Cálida Bienvenida.

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Honestamente muy pocas cosas me hacían sentir tan bien como el manejar por la carretera, la libertad que sentía, la naturaleza, todo. Estaba algo ansioso por volver a casa, aunque solo haya estado fuera un mes y poco, pero no podía evitarlo, siempre viví en el mismo lugar desde mi nacimiento, y mis amigos, la escuela, instituto y de más eran como mi familia, todo porque mis padres nunca estaban en casa y era como si no existiera para ellos, solo se interesaban por mí cuando necesitaban algo o cuando me metía en problemas, no es que sea un busca pleitos pero soy algo orgulloso, aparte que los Akatsuki tenemos unos "rivales" que siempre están buscando problemas y peleas sin sentido, y como la mayoría de veces Itachi, el líder por así decirlo, no estaba ya sea por trabajo o estudios, yo me hacía cargo de todo, lo que por ende terminaba conmigo y otros miembros peleando en un callejón contra los Kages, nuestros "rivales".
No todo era peleas igual, hacíamos trabajos comunitarios, o algunos trabajábamos a medio tiempo para ayudar a quiénes necesitaban ayuda ya sea para estudios o problemas en casa, éramos como una familia, y siempre nos apoyábamos los unos con los otros.

A mitad de camino hice una parada en una estación de servicio para descansar y comer algo, la comodidad de un auto era algo que no podía negar, pero siempre me atrajeron más las motos.
En mi teléfono tenía varios mensajes de un grupo creado por los chicos en la academia, el cual ignoraba la mayor parte del tiempo, una llamada perdida de Kushina, la cual también ignoré, y un mensaje de Ino preguntándome cuándo llegaría. Si continuaba a la velocidad límite calculaba que demoraría unas dos-tres horas más en llegar, y teniendo en cuenta que estaban por ser la una de la tarde llegaría a eso de las cuatro.
Respondí su mensaje, terminé de comer, llené el tanque de la moto y volví a la carretera.

Para cuando llegué tenía el trasero acalambrado y las piernas casi dormidas, pero bueno, valía la pena con tal de pasar el fin de semana en Kyoto.
Toqué el timbre de la casa de los Yamanaka y la madre de Ino, Noriko, abrió la puerta.
  —Oh, Naruto, al fin llegas, Ino me avisó.— Dijo dándome un leve abrazo con una mano, el cual correspondí.
  —¿Cómo estás, Noriko?
  —Bien, bien, estaba por salir a mi turno en el hospital.— Respondió volviendo a entrar a la casa conmigo detrás.
  —Me alegro, ¿te tocó el nocturno hoy?
  —Lamentablemente, Inoichi me irá a buscar al menos, o eso me dijo.
  —¿Sigue en el trabajo?
  —Mhm, dijo que llegaría a eso de las diez.
  —Ya veo... um, ¿Ino está en casa?
  —Oh, sí, está arriba en su habitación, ve tranquilo.
  —Está bien, nos vemos más tarde.— Le dije dirigiéndome a las escaleras.

Subí hasta la segunda planta y pude escuchar levemente el principio de Brianstorm sonando a bajo volumen, Ino era muy fan de Arctic Monkeys. Me había arrastrado a uno de sus conciertos en Australia, para el cual tuvimos que rompernos el culo trabajando y así conseguir el dinero, y a mí también me terminó gustando la banda.
Golpeé su puerta y respondió con un "¿sí?" desde el otro lado, por lo que abrí la puerta entrando a su habitación.
  —Hey.— Le dije observándola acostada en su cama boca abajo con los pies hacia la cabecera.
  —¡Llegaste!— Chilló soltando su celular y saltando de su cama.
  —Espera, ¿no vas a— Antes que pudiera terminar, saltó hacia mí y enrolló sus piernas en mi cintura, por un momento casi pierdo el equilibrio haciéndonos caer a ambos, pero logré mantenerlo.
  —¿No voy a qué?— Preguntó luego de besar mi mejilla.
  —No importa, ya lo hiciste.
  —Exacto, ahora devuélveme a la cama.
Suspiré, de verdad que la quería pero a veces actuaba como una niña.
Vi un vestido colgado en la puerta de su ropero, parecía haber sido lavado hace poco.
  —Oh, ¿te gusta? Es para el baile de hoy.
  —¿Saldrás?— Pregunté sentándome en su cama, ella se separó de mí y apoyó su espalda en la cabecera pero mantuvo sus piernas apoyadas en mí.
  —No, saldremos.
  —No.
  —Sí.
  —No.
  —Dije que sí.
  —Vine hasta aquí en moto, lo último que quiero es ir a una fiesta, necesito dormir, descansar.
  —Duermes luego. Hoy salimos. Ya dije que irías.
  —¿A quiénes?
  —Sasuke, Kiba, Tenten, Neji, todos los de Akatsuki, Hinata, etcétera.
  —¿Hinata?— Ella asintió.— ¿En serio le dijiste a Hinata?
  —Sí, ¿por?
  —Ya te lo dije, desde la vez que la rechacé se pone como loca cuando me ve con alguien más.
  —¡Demonios es cierto!
  —Ugh...
  —Igual iremos, bailas conmigo o Tenten, si tiene algún problema con eso yo me encargo.
  —Si no fueras como mi hermana te pediría matrimonio ahora mismo.
  —Lo sé, lo sé.

Konoha Kangoku Gakuen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora