Parte 5: El entrenamiento

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Lynn quedó pasmada ante lo que oía. Siguió hablando en susurros, para no despertar a Leni.

- Déjame ver si entendí... Leni estaba siendo acosada, te detienes para ayudarla, te golpean, los castigan, ¿...y aún así quieres vengarte?

- Esto no tiene nada que ver con la venganza -aseguró Lincoln- Me siento satisfecho con lo que hizo el director; no creo que esos bravucones se merezcan nada más que eso. Pero me sentí... débil al ver que lo único que pude hacer por Leni fue conseguirle tiempo. Y si en otra ocasión ocurre lo mismo, con más personas, o con alguien más peligroso, ¿entonces qué haré? ¿Quedarme viendo como algo les pasa a mis hermanas?

Lynn comprendió de inmediato lo que pasaba por la mente de Lincoln. Quiso ayudarlo. Después de todo, él era un chico; era lógico que quisiera protegerlas, en especial con tantas hermanas menores, y unas mayores que no sabían defenderse.

- No estoy segura de esto, Lincoln. Tal vez deberías preguntarles a nuestros padres para ver que piensan...

- Ya sabes como son. Prácticamente si no involucra grandes cantidades de dinero, drogas y esas cosas, estarán de acuerdo con todo.

Lynn seguía sin estar convencida. No le gustaba la idea de un Lincoln violento.

- Link, no quiero que cambies tu forma de ser solo por recibir unos golpes. Te quiero tal y como eres...

Esa palabras lograron que Lincoln por fin se tranquilizara, aunque su determinación no se enfrió.

- Lynn, te prometo que jamás dejaré de ser como soy, pero quiero saber defenderme, al menos para saber que hice todo lo que pude.

Ya no había fuego en su mirada, solo esa eterna amabilidad y compasión que las hermanas Loud siempre veían en el albino.

- Hum... Está bien, Lincoln. Puedo ayudarte. Pero espera a mejorarte, tontín -rió al castaña. Le dio un golpecito en su nariz. Se despidió con un ligero beso en su frente.

Aunque de verdad quisiera aprender a pelear, Lincoln también pensó que sería una excusa para pasar un poco más de tiempo con Lynn.

Estaba pensando en todas las cosas que haría al entrenar, cuando Leni despertó.

- Ehm... -Leni se desperezó- Lincky, deberías estar dormido, tienes que descansar. 

- Ah sí, lo siento, Leni.

El dolor inmediatamente volvió después de haber sido recordado sobre él, y ya consciente de lo muy maltrecho que tenía el cuerpo, Lincoln se durmió.

Una semana después, Lincoln volvía a estar completamente recuperado. La noticia de que tres de los bravucones habían sido expulsados, y que él había sido el causante, por no mencionar que salvó a su hermana, se había difundido, lo que le acarreó un considerable aumento de admiradores. 

Sin embargo, Lincoln sólo les hacía caso a Clyde, Rusty, Liam y Zack, que habían sido sus amigos desde el principio. Se la pasaban hablando, comiendo y jugando, sin importarles la cantidad de personas que los saludaban.

Sin embargo, fue sólo Clyde quien se animó a continuar con la idea de entrenar con su amigo, los demás no tuvieron las ganas suficientes como para seguir con el régimen.

Lynn era una jugadora estupenda, pero como entrenadora era una torturadora; los chicos lo aprendieron de la mala manera. Y es que el primer día de entrenamiento, Lynn no tuvo ninguna compasión.

- ¡Arriba, arriba! ¡Hora de levantarse!

- ¿Qué chin...? Lynn, son las seis de la mañana...

- Exacto, la hora con el clima perfecto para entrenar. ¡Despiértate!

Mi hermana favoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora