Semidioses en Hogwarts

•2•

•Piper•

— ¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí! ¿Todo bien por ahí, Harry? — busco el orígen de la voz. Proviene de una cara peluda y alegre iluminada por una lámpara que sujeta la misma persona.— Venir, seguidme...¿Hay más de primer año? Mirad bien dónde pisáis. ¡Los de primer año, seguidme!— aguanto la respiración al ver mejor de quién proviene la voz. Un gigante. Supongo que será un gigante bueno, porque sinó, dudo que esté en Hogwarts.

Seguimos andando un rato a oscuras, aún cogidos de las manos, cuando el gigante vuelve a hablar:
— En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts, justo al doblar esta curva.

No puedo evitar la sorpresa al ver el impresionante castillo que se veía arriba de una montaña, al otro lado de un lago negro. Tampoco puedo evitar sonreír al notar a Jason tensarse a mi lado, ni al escuchar a Annabeth empezar a murmurar todo de cosas relacionadas con la arquitectura y el castillo.

La voz amigable del gigante nos hace reaccionar a todos:
— ¡No más de cuatro por bote!— y en ese momento, Jason, Hazel y Annabeth están al lado de Percy, haciendo que Percy, Frank y yo no pudamos evitar soltar una carcajada.

Frank y yo nos subimos a un bote, y luego suben un chico pelirrojo y un chico con gafas, que parecen amigos.
— ¿Todos habéis subido?— continua el gigante, solo en un bote.— ¡Venga! ¡ADELANTE!

Todos los botes empiezan a moverse a la vez, y todos están en silencio observando el castillo, menos Annabeth, que sigue murmurando cosas del castillo, Jason y Hazel que murmuran oraciones en latín para Poseidón mientras se abrazan entre sí, y Percy, Frank y yo, que intentamos aguantarnos la risa al verlos así.

— ¡Bajad las cabezas!— avisa el gigante cuando los botes empiezan a alcanzar el peñasco. Agachamos la cabeza, y los botes pasan a través de una cortina de hiedra, hasta un muelle subterráneo.

Jason, Hazel y Annabeth son los más rápidos en salir, mientras que Percy es el último. Cuando nos reunimos los seis, nos volvemos a dar las manos.

— ¡Eh, tú, el de allí! ¿Es éste tu sapo?
— ¡Trevor!— me giro para ver al chico que buscaba el sapo en el tren recoger contento un sapo.

Luego, siguiendo la lámpara del gigante, salimos al césped a la sombra del castillo, y de ahí subimos por unos escalones de piedra hasta la puerta de roble.

— ¿Estáis todos aquí? Tú, ¿todavía tienes tu sapo?— el gigante levanta el puño, y golpea tres veces la puerta del castillo, que se abre de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, espera allí.— Los de primer año, profesora McGonagall— dice el gigante.
— Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí.— responde la profesora. Entonces abre bien la puerta.

El vestíbulo de entrada es tan grande que Festus habría podido abrir bien las alas. La sonrisa se me apaga al pensar en Leo, que está...muerto.

Seguimos a la profesora McGonagall por un camino señalado en el suelo de piedra. Cientos de voces salen de una puerta enorme a la derecha, pero no entramos allí. La profesora nos conduce a una pequeña habitación vacía fuera del vestíbulo, donde nos apretujamos todos.

— Bienvenidos a Hogwarts— dice la profesora McGonagall—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupéis vuestros lugares en el Gran Comedor deberéis ser seleccionados para vuestras casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estéis aquí, vuestras casas serán como vuestra familia en Hogwarts. Tendréis clases con el resto de la clase que os toque, dormiréis en los dormitorios de vuestras casas y pasaréis el tiempo libre en la sala común de la casa. Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estéis en Hogwarts, vuestros triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la Copa de las Casas, un gran honor. Espero que todos vosotros seréis un gran orgullo para la casa que os toque. La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio.— Ya no escuché nada más. Ni siquiera me enteré cuando la mirada de la profesora se puso encima nuestro, ni cuando se fué.