Konoha Kangoku Gakuen.

Primer día en una academia de mujeres.

Mi nombre es Naruto Namikaze, tengo 18 años y hoy es mi primer día en la Academia Privada Hachimitsu situada en las afueras de Konoha en Japón. La academia es reconocida por sus altos estándares de ingreso y gran nivel académico de sus estudiantes, al igual que por su severidad. Pero eso no es todo, esta academia anteriormente era exclusivamente para chicas, pero este año con el ingreso de un nuevo director se ha cambiado esa exclusividad pasando a ser una escuela mixta.
Normalmente no entraría en una academia así, pero mi padre, Minato Namikaze, fue ascendido a director en el conjunto de filiales en que trabaja y su nuevo puesto requería que se mudase a Konoha para administrar la empresa de dicha ciudad, y como Kushina, mi madre, se encuentra la mayor parte del tiempo en el extranjero por trabajo y ahora mi padre no estaría mucho en casa, tomaron la decisión de enviarme a este internado.

Así que aquí estoy, cambiándome a una academia que no conozco en mi último año de bachillerato, un mes después del comienzo de clases. El por qué, problemas de mudanza.

—Sé que no te gustan este tipo de academias, pero creo que será bueno para ti, y cuando lleguen las vacaciones podremos pasar tiempo en familia o puedes salir con tus amigos, ¿sí?— Mi padre me estaba dejando en frente a la academia habiéndome llevado en su auto, el viaje fue incómodo ya que él sabía mi disgusto por no poder salir del internado exceptuando los fines de semana.
—Lo sé, pero esto hará las cosas más fáciles para ti y mamá, ¿verdad? Entonces está bien. Tal vez me pase por casa los fines de semana o algo, si no hay problema.
—¡Por supuesto que no! Avísame y vendré a recogerte y si tu madre está en casa iremos a ver una película o comer algo.
—Entonces, iré yendo.— Dije abriendo la puerta del auto.
—¡Ah! No olvides tu uniforme, Naruto.— Me alertó mi padre tomando la bolsa con el uniforme dentro de ella desde el asiento trasero.
—Las ropas de prisionero, querrás decir. Bueno, adiós, papá.
—Recuerda comportarte, y cuídate, ¿sí?
—Sí, sí. Solo vete ya, venga.— Dije cerrando la puerta y alejándome del auto.—Mierda...— Dije revisando mis bolsillos notando la falta de algo.—¡Espe... ra...— Suspiré, ya se había ido.—Mi encendedor sigue en el auto...

Sabiendo que no daría la vuelta por no darse cuenta y que no atendería su celular al conducir, me resigné a entrar en el terreno de la academia. En la entrada había una especie de parque con bancos de madera y árboles que rodeaban los edificios de la academia, dichos edificios eran dos, ambos de gran tamaño y conectados por un pasillo abierto que daba salida hacia el patio. Incluso te daban un mapa con los papeles de inscripción.
Fui directamente hacia el edificio principal donde estaba la oficina del director, según mi padre había solicitado que pasaste por su oficina antes de ingresar a clases.
En el camino crucé miradas con varias chicas en el campus y dentro del edificio, todas diciendo cosas como "otra chico...", "se ve algo mayor que los otros, ¿será de tercero?", "¿no crees que es lindo?", etcétera.

Subí hasta el último piso y una vez frente a la puerta del director golpeé dos veces esperando respuesta.
—Adelante.— Dijo del otro lado una voz masculina.
—Con permiso.— Dije cerrando la puerta tras de mí.
—Naruto Namikaze... ¡¿verdad?!
—Um... sí, soy yo. Un gusto en conocerlo, director.— El director vestía un traje azul oscuro, camisa blanca y corbata celeste. Su cabello era gris y tenía un bigote lápiz.
—Entonces, Namikaze-san—
—Ah, déjeme interrumpirlo, llámeme solo Naruto, ese tipo de formalidades no van conmigo.— Dije soltando una pequeña risa forzada.
—Ya veo, entonces, Naruto... ¡kun!— Dijo, volviendo a hacer énfasis en su última palabra.—Tengo entendido que en tu examen de inscripción obtuviste la nota más alta... ¡¿cierto?!
—Para serle sincero, fue bastante fácil, pero sí.
—Eso es... ¡impactante! Debido a que, según los registros nadie ha obtenido una nota perfecta en muchos... ¡años! Me tomé la libertad de revisar tu historial de estudios previo, y si bien estoy impresionado por tu nivel académico debo decirte solo una cosa.— Dijo cambiando su tono a uno mucho más serio.— No quiero problemas en mi... ¡escuela!