—No puedo creerlo— masculló en voz baja Keith, sin poder creer su suerte.
Se encontraba encerrado en un ascensor, nada más ni nada menos que con otro chico. Solo estaba a tres pisos de llegar al piso 64, ¿por qué justo esto le tenía que pasar a él? Se supone que había pagado bastante dinero porque en un edificio en en el centro de New York esto n o debería de pasar.
Pero ese no era el tema que más le molestaba en ese instante, no, luego se quejaría, sino el hecho de que, de todos los chico o chicas del mundo mundial, le había tocaba solamente a él quedarse atrapado con ese chico tan... irritante.
Hace solo breves minutos se habían conocido de la manera más casual posible en la recepción de ese moderno y caro edificio que ambos habían encontrado en el centro de la ciudad, The Park Imperial, en el 230 West 56th Street. En lo poco que habían hablado antes de entrar al ascensor, le dijo prácticamente toda su vida.
Ok, tal vez estaba exagerando solo un poco, pero el moreno hablaba demasiado y muy rápido. Había entendido que venía a ver uno de los pocos departamentos que siguen en venta en este edificio, porque le quedaba cerca a todo, y, que si le agrada lo suficiente, inmediatamente le daría a la inmobiliaria el dinero necesario para separarlo.
Sí... Keith sabía que en era imposible que lo tenerlo de vecino, ya que cada departamento ocupaba un piso entero, pero sabía que los dos departamente arriba de el suyo estaban en venta aun. Solo estaba deseando que no fuese esos los que el moreno quería ocupar, sería el colmo tenerlo de vecino. Ni diez minutos había pasado con él y ya le había caído pesado, y eso había sido antes de quedarse atrapados dentro de ese maldito elevador.
Tal vez descartando lo fastidioso que se volvía al abrir su boca, quizá aceptaría darle algo crédito al muchacho. Debía de mínimo de ser uno o dos años menores que él, pero su piel y cabello demostraban lo bastante que se los cuidaba.
Era lindo, eso lo podía admitir, pero solo a él. Su cuerpo era la prueba que por semana debía de hacer ejercicio mínimo dos o tres veces, su cintura era delgada, además poseía lindos ojos azules y un dulce cabello chocolate. Un buen ejemplo del espécimen masculino.
Sí, si solo se tratase de gustos físicos, habría ligado con ese chico fácilmente, empero, el pequeño detalle que lo detenía eran dos palabras: su personalidad. Era insufrible, egocéntrico, hasta hablaba de más. ¿Sería de Cuba?
Tenía buenos amigos de allá, y ellos sabían perfectamente que eso no era un insulto, es más, se lo tomarían como un cumplido. Si tú les decías que hablaban hasta por los codos, ellos te sonreían y agradecían el cumplido. Justo como sus compañeros españoles del colegio, unos pericos.
Debía de admitir que era increíble como lograban controlarse, no la mayoría de veces, pero el esfuerzo valía algo para él. Mínimo hablaban de cosas de interés, mínimo, pero muy contrario de ellos ese moreno de ojos celestes no dejaba de quejarse en el poco rato que llevaban ahí metidos.
- ¡Qué horrible calor!- se quejó el moreno por enésima vez, terminando ya con la inexistente paciencia de Keith.
- ¿Quieres calmarte?- le regañó-. Llevamos aquí solo 15 minutos, 15 minutos -recalcó-, y no has hecho más que quejarte. Te estas volviendo insoportable.
- Pues perdona, pero yo no me voy a callar para que tu existencia en este planeta sea más placentera- respondió mordaz el chico.
Keith rodó los ojos. ¿Cómo es que alguien tan lindo podía llegara a ser tan.. así?
El moreno recargó su cuerpo contra las paredes de metal del lugar, cerrando por fin su boca. Suspiró y cerró sus ojos, relajando sus facciones. Sin quejarse, su rostro se veía tan apetecible. Todos sus facciones parecían acentuarse a su favor. Pareció subir la temperatura en el momento en el que Keith se quedó idiotizado contemplando al menor. En el instante que se dio cuenta de ello, sacudió su cabeza, tratando de sacarlo de su mente.
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El Ascensor
FanfictionÉl simplemente no le soportaba. ¿Por qué simplemente no se callaba? De repente, el ascensor en donde estaban atrapados se apagó. De un momento a otro, el cubano estaba demasiado cerca de él.