Desde El Día En Que Te Fuiste

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Otra tarde lluviosa se hace presente una vez más. Maldición y yo no puedo dejar de llorar. Limpio mis mejillas ahora con coraje ¿Por qué no puedo ser más fuerte? ¿Qué pensarías de mi si me vieras? soy tan patética ¿Cuántos días han pasado en que no te veo? ya ni siquiera sé ¿una semana, dos? no importa. Lo único que me importa es que tu no estas aquí...

Me dijiste que te ibas,

Y tus labios sonreían,

Mas tus ojos eran trozos de dolor.

Día 25 sin ti...

Precisamente hoy, hoy hace cuatro años que te conocí. Sonrío con tan solo recordar cómo fue que nos conocimos. Supongo que lo primero que pensaste fue que era muy tonta e infantil al pedir un helado triple en barquillo. La verdad es que si, lo soy, porque eso no se debe hacer, por lo general terminaba con la mitad del helado en el suelo, pero en fin ¿qué quieres que haga? así soy yo

—¡Ten más cuidado! —fueron las palabras que mencionaste hasta entonces eras un desconocido más. Volteaste llevando una bebida en la mano a punto de derramarse y yo de distraída solo saboreaba mi helado sin poner atención en que había alguien delante de mí— lo siento, no era mi intención derramar el postre de tu hermanito –dijiste algo quizá desconcertado, pues la expresión te cambio al ver que por tu contacto me hiciste derramar mi delicioso helado.

—Ay mi helado... –solo atine a decir con un puchero al ver que se había caído todo y que solo conservaba el barquillo— no era de mi hermanito, era mío

—De verdad lo lamento —trataste de aguantarte la risa por la confusión que tuviste. Pero esta sensación cambio al ver la expresión de tristeza en mí. Creo que me vi realmente como una pequeña niña a la que un niño maldoso le tiró su helado al suelo— lo siento

—Me lo vas a pagar ¿cierto? —pregunte al momento en que levantaba la mirada ya no podía ni quería dejar de verte, de verdad que te veías muy guapo.

—¡Algo mejor bombón! –dijiste con tu clásico gesto de coquetería, te salió tan natural esa expresión. Aun no comprendo cómo fue que a pesar de verte tan guapo podías lograr algo más. Después me dirías que en ese momento yo te había causado tanta ternura como una dulce niña, pero con la belleza de una hermosa mujer— ¿qué te parece si lo tomamos juntos? –Sin esperar mi respuesta, así eres tú, tan directo— sírvame por favor dos de lo que estaba tomando la señorita y llévelos a la mesa cerca de la ventana

—¿Bombón? –No pude evitar preguntar algo desconcertada. Sin duda el mejor sobre nombre que alguien me pudo decir— pero mira que chico tan irrespetuoso ¿cómo te atreves a llamarme así? ni siquiera me conoces además mi novio está por llegar —dije mientras volteaba de un lado a otro algo nerviosa, buscando con la mirada a ese "novio" invisible por supuesto. Hasta eso soy muy mala para mentir, porque no te creíste ese pretexto tan absurdo que ni siquiera te tomaste la molestia de asustarte por ese motivo.

—Es solo que siento que es un apodo que te va, no te ofendas. Y anda vayamos a tomar ese helado, no quiero que pienses que soy un gañan tira helados –dijiste lo más natural posible. Mientras me invitabas a sentarme en la mesa que se encontraba junto al enorme ventanal, yo no pude más que verte fijamente, fue en ese instante que supe que serias el hombre de mi vida.

—Mmm... –pero aun así hice una mueca no muy convencida, tampoco te dejaría las cosas tan fáciles— nada mas no te vayas a aprovechar –no pude evitar sonreír lo más disimuladamente posible— mucho gusto mi nombre es Serena, Serena Tsukino –extendí mi mano hacia ti esperando poder saber el nombre de quien me comenzaba a enamorar con tan solo una mirada.

Desde El Día Que Te FuisteWhere stories live. Discover now