Crooked

Consecuencia.

Habían pasado ya siete meses de su ruptura, y afortunadamente, Ji Yong no tenía que ver ni interactuar demasiado con Seung Hyun, el grupo se encontraba en un descanso y cada integrante se concentraba más en sus propias actividades. Seung Ri estaba promocionado en Japón, Young Bae trabajando en su propio álbum y conciertos, Dae Sung también concentrado en sacar su álbum solista; a Seung Hyun era al que menos veían por pasar días enteros en el set de filmación para sus películas, y cuando no estaba trabajando se encerraba en su casa con alcohol. Por otro lado, Ji Yong había comenzado a trabajar en otro álbum solista. Este sería completamente diferente a lo que había sido ONE OF A KIND, él consideraba que ya había madurado, había cambiado. El Kwon Ji Yong de hacia un año ya no existía, ya no más. Incluso podía recordar el rostro de Teddy al leer los borradores casi ilegibles de algunas de las canciones. Algunas las había rechazado, siempre con palabras amables.

—Ji Yong, no puedes sacar esta canción— dijo, leyendo aquellas hojas de libreta arrancadas que le había entregado. Estaban sucias y arrugadas, se podía notar que había estado llorando mientras lo escribía. —No me malinterpretes, es genial, pero esto es muy personal. Estás siendo muy obvio— ahora lo miró, lo miraba con lástima. Ji Yong dudó que el problema fuese el público, ellos siempre se pondrían una venda de ojos tratando de no ver lo obvio. El problema era que él, Seung Hyun, lo escuchase.

Ji Yong trataba de esforzarse por fingir que todo estaba bien con él, pero disimular y mentir nunca había sido su fuerte. Nadie, siquiera sus amigos más cercanos, sabían de Seung Hyun, ellos sólo sabían partes de la historia: que estaba perdidamente enamorado de alguien y de los problemas que su relación le traían, que habían terminado y estaba sufriendo. Ji Yong sabía que ellos sospechaban, lo sabía por las miradas que le daban cuando les hablaba de él; era una mirada curiosa y sospechosa, y el rapero no se esforzaba realmente por esconder que era Seung Hyun, lo dejaba al aire como una burbuja flotando. ¿Sí será él o son sólo especulaciones? Ya no importaba, de todos modos. Ya había terminado, todas las promesas se habían roto en mil pedazos, como un cristal hecho añicos, y cada fragmento era un dulce recuerdo a su lado enterrándose en su piel.

Cada uno tenía diferentes formas de demostrar su dolor, pero Ji Yong siempre había sido algo imprudente. A él no le importaba demostrar que su corazón había sido roto, lo gritaba. Él ahora era el chico malo que le gusta ir de fiesta y estar sin límites. Cada uno sanaba sus heridas con alcohol, encontrando consuelo en los efectos de la bebida.

Y justo aquel día, a Yang se le había ocurrido realizar una reunión entre los cinco miembros, aprovechando que todos se encontraban en Seúl. A tan sólo días de que Ji Yong tuviese una gira en solitario y pudiese excusarse de no ver al mayor del grupo por unos cuantos meses, pero parecía que el destino disfrutaba de mofarse de su suerte. Y a pesar de que su gira mundial había acabado hacía casi tres meses. Por un lado, aquellos conciertos en cada país habían sido geniales, cantar sus nuevas canciones y apreciar la tan positiva reacción del público era algo realmente grato para los cinco. Un océano amarillo bellamente extendido en la oscuridad de una arena, estrellas en un infinito expresando un sueño cumplido. Pero por otro lado, había sido un infierno para los dos raperos del grupo. Fingiendo sonrisas, que mantenían una amistad cercana y que no había una tormenta destruyendo sus interiores.

Pero como siempre, la gente era ciega. Nadie notaba la extraña distancia creada por un muro entre, quienes eran antes, la perfecta combinación de almendras con chocolate. Ya no hablaban y sus interacciones habían sido reducidas a nada, ¿dónde habían quedado esas bromas que nadie parecía querer, esas miradas ocultas entre canciones, esa constante búsqueda por el contacto del otro? Se habían esfumado entre el olvido y el tiempo, mezclándose entre el dolor.