Capítulo 3

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The ruthless master.

-¡Fue una locura total! -exclamé mientras me paseaba de un lado a otro en el laboratorio de Chaz.

Después del accidente con la rubia-pelirroja que me había mirado como leona siendo atacada, me habían puesto una multa que había pagado instantáneamente. Ella me miraba muy enfadada y su pelo seguía siendo rojo... Era como irreal, podría jurar que era rubia. Hasta que se iban, su pelo volvió a ser rubio. Me pregunté si la luz había causado esto pero el cielo estaba despejado y dudaba que el sol hiciera cambio tan brusco.

Después, en vez de volver a mi apartamento, fui corriendo al laboratorio de Chaz y aquí me tenéis. Como histérico dando vueltas alrededor de un jaqueado Chaz.

-¡Fue genial!

-No grites, Justin... Me duele mucho la cabeza -se quejó en voz baja.

-Lo siento, es que... Si lo hubieras visto... Primero era rubia y ¡Boop! No lo era... Era una caliente pelirroja que me...-mordí mi labio.

Chaz rió por la bajo ante mi actitud. En parte me reconfortaba saber que todo entre nosotros volvía a ser como antes.

-Tranquilo, hermano -sonrió Chaz-. ¿Sabes? He estado pensando... Esa mujer rubia, ¿Te fijaste en algo más?

-Sí, tenía los ojos azules.

-¿Algo más? Actitud... Por ejemplo.

-Pues... Era como sumisa y defendía al tipo. Sí, tal vez eso... Me enseñó los dientes como si fuera una leona.

-Vaya amigo -se ríe-. Creía que tú eras el león.

-En todo caso sería un tigre, o un puma -rugí.

-Sigue contando -sugiere Chaz.

Me senté enfrente de él y suspiré, hasta se me había quitado el dolor de cabeza. Sonrió mirando a Chaz.

-¿Has visto a la secretaria? -sonreí.

-Es MI secretaria -destacó el 'mi'.

-Bueno, pues tú secretaria está muy bien.

-Está casada -dijo fuertemente Chaz.

-¿Y? -pregunté encogiéndome de hombros-. No soy celoso -sonreí suavemente.

-Claro, pero su mujer sí es muy celosa.

Oh mierda.

-¿Mujer?

-Sí, Justin. Cómo tú y yo, marido.

Chaz empezó a reír al ver mi cara. Joder... Siempre sé cómo meter la maldita pata. Y parece que perdí facultades para meter a Jerry.

-Ven, Justin. Quiero enseñaste algo -sonríe Chaz levantándose.

-No te jode -suelta Milk que parece que por fin se despertó-. Cuidado y te la mete por detrás ote obliga a chupársela.

-¡No seas asqueroso! -dije en voz alta.

-Justin, hermano -dice Chaz-. No es eso... Es otra cosa mejor.

Me levanté y lo seguí. Fue saludando a todo mundo hasta llegar al ascensor. Vi que presionó el botón de -7, que explícitamente decía que teníamos el paso restringido.

-¿Cuántas plantas son? -pregunté.

-Que tu veas... Sólo diez. Por debajo hay otras diez.

-¿Y qué hay?

-Ya lo verás.

-¿No podemos ir por las escaleras? Sabes que sufro claustrofobia y...

-Las escaleras son peores. Créeme, yo que no tengo claustrofobia lo paso muy mal bajando las escaleras.

The Ruthless Master.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora