C i n c o

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   Pero Erick no pudo responder ya que se había quedado dormido y unos minutos después Joel también cayó rendido en sus sueños.

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   El olor a comida retumbaba por todo el departamento; Joel cocinaba como de costumbre, pero esta vez cocinó pancakes de chocolate chip, dos para cada uno y jugo de frutas, lo dejó todo en la mesa y corrió al cuarto, encontrándose con un pequeño chico en su cama durmiendo.

   Se acercó a él, sentándose a su lado, lo escuchaba murmurando cosas que él no entendía, no se acercaba a su rostro ya que logrará despertarlo y no podrá escuchar nada.

   ¿Será de su pasado? Desde ayer lleva  murmurando cosas sin sentido y me preocupa. No se ni de dónde es ni de dónde viene, ¿que tendrá?

   El ojiverde comenzó a removerse entre-medio de las sabanas y estar vez audiblemente se escuchaba que decía la palabra no, lo decía muchas veces, como queriendo despertar de aquella pesadilla que tenía, sus orejas puntiagudas comenzaron a moverse mucho y se tornaron rojas.

   El rizado lo empezó a mover con cuidado mientras le repetía su nombre, Erick no se movía, cada vez se movía más y sudaba, Joel lo comenzó a mover aún más fuerte y lo cogió entre los hombros, al sentir el tacto el pequeño, dio un gritó ahogado y se levantó agitado.

   -¡Erick! Tranquilo, tranquilo...shh...- susurró Joel sobando su cabeza mientras lloraba Erick a cántaros.

   -A..ay...- lloraba y lloraba sin controles.

   -No trates de hablar ni nada, lindo, yo estoy aquí contigo, ¿vale?- asintió aún llorando y lo cargó como si fuera un bebé y lo dejó en una de las sillas de la mesa, él se sentó a su lado.- Vamos a comer, a ver si te calmas un poco comiendo, ¿sí?- Erick asintió nuevamente aún aferrado a mis hombros.

   Al ver que no quería safar su agarre, lo cogió otra vez y Joel se sentó en la silla, colocándolo en su regazo y le daba de comer en su boquita.

***

   -¡Terminé!- gritó un ojiverde.

   Joel esperaba desde hace unos diez minutos a que terminara bañarse y vestirse el ojiverde. En lo que esperaba, veía vídeos de Musical.ly en su celular.

   Erick salió corriendo y se paró justo en frente de Joel, el rizado lo miró de arriba a abajo, le quedaba pegado el pantalón y traía puesto un hoodie de él, se veía más lindo ya que tenía el cabello mojado y estaba sonriendo.

   -Oye, Joel- dijo Erick

   Joel se quedó mirando su cuerpo, era irresistible.

   Salieron los dos del departamento, cerraron y se fueron caminando hasta el ascensor; pues estos apartamentos habían demasiados pisos.

   Entraron al ascensor y Joel pulsó el botón G, Erick se quedó mirando los números de los botones.

   -¿Enserio esto aquí tiene treinta pisos?- preguntó asombrado Erick.- Se nota que es algo fancy pero no pensé que serían demasiados pisos.

   -Vivimos en Nueva York, hasta los pobres son más ricos que los mismos que viven en República Dominicana.-

   -Oh...- solamente dijo Erick.

   De pronto, abrieron las puertas del ascensor en el piso 9, en donde vino una familia entera, la pareja junto con tres niños de diferentes edades, era muy lindo ya que todos tenía el cabello pelirrojo y tenían muchas pecas rojas, algunos más que otros; nos acomodamos en la esquina para estar todos cómodos ya que el ascensor no es tan grande.

   -¡David y Miles, dejen de comportarse como unos salvajes!- vociferó la madre, los niños se detuvieron por un momento y después volvió la madre a hablar.- ¡Ay, se quedaron los abuelos!-

   Antes de que se cerraran las puertas del elevador, la madre llamó a los supuestos abuelos, Joel y Erick se miraron a la vez horrorizados.

   Entraron dos mujeres ya de unos 80 años y los dos hombres, uno parecía de unos 80 años y el otro de unos 90 años.

   -¡Ll-llegamos!- exclamó sonriente una de las doñas.

   Ya no había espacio con la pareja de envejecientes allí, los niños más pequeños peleaban y gritaban entre sí que tenían ellos más espacios. En una, el hermano mayor molesto empujó al del medio, haciendo que cayera encima de Erick, molesto, el niño empujó al ojiverde.

   Haciendo que Erick cayera encima de Joel.

   Joel lo agarró de la cintura mientras el rostro del ojiverde cayó en su pecho.

   -Ey, ¿estás bien?- susurró Joel apartándolo un poco.

   -Sí, sí- dijo el ojiverde tomando el equilibrio de su cuerpo y entonces respondió- lo siento.

   Joel iba a responder con un, no pasa nada, pero una voz furiosa gritó:

   -¡¿Alexander, como se te ocurre empujar a tu hermanito?!- vociferó la madre.- ¡Todos ustedes son unos salvajes, hasta empujaron al pobre chico encima de su amigo!

   -Ay mamá, les hice un favor a estos chicos, ¿no ves que se comen el uno al otro con la mirada?- rodó los ojos el hermano mayor.

   Antes de que pudiera haber otro escándalo más, el mayor miró a el menor, el menor lo miró sonrojado y las puertas del ascensor se abrieron en el lobby de aquellos departamentos, de poco en poco, todos salieron.

   Joel y Erick caminaron rápidamente de allí hasta llegar a la salida.

   Caminaron alrededor de unos diez minutos, en todo el trayecto ninguno habló, es más, no querían hablar después de las palabras de aquel niño.

    Esperaron en la parada de buses, rápidamente uno llegó, se sentaron en la parte de al frente, Erick en el cristal y Joel a su lado.

   Mientras el bus paraba en algunas paradas de buses, Erick miraba fascinado todos los lugares, mirando los grandes edificios y los tantos coches que habían, viendo la naturaleza y a la vez todo lo que está a la moda.

   -¿Te gusta lo que ves?- preguntó Joel, pensando en que ya era el momento adecuado para hablar después de media hora sin hablarse los dos.

   -Sí, sí- se le atragantó la garganta a Erick mientras le respondía sonrojado mirando aún a la calle. No quería verlo a los ojos. Al menos no ahora.

   -¿Estás bien?- susurró Joel.

   -Estoy bien, Joel.

   -Bien.

   El bus paró al frente del centro comercial, Joel se paró primero y luego Erick había mucha gente y algunos se empujaban entre sí.

   Por instinto, Joel agarró de la cintura a Erick y a la vez le agarró su mano derecha susurrándole al oído:

   -No me sueltes la mano.

Lost  {Joerick} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora