||ADOPTADA||

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DANIELA

- Lo sentimos Dani... - Mis padres parecían arrepentidos. Yo por otro lado no lograba asimilar la noticia que acaban de darme ¿Soy adoptada? no me lo creo, siento que eh vivido en una mentira estos 15 años... Sentía ira en mi interior, frustración, impotencia. Me desahogué.

- ¿¡Como que lo sienten!? - Ya no cabía el enojo en mi. De repente todo comenzó a temblar.

- Dani, cariño cálmate. - Decía mi madre con un poco de temor en su voz, más bien se veía preocupada. Esto siempre ocurría cuando algo me molestaba, la casa temblaba, los libros de los estantes caían y los vasos y platos se escuchaban tronar estrepitosamente desde la cocina.

- ¡Perdón! - Dije arrepentida de mis actos - Saben que aveces no me controlo... - Me encontraba mas calmada, por lo menos en el exterior ya no demostraba tanto mi enojo pero por dentro sentía que se armaba un incendio.

- Hija, sabes que te amamos, te lo decimos todos los día, ocultamos esto solo con la intención de protegerte, ya sabes que tienes cualidades bastante peculiares... - Y vaya que las tenía - ...Pero creemos que ya estas lo suficientemente madura como para poder tomar una decisión con tu vida y queríamos que estuvieras al tanto de todo.

En esos momentos no sabía que hacer, no podía mirarlos, menos a la cara, solo veía una solución factible. Encerrarme en mi habitación.

Pase el resto de la tarde en aquel cuarto analizando la situación. No quise comer, no tenía hambre, estaba demasiado sumergida en el profundo mar de mis pensamientos. Por lo que me habían dicho mis padres, si es que así podía llamarlos, me encontraron dentro de un extraño aparato en el medio de un cráter gigantesco, fueron a la estación de policía preguntando que qué podían hacer, si a alguien se le hubiera perdido un bebé o que se yo!

Les dijeron que no había ninguna constancia al respecto y ninguna persona había abierto un caso por "Bebé perdido", a si que solo tuvieron una opción, quedarse conmigo, sabían que los orfanatos aquí en Bogotá no eran de la mejor calidad y mi madre ya se había encariñado conmigo, incluso se había tomado la molestia de ponerme un nombre, Antonia, pero a la semana se dio cuenta de que en mi dije se encontraba un nombre grabado, mi nombre, Daniela.

Ahora mismo encerrada en estas 4 paredes, todavía sin saber que hacer, opté por salir, creo que me haría bien despejar un poco la mente, pero lo haría a mi manera, con magia.

Era una tarde soleada, deje mi habitación con el seguro puesto y salí por la ventana sin avisar a nadie que me ausentaría por un par de horas, no sin antes tomar mi billetera con un poco de dinero para poder pasar a comer antes de iniciar con mi diversión. Con ayuda del aire abandoné aquel cuarto vacío sin ningún problema, con la precaución de que nadie me viera, obviamente, aparte de ser adoptada no quería levantar sospechas de mis "poderes" y quedar como la rarita del barrio.

Caminé  hasta llegar a un local que me llamó la atención, su nombre era "Venus", sentí curiosidad y entré. Todo estaba muy bien decorado con tonalidades azules por todas partes, las sillas y mesas iban intercaladas entre los colores azul y celeste y en el techo habían dibujos de muchas estrellas, daba la sensación de estar verdaderamente en aquel peculiar planeta.

Tomé asiento en una de las mesas con vista a la avenida estaba completamente sola hasta que se me acerca un camarero a tomar mi orden.

- Disculpe señorita, ¿qué desea pedir?

- Bueno es mi primera vez en este lugar, sorpréndeme - No me daba la cabeza para tener que decidir. - Pero que este frío. - Esa era mi única condición, hacía un calor espantoso.

- Enseguida señorita...

- Daniela.

- Por supuesto, en un minuto vuelvo con su pedido.

- Gracias...

- Kevin.

El muchacho se retiró dejándome sola, en ese momento escucho como la campana de la puerta suena indicando que un nuevo cliente había dado ingreso al novedoso local. Giro mi cabeza momentáneamente para ver de quien se trataba, era una chica de no mas de 16 años de estatura baja que lucía un llamativo pelo azul de medios a puntas, vestía un jean blanco ajustado a sus tonificadas piernas y una polera negra ceñida al cuerpo. Una voz me devolvió a la realidad.

- Daniela!

- ¿Qué? Ah kevin.

- Hola, eh vuelto con tu orden es un frapuccino de menta con pintitas azules, refrescante para días como estos. - Sonrió.

- Muchas gracias... - Había algo mas en el vaso de plástico, un número de teléfono se encontraba anotado. - ¿Qué es esto?. - Señale con mi dedo.

- Oh, bueno es... es mi número, espero no te moleste, te me hiciste simpática así que te dejo mi número por si algún día quisieras salir o conversar. - Kevin se me hizo muy amigable, leí los dígitos anotados en el vaso y los guardé en mi celular.

- Bueno Kevin, te tengo guardado en mi teléfono ahora, cuando llegue a mi casa te habló.

- Muy bien, disculpa pero tengo que seguir trabajando, hablamos al rato, cuídate! - Fue lo último en decirme antes de terminar de alejarse y perderse entre la gente.

Probé la bebida que Kevin había escogido por mi, me encantó. Era dulce, con un toque sabor frutas y unas chispas de chocolate sorpresa. Seguí admirando el ambiente como había hecho desde el primer pie que puse dentro del local. En un momento cruzo la vista con la peliazul de hace un rato, fue un segundo pero fue suficiente como para que sintiera una punzada en mi cuerpo, mas exactamente en el espacio que ocupaba mi collar, bajo la vista y veo como este estaba brillando, eso si se desvaneció casi al instante "Que extraño" pensé "¿Será por..? Na, pura casualidad" estaba muy equivocada.

Terminé mi bebida, pagué la cuenta y partí rumbo a mi destino. Corrí y corrí hasta llegar a la rivera del río, donde iniciaría con mi entretención. Comencé alzando el agua con mis manos hasta mas no poder, mantenía una altura adecuada y constante mientras lanzaba pequeñas piedras en el centro causando explosiones finalizando toda empapada siendo mas agua que persona, sin darme cuenta ya era de noche, pero no me importó. Lo disfrutaba tanto...

- Hijo e' pu... - Alguien dijo algo a mis espaldas. Rápidamente detuve lo que estaba haciendo ocultando cualquier rastro de mis poderes y me di vuelta, activando todos mis sentidos, vi algo moverse entre los arbustos.

- Quien quiera que seas, sal de ahí! - Grité con ímpetu. Sin darme cuenta, y menos con intención, mis manos estaban en llamas "Genial" pensé "ahora te vieron usando tus poderes, perfecto Daniela sigue así"

-  Woow, tranquila fiera no te voy a hacer nada. - La oscuridad no me permitía divisar las facciones de aquella persona, solo sabía que era un mujer por la femenina voz que se había hecho presente segundos atrás, pero me resultaba familiar. Lentamente aquella persona se iba acercando cada vez mas permitiendo así reconocerla, era la niña que había visto un par de horas antes en "Venus". Su pelo azul y baja estatura eran inconfundibles, su cara redonda, sus ojos grandes y almendrados, y esos labios carnosos que le daba un aspecto bastante tierno a la muchacha eran muy difíciles de olvidar.

- Aló? - Pasó su mano frente a mi rostro, sin querer me había quedado en un trance admirándola bajo la luz de las estrellas, pero su repentino movimiento me espanto tanto que volví a poner los pies en tierra cayendo en la realidad. 

- ¿Qué? A si emm... ¿Qué quieres? - Mi voz se encontraba temblorosa sin razón alguna, estaba nerviosa pero no sabía el por qué, mis piernas flaqueban y mi corazón iba a mil por hora. "Debes estar preocupada por si te vio usando tus poderes" Si eso debía ser...

- Nada. - Pareció dudar un segundo de su respuesta. - Soy María José, pero me puedes decir Poché. - Estiró su mano en forma de saludo.

La recibí. - Soy Daniela.


Fairy tail - CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora