Capítulo 4.

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Como las otras noches, nuevamente se le hacía imposible dormir, sus labios estaban sedientos y su cuerpo quemaba. El solo intentar cerrar los ojos, era sentir nuevamente su piel fundida con la suya, sus manos recorriendo cada rincón de su cuerpo, el juego erótico de aquellos movimientos, cómo el cantar de los gemidos se proclamaban por aquellas cuatros paredes, algo tan desesperante que terminaba sentado en mitad de aquella cama, agitado y revolviéndose los cabellos. ¿Es que acaso bastó solo un beso para hacerle recordar y necesitar del más bajo? ¿Cómo es que durante diez años, aquel rubio había podido vivir sin el castaño? ¿Sin sus besos? ¿Sin su sonrisa? ¿Cómo es que por diez años no le había extrañado? ¿Pensado? Y ahora, después de diez años, ¿Solo bastó besarle para sentir que le necesitaba otra vez?


¿Crees que puedas cubrirme este día? Hay algo que necesito hacer - ¿Tiene que ver con DongHae, de casualidad? ... Vamos HyukJae, llevas tres días hablando de él y déjame decirte que no eres al único que no dejas dormir. - Susurraba el que era su mejor amigo, buscando no reír ante las expresiones que el rubio colocaba ante sus comentarios al que respondió con una pregunta nuevamente sobre si podía contar con él sí o no, cual, claramente este le ayudaría- Inventa cualquier cosa, te debo una.

Los nervios comenzaban aparecer en aquel rubio, necesitaba verlo nuevamente, necesitaba hablar con él, entender muchas cosas, cosas que en el pasado habían dolido, habían marcado, cosas que lo habían convertido en quien era ahora. Su mirada se posaba en el reloj y como acto seguido, en la puerta de salida del centro en el que trabajaba el castaño, la ansiedad por verle salir, y las horas que pasaban tan lento, le hacían desesperar, sin embargo, ahí estaba, ahí estaba aquel chico de cabello castaño, tan o más hermoso que antes, esa sonrisa, ¿Cómo había sido posible vivir sin él? ¿Por qué este nunca más le buscó?, entonces, dudas comenzaron a invadir todo su cuerpo y mente. Bastó un suspiro y echó andar el auto, siguiéndole disimuladamente hasta llegar al edificio en el que... ¿Viviría?

Lentes y gorra, un rápido caminar y ya estaba en el edificio, al parecer, al menor le gustaba subir por las escaleras, ¿Acaso era una señal? ; Sigilosamente le seguía hasta que le vio detenerse fuera de una puerta, sacando unas llaves y luego entrar, entonces ¿Ahí vivía?


Vamos... ¿Qué puede salir mal? Solo...solo es él... -Se repetía una y otra vez fuera de su puerta, pero, antes de que pudiera tocar, esta se abrió y una vez más, sus miradas se cruzaron y su corazón comenzó a latir fuertemente... esperen... ¿Latir fuertemente?... Sí, su corazón latía fuertemente a causa de ese chico. No sabía qué hacía, solo se dejaba llevar por sus sentimientos y lo que le decía aquel músculo palpitante, sus manos empujaban al menor hacia dentro y este entraba, cerrando la puerta tras suyo, quedándose allí y así evitar que aquel muchacho escapase- Yo... necesitamos hablar y lo sabes. - No, no sé de qué hablas... ¿Puedes salir de la puerta por favor? Debo ir a trabajar...- Sé que ya terminaste el turno, no es necesario mentir - ¿Disculpa? - ¿Cómo había llegado allí? El corazón del menor latía con fuerza y sus mejillas se tornaban lentamente rojizas. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que pasarle esto justo ahora?, su mirada buscaba un lugar, un diminuto lugar donde poder esconderse, no podía, pensaba que podría ser capaz de estar frente a él, pero en esos momentos solo quería alejarse, y así fue, sus pies tomaron rumbo inesperado y solo podía ver su recámara, sus manos tomaban de la manilla y segundo después, un jalón le hizo voltear de golpe hasta que sin darse cuenta, ambos terminaron en aquella recámara y una vez más, el mayor apoyado sobre la puerta- Sin duda te encanta cuando estamos solos... No cambias eso de ti, menos el sonrojo. - N-n-no sé de qué hablas...- ¿Otra vez lo olvidaste? ¿Seguirás huyendo? - ¿Huir? En serio, no sé de qué estás hablando. ¿Cómo sabes dónde vivo? - Quien sabe... El punto es que ya estamos solos y podemos continuar lo que dejamos pendiente hace unos días atrás. - Murmuró aquel rubio mientras se sacaba las gafas y gorra, dejando en uno de los muebles y luego dar paso a paso hasta el castaño quien parecía nervioso. ¿Un impulso quizá? ¿Necesidad? No, no lo sabía, simplemente sus labios volvieron a juntarse con los ajenos mientras sus manos se dispersaban entre su nuca y cintura, sin embargo, una risita escapó de sus labios al ver al menor, tan tímido, tan sonrojado y con los ojos cerrados- No hagas eso... sabes muy bien cómo me pone que seas así, Dongie...- HyukJae...yo...por favor...deten...-Sabía que aquello no estaba bien, no lo estaba, sin embargo, su cuerpo se movía más rápido que él y sus brazos terminaban rodeando al más alto mientras su boca rozaba contra la ajena en lo que sus lenguas comenzaban un juego, ¿En qué momento habían terminado de aquella manera? -

¶ Cayendo en el amor.Where stories live. Discover now