El elfo mágico.

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[ horas antes]

Había despertado tan solo hace unos minutos, Niall y el médico estaban sobre él en ese instante, con sus rostros tan felices y ojos brillantes.

Su cabeza aún dolía y se sentía adormilado, el entumecimiento de su cuerpo le hizo sentir perdido y enfermo.

Levantó la cabeza y observó a su alrededor confundido cuando talló sus ojos. Estaba, claramente, en su habitación. Pero no recordaba como llegó ahí, ni cómo se quedó dormido.

-Diablos, ¿q- qué -líquido amarillento salió por su boca en medio de la pregunta, interrumpiéndolo.

-Ay, que asco.

-Niall, cállate, y trae las toallas de allá -señaló el médico hacia el cesto de ropa limpia.

Rodó los ojos. Pero se acercó al cesto, tomando lo primero que sus manos tocaran.

-Alfa -llamó la enfermera. Limpió sus labios y dejó que recostara la cabeza nuevamente.

-¿Qué era eso Elliot? ¿Y por qué están tan felices de verme? ¿Dónde está Louis? Necesito verlo.

Harry los bombardeó con preguntas apenas tuvo la oportunidad. Los tres ahí, intercambiaron miradas, los médicos se retiraron para que Niall pudiera explicarle la situación al alfa.

-Necesito que guardes reposo, veremos como evoluciona el antídoto. Estaré al tanto de tu salud, alfa. -dijo Elliot antes de salir de la habitación junto a Saoirse.

El castaño sonrió incómodo cuando Harry lo observó esperando una respuesta.

-Tu querido protegido te lanzó un hechizo -rodó los ojos, en un intento para restarle importancia.

Harry parpadeó confundido, el pequeño elfo no podía haber hecho eso, no podía defenderse ni a él mismo.

Negó con la cabeza, retirando las sábanas, para poder levantarse. Pero al instante gimió de dolor, al intentar moverse.

-¿Qué estás haciendo? - Niall bufó, pero inmediatamente se acercó para auxiliarlo -Elliot acaba de decir que necesitas reposo.

-Debo ir con él, necesito estar con él, ¿dónde está?

Niall bajó la mirada. No quería que el alfa enfureciera, pero era su trabajo, era su responsabilidad cuidarlo.

-En los calabozos.

Esta vez no le importó el dolor en su cuerpo, no le importaron los gritos a sus espaldas, solo necesitaba verlo. 

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Esquivó a los guardias que custodiaban los calabozos, dándoles un movimiento de cabeza cuando pasaba a su lado. Emitía un gorgojeo debido al dolor en sus costillas, pero no quería parar. Estaba desesperado por ver esos ojos azules y asegurarse de que no había sido un sueño, que su futuro estaba ahí.

Solo había un calabozo anti magia, así que no tardó mucho en descubrir el paradero del elfo mágico. Lo vió ahí, pálido y delgado. ¿Transcurrió tanto tiempo?

Silenciosa y sigilosamente se adentró en ese lugar tan diminuto y se arrodilló frente al intento de cama. Él estaba ahí, con sus ojos azules abiertos, mirando al techo con la mirada perdida. Observó con un nudo en el corazón las cicatrices en sus mejillas, y se atrevió a acariciar una de ellas.

– ¿Pero qué te ha pasado, cariño? – su voz rasposa y fuerte hizo eco y él por fin le miró.

Le miró y él no pudo descifrar esa mirada. ¿Arrepentimiento o temor?

La batalla del elfo [larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora