vienen. Me pongo de pie lo más silencioso que pude, pero... Oído fino Vernon me escuchó.

-¡Mierda, Seungkwan! ¿Qué no entiendes que quiero dormir? -Grita con fuerza, furioso, tanto que hizo saltar a nuestro bebé, provocando que me dé una fuerte patada en el centro del estómago.

-¡Argh! -Grito, retorciéndome de dolor sobre la cama, llevando mis piernas a cada lado de mis caderas, haciéndome pequeño.

Duele, duele como la misma mierda.

Ni en un momento así podía dejar de maldecir. Todo era mierda y más mierda.

Pero mis gritos y mi dolor causan efecto de inmediato. Hansol se despierta y se sienta derecho en un segundo. Sus ojos perdieron su rasgo asiático. Está asustado, pero no entiende que es todo por su culpa.

Desde un principio nuestro matrimonio estuvo mal. Jamás debió de haber sucedido. Hansol y yo no nos tenemos niel más mínimo aprecio. Lo nuestro fue sólo un momento de alcohol, calentura y buscar al otro para bajar la erección que teníamos.

-¿Boo? ¿Qué está mal?

Inhalo y exhalo. Inhalo y exhalo.
-creo que...- Dios, duele horrores. ¿Esto es el parto?- Va a nacer- completo con esfuerzo- Me golpeó muy fuerte al oírte gritar... Ufff... duele... ¡Ah! -Levo las manos a mi vientre, sujetándolo como si estuviera a punto de romperse.

Hasta ese momento, ninguna contracción había sido tan fuerte.
-Hospital- Logró decirle.

Sé que ya lo dije, pero Chwe Hansol es un maldito imbécil. Se quedó ahí, sentado, mirándome en estado de shock. No fue hasta que volví a retorcerme por una nueva contracción que reaccionó.

-¡El bolso! ¿Dónde está el bolso, Seungkwan?

¿¡Cómo demonios hacía para preocuparse por el bolso en vez de mí!?

Inhalo y exhalo y sigo sujetando mi vientre. Los dolores empezaban a extenderse a mi espalda, volviéndose insoportable.

-Placar-Le digo como puedo, con los dientes apretados.-Vernon...- se detuvo y prestó atención. Es la primera vez que le llamo por su nombre sin un maldito, estúpido u otra palabra. -¿Vas a estar conmigo?

Nuestro matrimonio era un desastre. Vernon me culpaba de haberle cortado todo futuro y yo por haberme llenado de su semilla. Sin embargo, no podía negar que a medida que mi vientre fue creciendo, empecé a agarrarle cariño a mi pequeño no nacido. Cuando empecé a distinguir su imagen en las ecografías, cuando me comunicaron que sería un varón, al fin entendí que había hecho lo correcto dejándolo crecer, pero ello no mejoraba nada mi relación con mi esposo. Yo estaba prácticamente solo.

En los seis meses de casados que llevábamos, ni siquiera nos habíamos tocado, tampoco hubo visitas juntos a los controles, no muestras de cariño, nada. Las noches que tenía un antojo, me levantaba por mis propios medios y caminaba hasta encontrar un local abierto para aquello que el bebé exigía.

Como dije antes, estaba solo, casado pero solo. Pero nuestro hijo no se merecía eso, él no tenía que sufrir por las mierdas de sus padres. Hansol tenía que estar ahí.

-Yo... -Por favor, rogué en silencio.-No lo creo...

Y la patada que sentí en ese preciso instante fue la más fuerte, al igual que mi grito y el dolor por el que atravesaba.

•••

No me imaginaba a Vernon siendo así con el lindo Boo. 💖

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·Parents· Adaptación · VERKWAN·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora