Capítulo 1

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El aroma a velas e incienso inunda la sala. La mezcla del humo aromático y el del cigarro de Mel generan una neblina espesa que se extiende por todas partes.
El tejido aterciopelado del viejo sofá me hace cosquillas en las piernas y las múltiples luces de neón iluminan todos y cada uno de los rincones dándole toda una gama de colores a los pósters de las paredes.

     -Deberíamos pedir una pizza, estoy hambrienta- Mel se levanta y comprueba con nuestra mirada que estemos de acuerdo y acto seguido se dirige hacia el teléfono.

Tom y yo nos quedamos a solas y antes de que la situación se vuelva incómoda Tom empieza a hablar.

     -Tu habitación mola mucho- me dice- ¿Dónde conseguistes el póster de Pulp Fiction?

     -Lo compré por Internet, como la mayoría de las cosas que tengo.

Lo observa impresionado y continúa interrogándome.

     -¿Qué piensas hacer el año que viene?

     -He decidido hacer un bachillerato artístico.

     -Suena muy guay, seréis pocos así que la clase estará tranquila.

     -Eso espero...

     -¡¿QUESO O PEPPERONNI!?- Grita Mel desde la otra punta de la casa.

     -¿Y tú qué vas a hacer? -Le pregunto curiosa- Algo relacionado con la tecnología, ¿cierto?

     -Sí, eso me gustaría. Había pensado en una ingeniería de alguna cosa que me llame la atención. La verdad es que todavía no lo tengo muy claro. -Se agacha a apagar el cigarrillo que Mel había dejado encencido y tras un breve silencio prosigue- Por cierto, estoy saliendo con Ginna Bradshaw, la de cuarto curso. 

     -¡Qué dices!¿En serio? Pero si siempre pasaba de ti.

     -Lo sé pero desde que me quitaron el aparato y me puse lentillas me he vuelto todo un imán para las mujeres. -me sonríe fanfarrón-  las atraigo sin siquiera pretenderlo, ¿Sientes el poder de la seducción cariño? -bromea.

Levanto una ceja- oh sí, que todos los padres de Nashville encierren a sus hijas con llave porque aquí llega el terror de las nenas.- Ambos reímos como en los viejos tiempos- Ginna es una chica con suerte.

Mel irrumpe en la sala alterada.

-¡Si en veinte minutos no han traído la pizza saldrá gratis! -exclama efusivamente.

Me río y ruedo mis ojos, siempre está con la misma historia y al final nunca consigue ninguna gratis.
Me incorporo del sofá y atravieso la sala bajo las luces azules y violetas y me encamino hacia el baño. Cierro la puerta y me observo en el espejo. Tengo aspecto cansado y mi maquillaje ya es inexistente. Llevo puesta una sudadera que dice "If you can't fall in love just fall asleep" con una falda negra y mis ya clásicas botas negras de emo de los 90's. Hace demasiado calor así que me recojo el pelo en un moño despeinado y salgo del lavabo cuando me encuentro una cara triste y enfurruñada.

     -Ya han traído la pizza -Mel abre la caja decepcionada mientras Tom y yo no podemos aguantarnos la risa, cosa que la enfada todavía más.

     -Ya han traído la pizza -Mel abre la caja decepcionada mientras Tom y yo no podemos aguantarnos la risa, cosa que la enfada todavía más

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Estamos sentados en un puff negro en el suelo cenando y poniéndonos al día después de todo el verano separados.

     -Y bien Kass, ¿Algún romance de verano?

Ruedo mis ojos cansada de la misma pregunta de siempre.

     -Veamos, conocí a un chico que jugaba a fútbol por postureo, que no paraba de beber montones de cervezas y que llevaba una camiseta de Nirvana pensándose que era una marca de ropa, yo obviamente caí rendida a sus pies así que el mes pasado nos casamos, ¿como lo ves?

Tom suelta una carcajada mientras que Mel me mira seria.

     -No todos los chicos son así, hay algunos que tienen cerebro.

     -Te doy cinco pavos si me chivas donde se esconden.

     -Eres demasiado negativa, algún día lo encontrarás.

     -Si tu lo dices... de todas formas me gusta estar sola.

Mel me mira un poco incrédula. Ella se ha criado en una familia muy conservadora, vive en la casa de pin y pon y ella en si parece toda una muñeca barbie con su suéter rosa y su falda blanca minuciosamente planchada. No voy a negar que es hermosa, su pelo rubio liso cae en cascada hasta su cuello y sus ojos verdes enmarcan su carita rendonda y sin imperfecciones.

Ella y yo somos como el Yin y el Yan, yo soy alta y esbelta, con el pelo negro como el carbón que casi me llega hasta la cintura con una mecha roja que se enrosca en mis tirabuzones. A mí me gusta un estilo más grunge y menos básico como el suyo y así con todo lo demás. Ella suele escuchar música mucho más comercial mientras que yo buceo hasta lo más profundo de internet en busca de grupos y canciones más alternativas e independientes.
Supongo que el dicho «Dios los cría y ellos se juntan» no funcionó en nuestro caso.

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