Todo puede cambiar, para bien o para mal, pero es tu trabajo aprender de ambos

38 2 0
                                    

La  portada de este capítulo, representa los primeros años de mi amistad con él.

Decidí que seria esta porque fue ahí donde empezo nuestra historia.

Espero te guste.

CAPÍTULO 2

Mi primer mejor amigo se llamaba Antonio, un chico extrovertido, divertido y muy social -todo lo contrario, a mí-. Nos divertíamos mucho juntos, jugábamos, hacíamos todo tipo de locuras y pasábamos mucho muuucho tiempo juntos.

Nuestra amistad duro cinco años, de los cuales disfruté solamente dos. La monotonía arruinó todo, ya no disfrutábamos el estar juntos y si nos reunimos era por la costumbre. Estábamos apegados el uno al otro.

Lo que comenzó con amistad se convirtió en la relación más tóxica de mi vida, hasta el momento.

Antonio y yo nos mirábamos a diario; día y noche, los temas de conversación se habían consumido. El solía reprochar y señalar cada error o comentario que yo hacía si no coincidía con su manera de pensar, era muy tedioso y por mi parte le comenzaba a guardar mucho resentimiento, que pesar de esto no queríamos, o bien, no podíamos separarnos, sabíamos que la amistad no estaba funcionando y no se encaminaba bien. Por todo esto y más los últimos tres años de amistad fue muy crítico para ambos.

Poco después Antonio comenzó a trabajar, salía con más frecuencia con sus otros amigos y a consecuencia de eso comencé a estar más tiempo a solas. No niego que al principio me costó, no sabía qué hacer con todo ese lapso sin él, pero fue el necesario para conseguir un gran cambio que hizo voltear mi mundo.

CODEPENDECIA.

En mis momentos de soledad descubrí que era muy codependiente a Antonio; no hacía más que estar con él, no tenía razón alguna para despertar cada día, me sentía frustrada y muy vulnerable, necesitaba estar con alguien acompañada. Le temía al aislamiento. Y luego que el empezó a trabajar y a salir con más personas, logre ver lo tóxica que me estaba convirtiendo; era muy celosa, controladora, chantajista y manipuladora. A pesar de que con Antonio las cosas no marchaban bien, yo quería seguir aferrada a él, aunque me lastimara, me bajara la moral y mi autoestima. No quería perder su compañía -al recordar todo esto, siento lástima y vergüenza por mí misma-. Pero ambos teníamos la culpa, todo lo que yo era en ese momento lo aprendía de él, como los chantajes... aunque claro, él era un experto.

Y es que, yo trataba de dar lo mejor para él, -he aquí el problema- esperaba que el respondiera de la misma manera y cuando no lo hacía, me molestaba. La frustración se apoderaba de mí.

Yo no comprendía esto en esos momentos y mucho menos Antonio.

Con él los celos aparecían pocas veces, él me platicaba todo sobre sus otras amistades, ambos reíamos de las locuras que le contaban, pero fue hasta que empezó a trabajar que dejamos de frecuentar. Al salir de su trabajo iba a casa de Clara -su otra amiga-. Y ahí pasaba el resto del día hasta que llegaba a su casa muy noche.

Entonces sentí celos. Me cargué de enojo.

Y es que solía pensar; "¡le fue tan fácil reemplazarme!, él está con sus nuevas amistades, y a mí simplemente me olvido." - ¿si entiende la gravedad de mi locura? -.

Un día decidí alejarme, cortar comunicación -y así fue como logré reconstruir una perspectiva diferente de la amistad-.

Sin pensar ofrecemos nuestra amistad. Damos todo sin esperar nada -oh así debería ser- cuando mostramos ciertos gestos de apreciación es porque nos nace, no lo evaluamos por mucho. El deseo de ver feliz a ese amigo es desinteresado. Dejando aún lado la razón, nos aventamos a dar nuestro cariño.

¿AMIGOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora