Parte 1.

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"...así que decidió sentarse en uno de esos desgastados bancos, aunque sólo fuera por descansar las piernas porque estar ahi no le causaba ningún placer, pero la situación no le dejaba otro remedio.
Bajo ella la multitud de jóvenes y adultos disfrutaba de la fiesta. Una multitud que apestaba a alcohol, sexo y drogas. La situación le parecía extremadamente desagradable. El ruido de las olas que tanto quería oir se veía eclipsado por gritos, música y peleas. "¿Qué ve la gente de divertido en esto?", pensó. Se inclinó hacia delante y dio un fuerte suspiro. Se sentía sola y apartada en aquel lugar a pesar de que había bajado con la intención de divertirse. Entonces, una voz salió de detrás de ella.
-¿No quieres estar abajo?
Se dio la vuelta y un joven estaba de pie detrás de ella con las manos metidas en unos apretados vaqueros y un suéter blanco de lana abrigandole. Lo primero que pensó fue "Genial. Seguro que es otro tío que intenta ligar".
-No -contestó- Estoy esperando a que vengan mis amigos que quedamos aquí hace unos minutos.
Había mentido pero sólo quería quedarse sola, no necesitaba que nadie estuviera molestandola.
-Si quieres puedo hacerte compañía hasta que lleguen.
-Oye, no necesito compañía. Asi que circula-su tono fue bastante agresivo. En el interior pensó que se había excedido pero sólo quería tranquilidad. La cara del muchacho fue de culpabilidad.
-Disculpa, es que mis amigos me han dado plantón y al verte aquí pensé que... Pero, bueno, me voy. No quería molestarte.
Y el joven continuó su camino, con sus manos en los bolsillos y algo cabizbajo. Al verlo así su cuerpo se lleno de remordimiento. Tal vez su intención no fuera mala del todo y lo había juzgado con dureza.
-¡Espera! - Al oírla el joven se dio la vuelta- La verdad...es que mis amigas me han dejado aquí por ligarse a unos chicos así que... Bueno, cualquier compañía es buena.
El joven sonrió y se acercó de nuevo a ella.
-¿Te importa que me siente? -preguntó.
-No, claro -contestó ella haciéndole un hueco en el banco de madera.
Durante unos momentos hubo silencio entre los dos mientras contemplaban las hogueras sobre la arena y la inmensa masa de gente que había alrededor de ellas. Se oía mucho jaleo aunque desde aquel paseo alejado de la playa era más llevadero el ruido. Finalmente, el joven rompió el silencio.
-Tus amigas te han dado plantón. Sin embargo, no estas ahí abajo tratando de divertirte. ¿Puedo preguntar por Que?
Casi parecía que se estaba metiendo con ella, y eso sin casi conocerse.  Puso una mueca de incomodidad y trató de contestar con sinceridad. Tampoco perdía nada.
-No me gusta ese ambiente. Estar rodeado de gente... Y más en una noche como esta donde sólo por tener vagina ya todos los chicos vienen a por ti. -y le lanzó una mirada incriminatoria.
El joven entendió el mensaje pero no se dio por aludido, al contrario, le respondio con una sonrisa.
-Siento que creas que he venido a por ti o a pedirte un polvo o lo que sea. Hay algo más entre un hombre y una mujer que el sexo.
-Eso es lo que diría un chico que busca sexo para quedar de bueno.
El joven le miró de soslayo aunque con una sonrisa en la cara.
-Veo que no te fias de mi.
- En una noche como esta ni de mi sombra.
-Bueno, no voy a intentar convencerte de que soy bueno o de que sólo quiero hablar. Eso deberías verlo tu misma. Si no quieres ver mis intenciones cordiales no tengo por qué esforzarme en caerte bien, ¿verdad?
Dudó un poco. Tal vez estaba siendo demasiado agresiva y maleducada.
-Bueno... yo... Disculpa.
-Disculpas aceptadas -contestó sonriendo- No me extraña que seas precavida en una noche así. Si yo fuera chica tampoco me fiaría de nadie. Pero no deberías estar aquí sola.
- ¿Y eso por Que?
-Quizá para estar sola aquí viendo como los demás allá abajo se divierten es mejor que tú te vayas por tu cuenta a dar un paseo. Es lo que he hecho yo. Mis amigos se fueron con unas chicas que conocieron ahí abajo y bueno... decidí echar a caminar. Y di contigo.
La chica se sorprendió por la situación del joven. Estaba igual que ella, abandonado por sus amigos.  Si es que esa historia era cierta. Tenia curiosidad por esa historia.
-¿Cómo eran las chicas con las que se fueron?
El chico se quedó pensando un instante.
-Una era rubia, bajita de más o menos metro sesenta y la otra era morena más alta. 
La joven enarcó una ceja, sorprendida por la respuesta del joven. Siguió preguntando.
-Y, ¿recuerdas algún nombre?
-Creo que una de ellas se llamaba Sonia. ¿Por qué tanta curiosidad?
La joven no pudo evitar reirse. Casi parecía que todo estuviera preparado. Tras calmar la risa miro al joven.
-Acabas de describir a mis amigas.
El joven quedo muy sorprendido. Fue una pura  casualidad que los amigos de ambos jóvenes estuvieran juntos esa misma noche y ellos se quedaran descolgados.
-Vaya. Eso si que no me lo esperaba. Pero no te vi cuando mis amigos conocieron a tus amigas.
-Eso tiene una sencilla explicación. Fui al baño y al volver... puff... ya no había nadie. Así son mis amigas.
Los dos jóvenes se miraron a los ojos y durante un segundo y echaron a reír entre los dos.
-La verdad es que es muy raro. Nuestros grupos tenían que conocerse al fin y al cabo. Aunque si tenia que conocerte, me alegro de que haya sido aquí y no ahí abajo. -dijo el.
-Lo mismo digo- contestó ella.
En ese momento el aire tenso que había al inicio de la conversación desapareció y un feeling surgió en el aire. El joven le extendió la mano a la chica.
- Por cierto, soy Dante.
-Yo Elena.
Ambos se dieron la mano y su conversación continúa..."

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