Cuarta parte

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 “Mira! Eso de allá parece ser una cabaña… Por qué no llamamos y vemos si alguien nos puede ayudar?”, añadió el muchacho entusiasmado, al divisar una pequeña casa detrás de un claro del bosque. Ambos corrieron en dirección a la cabaña, gastando sus últimas energías. Se acercaron a una de las ventanas, pero no se veía luz adentro.

“Y qué tal si llamamos?”, preguntó Laura.

“Si, vamos!”, respondió el muchacho.

Al llegar a la puerta principal, vieron que había una cadena con un candado alrededor. Era evidente que la casa era sólo de veraneo y no había nadie dentro.

“Lo siento mucho, pero creo que tenemos que entrar!”, añadió determinado el muchacho. Retrocedió al bosque y comenzó a buscar una piedra grande en el suelo. La encontró y se dirigió al candado.

“Qué vas a hacer?”, dijo alarmada Laura.

“Voy a romperlo! Tenemos que entrar, es el único lugar donde podemos pasar la noche. Vamos, házte un lado!”, respondió seriamente mientras Laura retrocedía. De un golpe le dio al candado con la piedra y este saltó lejos. Seguidamente se acercó y retiró la cadena.

“Hey, se que no es lo correcto y créeme que en otras circunstancias jamás lo haría, pero no tenemos otra opción!”, se justificó el muchacho.

“Si, si lo se! Vamos adentro!”, añadió Laura y ambos entraron.

Lo primero que vieron, fue un living y un comedor pequeño y en una esquina, una cocina a leña con algunos muebles y despensas.

Hyun Joong se fue directo a tirarse sobre el sofá grande, estaba evidentemente agotado. La muchacha por su parte, astutamente, se acercó a una despensa y comenzó a buscar algunos alimentos. Afortunadamente, encontró bastantes cosas enlatadas.

“Quieres que prepare algo para comer?”, le preguntó Laura al chico.

“Me encantaría! La verdad es que muero de hambre!”, respondió él mientras se levantaba del sofá. “Está muy oscuro acá adentro!”, dijo mientras tomaba un par de lámpara y comenzaba a encenderlas, no había luz eléctrica. “Voy a buscar un baño para refrescarme un poco y vuelvo!”, dijo finalmente y despareció por un pasillo.

Laura se dio prisa. Puso un poco de alimentos en unas bandejas. Maiz, tomates y otras cosas. Buscó un par de platos y arregló rápidamente la mesa, ubicando una de las lámparas en el centro.

En la despensa encontró una botella de vino. La sacó, la descorchó y la puso junto a dos copas. En ese momento, el muchacho apareció por el pasillo. Al ver la mesa adornada se quedó observando con una sonrisa en los labios.

“Wow! Cómo hiciste esto? Hay mucha comida y hasta vino! Tendremos una cena a la luz de… una lámpara! Ja ja… Gracias, Laura!”, dijo emocionado Hyun Joong.

“Esto no es nada! Fue lo único que encontré! Ven a sentarte!”, dijo la chica un poco avergonzada.

El muchacho se acomodó el cabello, que aún venía húmedo y se acercó a la mesa. Cenaron rápidamente, ambos tenían hambre. No habían comido en todo el día.

“Hace tiempo que no tenía una cena a la luz de las velas, o bueno, a la luz de una lámpara! Jajajaja…”, dijo cuando había terminado la muchacha.

“jajajaja… Si, creo que yo también! Y creo que nunca había tenido una aventura como esta!”, respondió el muchacho, quien se quedó observando detenidamente a la muchacha.

“Qué? Qué me ves?”, dijo de pronto Laura mirándolo de reojo.

“Nada! Es sólo que… te ves hermosa con el reflejo de la luz en tus ojos. Me gustan tus ojos!”, respondió él, mientras acercaba la silla al lado de la muchacha.

“Ay! No te creo!”, respondió ella muy incómoda.

“jajajajajajja… Y por qué no me crees?”, agregó él riendo.

“No se! Eso debes decirle a todas!”, respondió ella.

“jajajajjajaja… Por quién me tomas?!”, preguntó él.

“No, es sólo lo que pienso!”, respondió Laura.

“Pero… estoy aquí y ahora contigo!”, añadió él poniéndose serio.

“Ay Hyun Joong!”, dijo la muchacha suspirando profundamente y mirando al chico a los ojos. “Nunca, ni siquiera en mis sueños me imaginé estar en un lugar así, contigo… No sabes como te admiraba siquiera antes de conocerte! Tú… tú me gustas mucho!”, dijo finalmente Laura, mientras bajaba la vista. El muchacho tomó la barbilla de la muchacha para levantar su rostro. Sus ojos se encontraron. Él le dio una amplia y bondadosa sonrisa.

“Tú también me gustas!”, dijo sonriendo. Laura se acercó a él y lo besó en los labios. Fue un beso suave al comienzo, pero poco a poco fue subiendo de intensidad. Él de pronto se puso de pie y jaló a la chica a él para continuar besándose. Siguieron así por unos minutos más, poco a poco, las manos del muchacho comenzaron a recorrer el cuerpo de la muchacha. Ella sólo se dejó llevar por el deseo.

Laura acercó sus labios al oído del muchacho y comenzó a susurrarle.

“Amor, vamos a una habitación, si?”, dijo con la voz entrecortada. El muchacho sonrió. Separó sus labios del cuello de la muchacha y caminó por el pasillo, sin soltar a Laura de su mano.

Los chicos entraron a la última habitación, al fondo del pasillo. La puerta se cerró de golpe mientras la lámpara de la mesa se apagaba.

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