Capitulo II

69 4 2
                                    

El sonido del despertador hizo estallar mi cabeza. No por dios, no. Sólo había podido dormir 4 horas desde que los idiotas que tenía por amigos interrumpieran mi querido sueño. Los odio, muchísimo.
Conseguí levantarme (ni yo sé como lo hice porque no tenía fuerza alguna) y fui directa a la ducha, necesitaba despejarme.
A los 15 minutos, salí con una toalla enroscada en mi cuerpo y otra en mi pelo. Fui directa a mi armario, ahora un poco más consciente de lo que hacía.
Tampoco soy una de esas chicas que se tiran horas y horas pensando en que se van a poner, así que me decanté por unos tejanos algo rasgados y una sudadera gris bastante ancha que me había prestado John hace mucho y que terminé por quedármela.
Me vestí, me peiné, y como un reloj ya estaba John en mi puerta picando como un loco.
-Eh, eh, oye-Le dije al abrir la puerta gesticulando con las manos-Ya está, relajate.
John soltó una carcajada.
-Pensaba que te habías quedado durmiendo después de lo de esta madrugada-Dijo él cuando ya caminábamos hacia nuestra primera clase de por la mañana, lengua-Ah, por cierto, a mi me quedaba mejor esa sudadera.
-Permíteme dudarlo-Dije con una sonrisa triunfante-
*
Las tres primeras horas de la mañana había pasado rápidamente, el horario del martes no se hacía nada pesado ya que eran asignaturas que me gustaban y que se me hacían fáciles de entender.
Caminé tranquilamente por el pasillo, hasta que alguien tiró de mi brazo acorralándome en la pared cerca del baño de las chicas.
-Hola, preciosa-Dijo el chico que más me sacaba de quicio en el mundo entero. No solo eso, lo odiaba con todo mi ser-
Marcus, Marcus Clark. 19 años. Alto, guapo, atlético y mujeriego a más no poder. No aceptaba un no por respuesta.
Aún siendo alto, guapo y atlético no era más que un memo que se tiraba a todo lo que se movía y se creía un gran tío por ello. Y yo estaba en su punto de mira.
-¿Qué quieres, Marcus?-Intenté responder lo más tranquila posible porque si no estallaría-
-A ti, ya lo sabes, nena-Dijo acariciándome la cara, a lo que yo me aparté-No te hagas la dura, sabes que acabarás aceptando mi invitación al baile de disfraces. Deberías sentirte halagada, no todas pueden venir conmigo.
¿Debería darle las gracias por ello? Cretino.
-No pienso ir contigo-Fue lo único que pude balbucear. Recuerdos del pasado me vinieron en mente y me tensé aún más-
-¿Y por qué?-Respondió él, desafiante. Sabía perfectamente que nadie me había invitado, él se había encargado de ello-
-Porque ya tengo pareja-Le respondí lo más rápido que pude y sin pensar, y al segundo me di cuenta de que era un error. No tenía pareja, ¿qué pensaba decirle más? ¿De donde la sacaría? Mis nervios aumentaron-
Nota mental: No decir las cosas sin antes pensar.
-¿Y quién es, si se puede saber?-Respondió él con una sonrisa irónica-
-John, mi novio-Respondí al instante-
Nota mental: Elizabeth, definitivamente, eres estúpida
*
El día se me pasó volando, no tenía nada más en la cabeza que como decirle a John que tenía que ir conmigo al baile y que además ahora se suponía que éramos pareja.
Me iba a matar, ya tenía pensando en como sería mi funeral.
A la mañana siguiente no esperé a que fuera a mi habitación, si no que me levanté una hora antes para ir yo a la suya.
Piqué a la puerta varias veces, y luego caí en cuenta de que era más temprano y que el muy idiota estaría durmiendo. Así que entré.
Se encontraba boca abajo con la cara aplastada contra la almohada, ¿cómo respiraba este chico?
Me planté en el lado derecho de la cama y comencé a moverlo un poco.
-John-Dije en voz baja mientras lo sacudía un poco-John, despierta.
-¿Uhm?-Balbuceó él, sin ni siquiera moverse-Déjame dormir, quién seas-
Comencé a reirme.
-Oh, vamos. soy Lizzie-Le moví un poco más fuerte-Necesito hablar contigo, es urgente.
Me ignoró completamente, así que tuve una genial idea para poder captar toda su atención.
Le destapé la espalda y me subí a horcajadas a lo que comencé a acariciarle con mis largas uñas, poniendo su piel de gallina.
-John, ¿me escuchas ahora?-Le susurré en el oído. Si así me ignoraba y no se derretía, recurriría al plan C, un cubo de agua helada. Así seguro que me escucharía-
-Tienes toda mi atención-Dijo él un poco más despierto-
-Digamos que ayer tuve un problemilla, con Marcus-Noté que su espalda se tensaba. John, Julen y Connor se encargaban de protegerme del imbécil de Marcus, les debía la vida y más-
-¿Qué te ha echo ese imbécil?-Dijo él dándose la vuelta, aún conmigo sentada encima suyo-¿No te habrá tocado, no?-Me agarró de un brazo para examinarlo, al igual que intento agarrarme del otro pero yo me aparté-
-No, no-Dije calmándolo-Me deshice de él.
-¿Entonces qué pasa?-Dijo él con el ceño fruncido-¿Te ha vuelto a amenazar? Porque pienso partirla la cara como...
-No, no-Repetí-Me volvió a proponer lo del baile y le volví a decir que no. Pero digamos que le dije que ya tenia pareja, y que esa pareja eras tú; además de que eras mi novio.
Lo solté. Sin más. Ahora esperaba una bronca más grande que yo, un asesinato y en fin, mi funeral.
-A ver si no me he enterado bien-Se llevó las manos a la cabeza-¿¡Qué has echo qué!?
-Lo siento, ¿vale?-Le dije ya levantándome, ahora me arrepentía aún más-Pero no se me ocurría nada más para que ese estúpido me dejara tranquila. Lo siento, de verdad.
-Joder, pensaba invitar a Samantha esta semana-Suspiró frustrado. Samatha era su nueva conquista. Aunque me molestó bastante que solo le cabreara eso, ya que tenía conquistas cada semana y por una menos no se iba a morir-SI fueras otra persona te mataría.
-Lo sé-Dije, y me volví a sentar, pero esta vez en la esquina de su cama-Lo siento, John...
-Bueno, lo echo, echo está-Se refregó los ojos-¿Y entonces qué hacemos? ¿Tengo que fingir que soy tu novio?
-Sí, y los chicos no deben saberlo-Solté un suspiro. Se me hacía difícil pedirle eso, él había echo muchísimas cosas por mi y aún metiéndole en estas mierdas seguía siendo mi amigo. No podía perderlo en la vida-Pero sólo hasta el baile, la misma noche te dejo.
-Será te dejo -Dijo él con una ceja alzada-¿Encima me dejas tú?-Soltó una pequeña carcajada y me di cuenta de que ignoró totalmente el que los chicos no debían saberlo, ya que así podriamos fingirlo mejor-
-Bueno, da igual-Reí-Déjame tú. A mi me vale con que seas mi novio hasta esa noche.
-Hasta esa noche-Repitió él-Bueno, necesito cambiarme y como ahora eres mi novia no te importará que lo haga delante tuyo, ¿no?-Soltó una sonrisa perversa-
-Prefiero que no-Me levanté y fui hacia la puerta-Adiós, novio mío.
-Adiós, novia mía.

Fingiendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora