El esposo del guerrero ⇢ ChenMin

🌸Una espera con recompensa

MinSeok se notaba más apagado desse aquella terrible noticia. Fue al palacio por lo último rescatado de su esposo lo cual consistía en una espada, caminaba junto a su cuñado dirigiéndose a casa con un inmenso dolor. No creyó que le dolería bastante el hecho de saber que su esposo no volvería más. Al llegar a casa sólo se encerró en su habitación y se tiró en futón para llorar hasta quedarse dormido. No podía creer que su esposo se dejara rendir por las palabras que le había dicho, según decían los guerreros, JongDae no tenía el mismo ánimo ni la actitud, se notaba muy apagado aunque en la guerra dio todo de sí mismo.

Así fueron pasando los días los cuales se fueron volviendo en semanas y éstas en un mes. El dolor no se iba. Ese día YiXing y MinSeok se encontraban tomando té juntos. El primero habló.

—MinSeok, eres libre de irte, puedes marcharte cuando quieras —YiXing tenía una voz apagada.

MinSeok negó con la cabeza.

—No me iré —negó rotundamente.

—MinSeok, tú no amabas a mi hermano, no te preocupes, mi hermano te dejó protegido si él moría en alguna guerra tú heredarías gran parte de su fortuna aunque hay algunas clausulas —YiXing trató de sonreír.

JongDae le había comentado sobre cómo quedaría la herencia en caso de ser asesinado en guerra.

—No, no me iré, tal vez pienses que estoy mintiendo o no me creas pero yo sí me enamoré de mi marido, no obstante no fui lo suficiente bueno con él. Compréndeme, estaba tan enojado con él y con mi padre de haber tomado una decisión muy importante para mí —confesó. Se llevó una mano a su estomágo.

YiXing no dijo nada. El joven era conciente de que su cuñado había cambiado mucho. Le daba la razón por estar enojado con su hermano y no lo culpaba de nada.

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El mes se convirtió en dos meses. Aquella mañana de verano se dirigía a llevarle comida a su padre como era de costumbre. MinSeok llevaba comida cada dos veces a la semana también llevaba algo de dinero. El chico casi no sonreía, su actitud se volvió más depresiva, no comía como debería y se la pasaba encerrado en su habitación. En sus manos llevaba una bolsa llena de alimento.

—Te vez más pálido de lo normal —dijo su padre mientras observaba aquella bolsa de tela —. Y estás más delgado, ¿no te dan de comer allá?

MinSeok dejó las cosas en una mesa vieja soltando un suspiro.

—Me enteré lo que pasó con JongDae, lo siento —dijo después de no escuchar respuesta. El hombre mayor tomó los alimentos para guardarlos.

El rostro de MinSeok tenía una profunda expresión de tristeza.

—Al menos ya te lo quitaste de encima, ¿no? —el general comentó.

El rostro de MinSeok demostró su furia.

—¡¿Cómo puedes decir eso?! —MinSeok exclamó.

El joven le dirigió una mirada enojada a su padre.

—Hijo, tú no lo amabas —dijo firmemente —. Todo el mundo sabe que yo te casé con él en contra de tu voluntad, ahora que eres soltero puedes conquistar a alguien más.

MinSeok se notaba furioso por su forma tan fría de comentar.

—Te casaré con otro hombre poderoso con el dinero que heredaste podrás tener una gran fortuna y finalmente yo huiré de aquí. Todo mundo sabe que vendí a mi hijo por comida.

No parecía tener algún signo de arrepentimiento.

—No padre, no me voy a casar con nadie más y para tu información si yo decido enamorarme de alguien más la herencia de JongDae se anula porque ya no la necesitaría —de cualquier forma él no planeaba enamorarse de vuelta. Mintió sobre aquella clausula —. Y si eso es todo lo que me vas a decir, me voy.