Prefacio

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Ya nada quedaba para mí. Junto a ella se desvanecía la vida, los sueños y esperanzas. No estaba dispuesto a vivir entre sombras como si mi vida fuera una noche eterna. Sin ella no me quedaba nada. A unos metros el gentío lanzaba gritos de alegría mientras mi corazón lloraba lo que mis ojos no podían.

Apreté mis puños, pronto el sol tocaría mi torso desnudo y todo terminaría.

Sol, voy hacia ti.

Sol… hazme tuyo…

Noche Eterna (Edward's New Moon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora