Destello

425 20 3
                                    

¿Nerviosa? eso era quedarse demasiado corta. Hacia horas que Marta me había dado la noticia de que mañana tendría una entrevista de trabajo y estaba muerta de miedo.

- Mi jefe me ha preguntado si conocía a alguien que necesitase trabajar y que pudiese encajar, y bueno le hablo muchísimo de ti habitualmente así que me dijo "¿Qué hay de tu amiga Aitana? ¿Trabaja? " Así que le dije que no y me comentó que si estabas interesada fueses mañana a la oficina a las 11 a hacer una entrevista con él.

Y ahí estaba, frente a mi armario pensando que se ponía una persona como yo para una entrevista de trabajo puesto que no había estado nunca en ella. Mi madre estaba emocionada, sabía que era una gran oportunidad y había escuchado un millón de veces hablar a Marta de lo a gusto que estaba en su trabajo y con el ambiente.

Apenas pude dormir en toda la noche, pensaba que no iba a ser capaz de asumir un trabajo así, que posiblemente no serviría y que sería un desastre. 

Cuando se lo dije a Vicente se alegró mucho por mi, pensó que era lo que necesitaba para distraerme y que gracias a eso podría sentirme mejor con mi vida. Pensé que quizás de esa forma podría cambiar mi actitud y así poder estar como al principio con él sin hacer tantas cosas que le enfadasen.


A la mañana siguiente con más ojeras de las que me gustaría me metí en la ducha, lavé cuidadosamente mi pelo y me apliqué una mascarilla, cosa que hacía tiempo que no llevaba a cabo. Al salir me extendí  crema hidratante por todo el cuerpo y me maquillé de forma sutil e intentando tapar esas sombras bajo mis ojos. Sequé y pasé mi plancha por todo el pelo con especial cuidado en mi flequillo.

Opté por un pantalón vaquero claro y un jersey finito burdeos con una camisa debajo. Para los pies unos botines negros con algo de tacón, un reloj y un collar. Intenté desayunar algo pese al nudo que tenía en mi estómago y con mi currículum en la mano me fui directa al destino.

Estaba lloviendo esa mañana a cántaros. ¡Maldito otoño!. Intenté mojarme lo menos posible, sobre todo mi pelo que tanto esmero había puesto en dejarlo decente. Llegué 20 minutos antes de lo esperado así que no pude hacer más que fumar un cigarrillo mentolado bajo un edificio mientras no dejaba de mirar la hora de mi móvil, en ese momento recibí un mensaje de Vicente.

-Cosita llámame cuando salgas de la entrevista, estate tranquila y que tengas mucha suerte, te quiero cariño.

- Yo también, y sí tranquilo que te aviso. Un beso- Le contesté


A las 11 en punto entré por la puerta cuando vi a Marta con una sonrisa cómplice en la cara mientras atendía un cliente. No había estado allí nunca pero me pareció un sitio agradable y acogedor. Apenas 3 sillones para los clientes, dos mesas grandes de madera con un ordenador cada una y armarios detrás de estas con una gran impresora. Tras una pared de cristal estaba un despacho con una gran mesa de madera oscura y un gran sillón negro con alguien sentado en él. No pude ver mucho más porque la puerta estaba cerrada.

- Enseguida te atiende Aitana, está acabando con un cliente - Me comentó Marta ahora libre de trabajo mientras me daba un abrazo y un sonoro beso - Ven, voy a presentarte a Graciela, es la novia de Cepeda y viene un par de horas al día a echarnos una mano.

En ese momento reparé que tras mi espalda había otra habitación con una mesa igual que las de fuera y una silla. De ese lugar se levantaba una chica morena y alta con una sonrisa preciosa. Me sorprendí de lo poco que prestaba atención a Marta hablar porque es cierto que había escuchado su nombre varias veces pero no recordaba que fuese su compañera de trabajo.

- ¿Tú debes de ser Aitana no?, encantada soy Graciela pero me llaman Graci - me comentó mientras me daba dos besos y un abrazo. Me pareció bastante simpática y guapísima - ¿Estás nerviosa? - Me preguntó

- Bueno, la verdad que si, un poco - Contesté sonriendo, después de todo si es la novia del jefe y mi (espero) futura compañera era mejor empezar con buen pie.

- No te preocupes, seguro que lo haces genial, Cepeda no se come a nadie, tu sé como eres habitualmente y todo irá bien.- Me dijo con una amplia sonrisa pero mirándome detenidamente.


En ese momento escuchamos una puerta y a alguien despedirse e irse de la oficina. Al salir, lo primero que pensé al verle es que no esperaba a alguien tan joven de jefe, no sabía con exactitud que edad tenía pero no era la idea preestablecida de señor de mediana edad que yo tenía en mente para ese cargo.

- ¿Eres Aitana, no? Encantado, ven pasa a mi despacho ahí hablamos tranquilos- y dándome dos besos me invitó a pasar. 

Olía bien, era más alto que yo y tenía una barba recortada morena como su pelo, con principios de rizos. Tenía la mirada intensa, tanto que me recorrió un escalofrío cuando me miró. Su sonrisa era coqueta, casi provocativa y le daba un aspecto de hombre chulesco.

Cuando entré en el despacho vi más detalles como pequeños armarios o una gran mesa redonda con sillas acolchadas negras de reuniones. Tenía algunos cuadros con aspectos algo antiguos por las paredes y una gran planta junto a su mesa de trabajo.

Me invitó a sentarnos en la mesa de reuniones uno al lado del otro - No quiero que sea algo con aspecto demasiado formal, no quiero asustarte, prefiero hablar así cara a cara - Me dijo mientras ojeaba mi currículum.

- Bien, cuéntame un poco sobre ti Aitana, ¿Estás nerviosa? - Me preguntó de nuevo con esa mirada intentando descubrir que escondo detrás y esa sonrisa de lado que lejos de lo que pretendía, solo me ponía más nerviosa de lo que ya estaba.

- La verdad es que si, bastante - Bien Aitana, bien, tú y tu sinceridad aplastante cuando tienes que resultar prudente y comedida - Bueno, no se, es algo importante y siempre hay nervios cuando algo es importante ¿no? - Para de hablar Aitana que la estás liando más, chica - Me dije mentalmente.

El esbozó una suave carcajada, supongo que en ese momento mi cara tenía que ser un cuadro y no era para menos. Me hacía sentir pequeña, inexperta, pero la parte de mi descarada que quería dar la apariencia de tener el control me hizo esbozar una sonrisa dulce, pero segura.

Tras una charla bastante amena en la cual me preguntó sobre mis estudios y anteriores trabajos que no eran la gran cosa, y de hecho esperaba que no preguntase más de lo debido teniendo en cuenta que había puesto un par de cosas para rellenar que no eran ciertas. No fue para nada lo que tenía entendido por entrevista de trabajo puesto que las risas estaban presentes constantemente. 

Tenía una voz serena y hablaba en un tono bajo, casi como si quisiera contarme un secreto. Me llegaba su olor desde mi asiento, afrutado, profundo, varonil. No se cuanto tiempo estuvimos hablando pero había conseguido relajarme e incluso soltar un par de bromas que hicieron que se riera, tenía unos dientes bonitos.

- ¿Sabes? Creo que lo que más me gusta de ti es tu sonrisa, tan amplia, transmite tanto, embaucas- Creo que consiguió hacerme sonrojar y callarme de golpe, lo único que pude hacer es apartar mi mirada y encogerme en la silla. Lo cierto es que no estaba muy acostumbrada a recibir piropos.

- Graci, ven me gustaría que le hicieses solo una pregunta para saber si es nuestra próxima incorporación- Su voz me sacó del trance cuando llamó a su novia y esta entro en el despacho acompañada del ruido de sus tacones.

- Bueno, supongo que mi pregunta es si estás dispuesta a estar aquí de forma permanente - Sonó dulce la voz de la chica mientras me analizaba de arriba a abajo esta vez con la sonrisa más comedida

- Si consigo hacer mi trabajo de forma correcta y estoy cómoda ¿Por qué no? - Contesté mirando a los ojos directamente a Cepeda que me ofreció su sonrisa como respuesta.


¿Era quizás esto un destello de lo que parecía ser la luz de esa puerta que tanto ansiaba?


Todo fluyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora