CAPITULO 3
Una voz dulce me llama. Intento seguir el sonido pero es como si fuera niebla. Cada vez que estoy a punto de tocarla desaparece. Llega un punto en el que me rindo y me quedo parado. Intento averiguar de dónde viene la voz, pero cada vez que tomo un camino la escucho en otra parte. Y entonces nada, ya no se escucha nada.
Estoy en un túnel, al final del túnel se encuentra una chica, pero mientras mas me acerco la silueta cambia a la de un hombre, un chico mas bien, castaño con ojos cafés. Lo reconozco y siento como algo cálido me llena por dentro, luego de no verlo por mucho tiempo
Cuando me acerco mas, la silueta vuelve a cambiar. Esta vez es Chloe,me sonríe como no lo ha hecho en varios meses. Me toca el hombro y empieza a sacudirme. Estoy confundido. Ella frunce el ceño y entonces me da una bofetada en la mejilla derecha.
Ahora estoy despierto, en la cama de mi hermana y con mi hermana encima de mí.
- ¿Se puede saber que mierda estás haciendo encima de mí?
-He estado tratando de despertarte por diez minutos
-¿Por qué? Son las... –Miro el reloj que hay la mesita de noche a mi derecha- son apenas las siete quince.
-Mamá ha ido a tu cuarto y no te encontró, pensó que te habías escapado. Vino a despertarme para que la ayudara a encontrarte antes de que aparezca papá. Entonces entro y nos vio. No imaginas la cara de sorpresa que puso.
-¿Te dijo para que me buscaba?
-Te ha llegado una carta.
- ¿Una carta? ¿De quién?
- No me dijo
Salgo disparado de la cama y bajo a la cocina donde se encuentra parada mi madre, en cuanto me ve, sonríe.
-Me imagino que Chloe ya te ha contado el susto de esta mañana.
- Sí, también menciono algo de una carta.
- Esta encima del refrigerador, ¿Y que hacías en el cuarto de Chloe?, Si se puede saber.
- Fui a disculparme con ella por lo sucedido ayer en la mañana.
-¿Lo arreglaron?
Justo en ese momento baja Chloe y me sonríe antes de desaparecer en el porche. Me vuelvo hacia mi madre con una sonrisa.
- Digamos que hemos avanzado.
- Eso es bueno. Recuerdas cuando eran inseparables, cuando solían intentar quedarse despiertos para ver a santa.
-Y cuando tú y papá iban a poner los regalos nos encontraban en el suelo durmiendo.
-Hasta que una vez se despertaron y nos descubrieron.
- Recuerdo que no hable con ustedes por una semana, porque estaba molesto de que nos hayan mentido.
- Y de todos modos aceptaste el regalo. O cuando decían que tenían telequinesia, pero en realidad se ponían de acuerdo para decir las mismas cosas al mismo tiempo, incluso si no tenía nada que ver con lo que les habían preguntado.
- Eran buenos momentos, los extraño.
- Todos los extrañamos, eran uña y mugre, era raro verlos por separado, mientras que ahora es sorprendente cuando están juntos. Aunque la culpa la tienes tú, ya lo sabes.
- Lo sé, lo sé. No hay minuto que no me arrepienta de lo que hice. Solo era una pequeña broma, pero se me salió de las manos.
- Sabias lo importante que era para ella. Nunca la había visto tan emocionada por algo.
- No quiero hablar del tema.
- Algún día tendrás que hacerlo, no puedes escapar de los problemas, sin importar cuán inalcanzable sea la solución.
- ¿Dónde dijiste que estaba la carta?
- Buen intento. Está encima del refrigerador.
- Gracias.
Recojo el sobre y subo a mi habitación. Cuando abro la puerta lo primero que se ve es la torre de ropa sucia que esta sobre la cama. La quito y la pongo en el cesto de la ropa sucia, la saco y la pongo a lado de mi madre para que la lave después, pero entonces ella sube las escaleras, me mira con el ceño fruncido.
- ¿No esperaras que yo te lave a ropa? ¿O sí?
- ¿Sí?
- Cínico
- ¿Eso es un sí?
- Tienes todo el tiempo disponible para lavarte la ropa, es decir que no, no te lavaré la ropa.
Suspiro ruidosamente, ella me sonríe y sigue su camino hacia la habitación de mi hermana, entra un momento y luego sale con un cesto lleno con la ropa sucia de mi hermana, pasa frente a mí y antes de que pueda protestar ella se vuelve hacia a mí.
- Ella lava siempre, en cambio tú nunca, así que...
- Sí, ya entendí, la prefieres a ella.
- ¿Acaso has escuchado algo de lo que te he dicho?
- ¿Al menos podrías enseñarme?
- Tu hermana aprendió sola
- Tú lo dijiste, ella. Yo necesito ayuda.
- Bien, trae tu ropa y te enseño.
Recojo el cesto y la sigo hacia un cuarto que asumo es el de lavado, tiene las paredes pintadas de azul cielo y cuando entro lo primero que hay a la vista es una lavadora y una secadora plateadas encima de ellas hay una estantería con productos para la ropa. Es el cuarto más pequeño de la casa de unos cuatro por seis metros.
Pongo en el suelo la cesta y me dirijo a mi mamá
- ¿Qué es lo primero que hay que hacer?
- Primero tienes que separar la ropa blanca de la de color, la de color se lava con agua fría y la blanca en caliente y las colocas al revés, segundo pones detergente hasta la donde marca el recipiente y ya esta. Es lo único que tienes que hacer, no creo que no puedas hacer tampoco lavar ropa. La lavadora ya está llena y está configurada. sólo tienes que cerrar la puerta y presionar inicio, así que no muevas nada.
- ¿Qué me estas tratando de decir?
- Tu sabes lo que hiciste.
Sale de la habitación no sin antes lanzarme una mirada de advertencia que no entiendo del todo, no creo que descomponer la licuadora sea tan malo.
Miro al rededor en busca del detergente y encuentro un recipiente transparente con un polvo blanco dentro, no dice lo que es, pero no veo otra cosa que pudiera ser el detergente así que tomo la taza medidora que dejó mi mamá y lo lleno hasta donde dice la línea. Luego hecho la ropa de color, cierro la puerta y le doy a inicio.
Me voy a la sala a ver televisión y espero a que pasen los 15 minutos, cuando voy al cuarto de lavado mi mamá esta agarrando el recipiente con el polvo misterioso con el ceño fruncido, cuando escucha que entro me mira alarmada.
- Dime que no echaste esto en tu ropa de color, por favor.
- Y si te digo que sí.
- tendrás que vestir de blanco por un tiempo.
- No dice que es, ¿Qué esperabas que hiciera?
- ¿¡Preguntar!?
- Creí que era detergente.
- Cariño, eres mi hijo y te amo pero...
-Pero...
-Largo de aquí.
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pistas de un amigo
Teen FictionHa pasado un año desde que a su padre le ofrecieron ser supervisor en la firma de abogados más prestigiada de Kentucky, un año desde que se mudó desde Londres, dejando a sus amigos atrás. A pesar de haber pasado un año, Mason aún no se acostumbra a...