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Él era pequeño.

Él tenía un surtido de pecas en su rostro.

Él llevaba el cabello largo y negro.

Él lloraba encerrado en un cubículo del baño del gimnasio casi todas las semanas.

Él se llama Lee Felix.

-¿Lee Felix? -asintió casi con desespero.

-Sí, sí. Lee Felix, ¿lo conoces? -comenzó a golpear el suelo con su pie izquierdo, tenía prisa. Bastante prisa.

-Ah, Felix. Sí, lo conozco, ¿por qué? -apretó la mandíbula para controlar las ganas que tenía de golpear a ese chico. Lo que le había preguntado no era difícil de entender y además ya le había explicado de antemano la situación para ahorrar tiempo, pero el imbécil que tenía en frente mirándolo con serenidad y el cabello revuelto parecía que simplemente se burlaba de él.

-¿Sabes dónde pueda estar? -el chico lo meditó un momento y finalmente asintió, Chan casi suspiró de alivio, casi.

-En el gimnasio

¿El gimnasio? ¿Era en serio? ¡El gimnasio quedaba al otro jodido lado del colegio! Bufó y comenzó a dar pasos rápidos rumbo al lugar, en su mano derecha iba ya arrugado el papel que con tanta urgencia le había explicado el profesor que debía entregarle al tal Felix.

-Por favor, Bang Chan. Yo sé que no lo conoces, pero a esta hora creo que eres el único que puede hacerme este favor de buena gana -suplicó-. El chico realmente necesita este documento y yo debo presentarme a una reunión justo en 5 minutos, ¿podrías llevárselo?

-Yah, ¿pero él no tiene amigos? -preguntó cogiendo el dichoso documento y observándolo por encima, la portada estaba en blanco.

-No -murmuró el profesor antes de retirarse, le agradeció con un grito a mitad del pasillo y desapareció rumbo a la sala de reuniones. Suspiró y fue en busca de Lee Felix.

Ingresó al gimnasio buscando con su mirada por los alrededores. No había absolutamente nadie.

-Bien, me rindo. Si esto es tan importante, que lo busque él -gruñó yendo hacia los baños y dejando los papeles sobre una banca para poder lavarse el rostro, necesitaba despejar el estrés que le había producido su ardua búsqueda.

-¿Quién está ahí? -escuchó una voz ronca, como si esa persona hubiese dormido cuarenta y ocho horas ininterrumpidas. Dio un respingo por el susto y alzó la mirada al espejo que tenía al frente, encontrando un cubículo con la puerta levemente abierta, dio media vuelta y caminó hasta allí.

-Eh, ¿hola? -murmuró empujando la puerta por completo, frente a sus ojos un chico delgado, hecho bolita sobre el retrete, dejaba caer lágrimas a libre albedrío y sorbía su nariz en silencio.

Es hermoso, pensó, recorriendo con su mirada aquel rostro perfilado, con aquella nariz respingada y todas esas pecas debajo de sus ojos. Era delicado. Y parecía roto.

-Hola -murmuró con aquella misma voz ronca. No es que haya dormido horas, es que había llorado hasta agotar sus fuerzas.

-¿Estás llorando? -quiso golpearse con más ganas que las que tenía de golpear al chico que le indicó dónde podría estar Lee Felix.

Que pregunta más estúpida, Bang Chan, se reprendió en su mente.

-¿Por qué? ¿Vas a consolarme tú también? -Preguntó sonriendo sin ganas, Chan pudo apreciar por apenas segundos su bonita dentadura.

Petty [Chanlix] Pt1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora