c u a t r o

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-Adiós cariño, cuidate.- gritó SunHee a Yoongi desde la cocina. Jimin cerró la puerta de su casa detrás de si y quedó a solas con Yoongi.

-Mi madre te ama.- Dijo Jimin rodeando sus brazos sobre el cuello del mayor. El pelinegro lo tomó por la cintura y lo atrajo más a él.
El menor estaba sobre una grada y ni así alcanzaba la estatura de Yoongi.

Yoongi había ido a cenar a casa de Jimin.
SunHee estaba infinitamente enamorada del novio de su hijo, habia quedado encantada con Yoongi desde que el rubio lo presentó por primera vez. Y es que, Yoongi no era como acostumbraba a serlo normalmente.
Digamos que SunHee conocía el lado muy bien educado del pelinegro.
Seokjin... pues iban en la misma universidad y eran amigos.
Yoongi era un amor con SunHee y obviamente tenía que serlo si quería ganarse el corazón de su hijo.
Pero no solamente lo hacia por ello, sino por que SunHee verdaderamente era un amor y eso le había encantado sin duda.

-Es porque soy muy guapo.

Jimin río pero no negó lo que había dicho.
Se acercó más al rostro del mayor dejando sus labios a unos cuantos centímetros, Yoongi sonrió tontamente y delicadamente capturó los labios de Jimin en un lento y suave beso.
El rubio seguía sintiendo las mismas maripositas en su estómago como la primera vez que Yoongi lo había besado. Incluso podría decirse que sentía más que antes.
Le encantaba el perfecto encaje que tenían ambos entre sí.
Jimin empezó a jugar con sus manos en el cabello del pelinegro, haciéndolo traer más a él y profundizando más el beso. Yoongi no tardó en responder y mordió su labio inferior delicadamente tal y como le gustaba que lo hiciera.

-Mmm...- gimió al sentir las manos del pelinegro tomar su trasero. Pero tuvo que apartarse antes de que el beso empezará a calentarlo más, porque a pesar de que estaban a penumbras de la noche y nadie podía verlos, era preferible dejar ese momento para después.

Unió su frente con la del pelinegro mirando sus ojos fijamente.
Cuando existía momentos como estos no quería que terminará nunca.
El rubio era un enloquecido enamorado por los momentos románticos y su novio siempre trataba de complacerlo.
Jimin se atrevió a decir:

-¿Cuándo volveremos a la casa de tus padres?-

El rubio sólo había ido unas cuantas veces a la casa del mayor.
Debido a que a Yoongi no le gustaba que su madre apretada las mejillas de Jimin y le dijera que era demasiado tierno, al igual que tampoco toledana que sus hermanas fueran tras su novio como locas desquiciadas deseando tener la atención de Jimin. Quizá era un poco... celoso.
Siempre les hacia mala cara y les decía un:
"Es mi novio, no suyo."
A lo cual el menor se ruborizaba como tantas veces en las que Yoongi proclamaba como suyo.

Sin embargo, al pequeño le encantaba ir a la casa de Yoongi. Por que eso implicaba conocer las historias de niño de su novio mayor y le encantaba ver su cara gruñona mientras YangMi le contaba anécdotas.

-Ya pronto.- contestó. Pero Jimin no le creyó.

-Espero que sea en estos días, porque muero por ver a tus hermanas y a tu madre.-

Yoongi gruñó solo de imaginarlo. -No. Me molesta que no te quiten los ojos de encima y que no te dejen en paz.

-Es porque soy visita...

-No, es porque eres demasiado tierno.

Jimin sonrió. -¿y eso te molesta?

-No, me molesta que le gustes a todo el mundo.

-Y ahí van los celos...

El mayor no le presta atención porque al parecer parece recordar algo. -Por cierto, ¿quién era el idiota de hoy por la mañana?

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2018 ⏰

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