Parte 5

0 0 0
                                    

"...Ese día Elena durmió como nunca antes lo había hecho. Se despertó descansada, con la mente despejada, con el ánimo subido; se sentía feliz. Nada más abrir los ojos la imagen que le vino a la mente fue la de Dante, sus besos, los dos fundidos en un abrazo y recordó la sensación de ese momento. Sin quererlo se había quedado embobada mirando a la pared de la cocina con el bol de cereales delante, enfriándose, y su madre le observaba entre leves risitas.
-¿En quién estás pensando, pequeña?
Elena despertó de su mundo tras el comentario de su madre.
-En nadie. ¿Qué te hace suponer que estoy pensando en alguien? -respondió Elena con las mejillas ruborizadas. En ese momento intentó volver a su bol de cereales.
-Nunca te había visto así, de modo que sólo puede significar una cosa y es que estás colada por un chico.
Elena cerró los ojos exasperada y comenzó a mentalizarse para la andanada de preguntas que iba a soltarle su madre en ese momento. Se conocían demasiado bien.
-¿Cómo se Llama? ¿Es guapo? ¿Qué estudia? ¿Y qué edad tiene? ¿Y...?
Elena interrumpió a su madre agobiada por el interrogatorio estilo FBI.
-Sólo te voy a decir que se llama Dante, es lo único que necesitas saber por ahora. Ya te informaré más adelante -entonces se levantó de la mesa- Me acabaré el desayuno en mi cuarto.

Elena pasó el día con normalidad, haciendo sus quehaceres en la casa aunque no podía evitar pensar en Dante. No quería llamarle o enviarle un mensaje porque parecería una desesperada así que estaba ansiosa de ganas por dentro, tratando de contenerse.

Por la tarde decidió salir a pasear con su perro Buck para tratar de despejarse, caminando un poco por el barrio hasta llegar una zona despejada que tenía vistas al mar a lo lejos. Pero algo iba mal. Durante todo el paseo se había sentido observada por una figura encapuchada que le observaba desde la distancia. Había tratado de despistarla pero cada vez estaba más cerca y cuanto más cerca estaba más nerviosa se ponía. Cogió el móvil dispuesta a llamar a su madre para que viniera a recogerla enseguida o a emergencias por si trataba de robarle o violarle pero el número que decidió marcar por instinto fue el de Dante.
-¿Dante? -dijo en voz baja- Soy Elena. Sé que es una locura que te haya llamado para esto pero hay alguien que me está siguiendo y creo que no tiene buenas intenciones. Por favor, ¿podrías acercarte? Estoy cerca del parque, en la avenida que da al mirador.
Elena ni siquiera había pensado en si Dante tendría modo de acercarse allí, si vivía cerca, si estaba haciendo cosas o no, no lo había tenido en cuenta pero algo en su interior le hizo llamarle. Pensaba que le iba contestar que no podría acercarse pero la respuesta le sorprendió.
-Voy para allá. Aguanta.
Se guardó el móvil en el bolsillo y siguió andando. Pasaron pocos minutos y la sombra que le seguía estaba a pocos metros de ella. El miedo hizo mella en Elena y, cuando ya no pudo aguantar más, echó a correr... y la sombra también, tras ella. A su alrededor no había nadie que pudiera ayudarle, en una avenida de peatones sin edificios a los lados, ninguna casa en la que tocar, nada. La sombra estaba encima ya y se abalanzó sobre ella, tirándola al suelo. Elena gritó y Buck comenzó a ladrar hacia el encapuchado pero, de un movimiento con la mano, el perro cayó al suelo como inconsciente.
-¡Ayuda! ¡Por favor!
-¡Quieta, maldita niña!
Elena dio un fuerte grito mientras el encapuchado trataba de ahogarle con sus propias manos. Pero algo paró la opresión del cuello.
-Oye, saco de mierda. -dijo una voz. Era la de Dante. Cogió al extraño y comenzó a sacudirle golpes- ¡No te atrevas a tocarla!
Elena se quedó en el suelo escuchando golpes,  asustada, con los ojos cerrados, hasta que pararon.  Entonces se incorporó pero el individuo no estaba, había desaparecido. Se acercó corriendo a Dante.
-Oh, Dante... gracias por venir. ¿Cómo has venido tan rápido?
-Es que me pillabas por aquí cerca. Ha sido una suerte que estuviera aquí, pero no deberías ir sola.
-No iba sola. Buck iba conmigo y... -entonces miró alrededor y vio a Buck en el suelo, quieto, con los ojos cerrados. Se acercó corriendo hasta él, muy preocupada.
-¡Buck! ¡Buck, No!
El cuerpo de Buck estaba inerte, no respondía a la llamada de su dueña. Elena estaba destrozada, no entendía como podía haber pasado. Sin embargo, Dante le puso la mano en el hombro y la tranquilizó.
-Tranquila, sólo está inconsciente, ya verás como despierta. Eh, Buck, arriba muchacho -dijo Dante zarandeando al animal.
Y Buck abrió los ojos y se levantó, dando lametazos a Elena.
-¡Buck! ¡Estás bien! -y abrazó al perro con todas sus ganas para después abrazar a Dante y darle un gran y enorme beso -Dante, gracias por venir.
-¿Me echabas de menos?- susurró a pocos centímetros de los labios de Elena.
-No te haces idea..."

El mundo de Dante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora