El Renacer De Un Omega

Progolo (Editado)

 Prologo.

"Todo ser viviente tiene múltiples reencarnaciones de sí mismo, tan idénticas, pero a la vez tan diferentes, con destinos igual u opuestos, tu solo debes saber cuándo renacer".

Hola, ¿Cómo están?, déjenme presentarme, mi nombre es: Tomás Gushiken, actualmente vivo en París, exactamente en Francia, tengo 21 años, nacido, y criado en una maravillosa familia Japonesa tradicional, aunque claro con ciertos toques modernos, a la que por cierto amo con todo mi ser, y a pesar de mi nacimiento en Japón, soy un Omega en extremo particular, y la verdad es que me encantaría contarles... Lo que era mi vida antes de todo lo ocurrido.

Aunque claro antes que nada debo empezar por mi singular apariencia, yo, al ser un Omega, soy de estatura baja, aunque.... Un poco más que el promedio puede decirse, a pesar de mi baja estatura soy delgado, aun así mi cuerpo posee una cierta variedad de curvas sumamente delicadas, junto con unas voluptuosas piernas, y redondo trasero, aunque eso no es importante ahora... Mi cabello les diré, que desde siempre ha sido de una tabla particular de colores, que a más de uno le ha causado impresión, y hasta podría decirse que... Envidia, la verdad no estoy del todo seguro, en Japón se dejan llevar demasiado por la apariencia, por lo cual debes ser todo lo que ellos ven como "Perfección" o lo que yo considero como "Falsedad", la verdad es que yo no cumplía con las expectativas de la sociedad, siendo el Omega más particular, y único de todos los demás.

Desde que tengo memoria siempre he utilizado el cabello largo, hasta el punto en donde puedo hacerme pasar por una chica, la razón es porque de verdad me encanta la tonalidad de mi cabello, puesto a que es de un agradable castaño, y en las puntas un terracota rojizo, la mayoría de las veces lo dejaba suelto dejándolo caer libremente por mis hombros.

Les diré que al momento de entrar a la secundaria a mis muy cortos 10 años de edad sucedió lo que puede considerarse como lo "Inevitable", y eso respondía al nombre del Bullyng, desde el momento en que pise mi nueva aula de clases empezó el caos, al principio solía recibir unos comentarios.... Sumamente ofensivos sobre mi apariencia un tanto femenina, aunque no era mal de morir, por esa razón simplemente los ignoraba.

Pero con el pasar del tiempo poco a poco todo fue empeorando progresivamente, hasta llegar al punto donde los abusos se volvieron físicos, todo comenzó por un leve empujón, y para cuando me doy cuenta estoy tirado en el frio suelo retorciéndome del dolor, desde ese día las brutales golpizas propinadas por mis compañeros Alfas se hicieron algo normal en mi día a día, claro que tampoco faltaban las Omegas envidiosas que me odiaban, y disfrutaban el verme sufrir, todo hasta el punto en que con un par de tijeras cortaron mi hermoso cabello dejándolo horrible, ese día tuve que ir a la peluquería por un nuevo corte, y para cuando regrese a casa me encerré en mi habitación sin decir ni una palabra a mis padres, para simplemente rompen en llanto por toda esa noche, hasta la mañana siguiente, donde nuevamente fui a la secundaria con la mayor de las vergüenzas, a pesar de todo la buena suerte se apegó a mí, y gracias a ello mi cabello creció rápido, más fuerte, y hermoso que antes, junto con el gran par de ojos de un particular vino tinto que poseía, podría decirse que en ese momento parecía ser una tierna Omega de talla pequeña, cosa que por un tiempo me llego a causar gracia, debido a las miradas de las demás personas que no sabían que en realidad era un chico, si hubiese tenido que describirme en ese momento, sería algo como: Soy un chico de apariencia algo femenina que no tiene comparación con una chica real, y tipo "A" en jugar el papel de chico invisible, eso en términos básicos era lo que me definía como persona.

Poco a poco debido a los abusos sufridos me volví tímido, inseguro, callado, retraído.... Extraño, durante mis primeros meses me fue imposible hacer amigos, y todo por culpa del horrible rumor de que me travestía públicamente, este se esparció por toda la institución ganando que todos se alejaran aún más de mí, con la excusa de que debían cuidar su propia imagen para tener una buena vida, ya poco me importaba el estar en solitario, pues ya se me había hecho costumbre, lo único que me quedaba hacer era seguir mi camino ignorando todo lo que ocurría a mi alrededor para seguir adelante, y graduarme antes que los demás, aunque claro no está demás el intentar que las palizas sean menos duras, por ende comencé a utilizar gorros de lana para intentar esconder mi cabello, también utilizaba los lentes de pasta gruesa que me ayudaban a ver para ocultar mis ojos, gracias a eso, y a la satisfacción que les causaba el ver que lograban su objetivo las golpizas bajaron su nivel, también agradezco el hecho de que nunca se atrevieron a abusarme sexualmente, aun no entiendo por qué no lo hicieron, pero me les estoy muy agradecido por ello.