Love, love, love Part2

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Every day, every day, every day. I look for you.

No tardamos demasiado en llegar al internado, no conteniendo ni por un segundo la amplia sonrisa que se formo en mis labios, maravillada por la vista de los edificios del campus, era perfecto, no solo tenia los dormitorios y las aulas, los espacios verdes juntos a los establecimientos de juegos, cine y diversión. Era como una mini ciudad estudiantil, no por nada, pocas personas lograban quedar.

Aun que a veces me preguntaba como algunos seres lograban entrar, se suponía que tenias que tener algún talento en alguna arte o al menos un buen y destacable promedio, lo cual explicaba porque aceptaban a personas como... Kim JongIn.

Desde la primera vez que lo vi, sabia que no poseía ningún tipo de habilidad artística, al menos, puesto que poseía la pinta clásica del nerd de la clase. Ropa demasiado formal para su edad, cabello lleno de gomina, lentes de pasta gruesa negra, frenos y un cutis que parece que le huye a los dermatólogos.

Todo eso apocaba su piel acaramelada, una característica exótica y fuera de lo común en los coreanos, a demás de los gruesos labios que poseía. Lo admito, el chico tiene algo de salvación, pero mientras siguiera con ese descuido y oliéndole la falda a mi prima, no cambiaria.

Oh si, lo peor del caso, es que el chico ha estado enamorado de mi prima desde inicios del primer año, son los mejores amigos, pero esta parece que no se da cuenta ni un poco de lo que provoca en el chico. Lo juro, las veces que me lo he encontrado observándola, creo haber visto mariposas y brillo en sus ojos.

Tan sumergida estaba en mis pensamientos, que no había notado cuando ChanYeol aparco en el estacionamiento el auto, comenzando a parpadear un poco desorientada, encontrándome con mis amigos esperándome parados a un lado del vehículo.

—Parece que por fin alguien ha vuelto a la realidad —murmuraba mi mejor amiga con una expresión clara de desagrado, mientras ChanYeol solo se limitaba a reír.

No preste demasiada atención a lo que me decía Dae, bajando como había entrado, de un salto, colgando mi bolso en uno de mis hombros. Comenzando a caminar apenas mis pies tocaron el piso, podía escuchar los reclamos de la menor entre los tres, pero como dije, no solía prestarle mucha atención.

—Yah, yah. Deberías relajarte Dae. Mejor vamos a ver las habitaciones, no creo que haya muchos cambios en ellas —Intente calmarla, rodeándole los hombros con uno de mis brazos.

Y eso esperaba, no quería que se volviera a repetir lo de segundo año, que por cosas del destino (cruel y desgraciado) me había tocado con KyungSa y dos de su grupo de amigas, una tortura, si me lo preguntan. El año pasado me había tocado solamente con Dae, eramos las pocas suertudas que le tocaba una habitación en pareja y rezaba porque eso siguiera así, pero antes que pudiera dar un paso más hacia la cartelera de anuncios, donde seguro estaba la hoja con las habitaciones y sus habitantes, alguien me agarro del brazo, jalándome fuera de la vista de mis amigos y del alumnado que curioso revisaba la lista.

Pude fácilmente gritar o librarme del agarre que mantenía mi captor en mi extremidad, pero me guarde las palabras, al ver quien era, siendo una gran sorpresa para mi. ¿Qué hacia Kim JongIn, el cerebrito del instituto, llevándome a un lugar apartado? La curiosidad podía más que cualquier cosa, por lo cual permití que me llevara, no oponiendo ni un poco de resistencia.

No fue hasta que entramos a una de las aulas sin uso, que me soltó, dando un par de pasos más, dándome la espalda en todo momento. Se veía a simple vista nervioso, despeinando su cabello castaño oscuro con las manos. Viendolo desde una nueva perceptiva, le quedaba mejor así que lleno de gomina, a demás que de espalda no estaba nada mal, teniendo unos notables glúteos, sin olvidar, que ahora se veía más alto que años anteriores, puede ser que... ¡Esperen! ¿Qué coño?

Estamos hablando del mejor amigo de mi prima, del nerd, no podía de verdad, estar considerando que era... ¿Atractivo? Al menos de espalda.

De nuevo estaba tan sumergida en mis pensamientos, que no note cuando JongIn se había acercado demasiado a mi, manteniendo apenas una distancia prudente entre nuestros rostros hasta que este hablo.

—Hey, ¿hay alguien ahí?

—¿Ehh? —apenas pude murmurar, centrando mi vista en los pozos oscuros del contrario. Ahogando una vergonzosa exhalación, que pudo haber sido mal interpretada como un gemido, si no me hubiera cubierto la boca con las dos manos.

En un intento de recuperar un poco mi actitud normal, negué con la cabeza, frunciendo el entre cejo, para luego cruzarme de brazos y apoyar parte de mi peso en una de mis piernas.

—Uhn, ¿Necesitas algo? Kim —cuestione al recuperar mi voz, volviendo al tono tosco que solía emplear con él y con cualquiera que fuera cercano a KyungSa.

Por unos momentos el se mostro vacilante, como buscando las palabras adecuadas en su cabeza, yo solo movía inquieta mis dedos, solo quería irme y dejar de buscarle atractivos al idiota que estaba babeando por mi prima. Todo se volvía peor cuando se mordía los gruesos labios, en un gesto claro de nerviosismo y que ante mis ojos, era demasiado sexy para ser legal.

Dios, esto me pasa por prestarle demasiada atención de la necesaria, debo haber gritado o haberle golpeado cuando me di cuenta que era él. Joder que frustrante.

Ya me estaba impacientando y el solo daba vueltas en su lugar, sin saber que decir o que hacer, termine por soltar un pesado suspiro, antes de encogerme de hombres y darme la vuelta, dispuesta a irme, pero fui detenida, teniendo de nuevo aquel agarre rasposo (pero agradable) sobre mi piel.

Solo pude girar ligeramente mi cabeza y observarle con una ceja alzada, parecía que capto el mensaje, soltándome de inmediato.

—Lo siento, Byun... —comenzó, revoloteando los ojos antes de centrarlos en los míos, entregándome de nuevo aquella sensación de ahogo, su mirada era demasiado intensa. —Necesito tu ayuda. Por favor.

Tenia que haberme negado apenas lo escuche hablar, pero estaba prendida en aquellos orbes oscuros que solo me invitaban a fundirme y ahogarme en ellos. Lo odio.

—Claro, ¿en que puedo ayudarte? Kim JongIn... —pronuncie despacio cada silaba de su nombre, moviendo lento los labios, antes de curvar una sutil sonrisa ladeada.

Dejando de lado, mis tontos pensamientos, quizás podía sacar un poco de provecho de esto. KyungSa no estaría nada feliz si supiera, que su gran y mejor amigo, no la buscaba a ella por ayuda, si no, a mi.

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2014 ⏰

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