Capítulo 9

2.5K 291 142
                                    

El señor Minatozaki está sentado en la sala, ojeando relajado un libro mientras Sana lentamente se acerca y se arrodilla al lado de donde está su padre sentado, "Papá" llama la atención del hombre quién de inmediato cierra el libro y fija la mirada en su hija, "Uhm... ¿Puedes hacerme un favor?" pregunta insegura en un tono bajo.

Su padre entrecierra sus ojos y con una sonrisa, cuestiona, "¿De qué se trata?"

Sana sonríe con timidez antes de preguntar, "¿Me enseñarías a bailar?"

El hombre abre ampliamente sus ojos y con una sonrisa de oreja a oreja, asiente emocionado.

[...]

Aprender a bailar no ha sido tan sencillo para Sana, principalmente porque siente que su cuerpo está oxidado.

En la mitad de la sala, su padre comienza a darle instrucciones, desde los movimientos de los pies hasta los movimientos de los brazos.

Sana sólo lo mira moverse y sin haberlo intentado, asegura que se le hace demasiado difícil.

Su padre la toma de la mano para que haga un intento, "Haz lo que yo hago" indica su padre.

Sana asiente y comienza a copiar los movimientos –agradece a Dios internamente porque es sólo balada–

Después de varios intentos, Sana finalmente le toma el ritmo a la música y comienza a poner en práctica los pasos hasta sentir que su cuerpo comienza a relajarse.

Bailar relaja, Sana sonríe mirando a su padre al lado de ella.

"Ahora bailemos juntos" sugiere su padre y su Sana alegremente acepta, comenzando a bailar con su hija.

Un...

Dos...

Un...

Dos...

Su padre musitaba mientras dirigía a Sana de lado a lado.

Definitivamente bailar sola es más sencillo que hacerlo acompañada, piensa, cuando bailas sola, eres dueña de tus propios movimientos pero al bailar con alguien debes adaptarte a los movimientos de la otra persona.

Es trabajo en equipo.

Sana se distrae con sus propios pensamientos y un segundo después le da un pisón a su padre. El hombre se queja, "Lo siento, lo siento" Sana se disculpa rápidamente.

"Cariño, no te preocupes. Lo estás haciendo muy bien" anima su padre y Sana suelta una risita mientras continúa bailando.

—  

Después de incontables horas de baile, Sana se encuentra bailando con Momo en el balcón.

Ambas bailan bajo la inmensa luna, volviendo a sonreír como solían hacerlo.

Sana bailaba como toda una experta, sorprendiendo a Momo con cada movimiento y cada paso de baile que su padre le enseñó.

"¿Desde que cuando eres tan buena en esto?" cuestiona Momo entre los brazos de Sana con una sonrisa (la cual Sana no puede ver porque está detrás de ella).

"Desde que tú me inspiraste" Sana le susurra dulcemente en el oído, enviando escalofríos por su espina dorsal. Momo se sonroja un poco y recuesta su cabeza sobre el hombro de Sana.

Bailaron la noche entera y si alguna estaba cansada, no se atrevían a decir nada porque estaban disfrutando cada minuto en los brazos de la otra.

Momo y Sana pasaban el tiempo juntas.

Fueron a aquel puente de madera –donde Sana le dijo a Momo que la ama por primera vez– a contemplar el atardecer.

you in my heart; samoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora