-Despierta ya. Llegarás tarde!
Sin respuesta¿Por qué tenía que seguir yendo? ¿No podría solo dormir para siempre? Ya estaba harto de seguir ahí. En esa casa, en esa escuela, en ese mundo.
¿Por qué no solo podía desaparecer y ya? Nadie lo extrañaría, pues nadie lo quería. No tenía amigos, pero eso a quién le importaba. Sólo se necesitaba a sí mismo. O al menos eso creía.-Ya voy! -respondió, al mismo tiempo que apagaba su alarma.
Esa alarma a la que tanto detestaba y atesoraba.
Pues era la culpable de que tuviera que al fin despertar, pero..con el tono con el que la había configurado, podía sentir como si alguien le hablara..como si ella lo hiciera. Esa persona que se había marchado hace tanto tiempo y a la cual tanto extrañaba. Su mamá. La persona que lo obligaba a despertarse todas las mañanas siempre con una sonrisa.Todo lo que esconde una sonrisa
Troye al fin saltó de su cama y se puso el uniforme de todos los días. Salió de su cuarto y se dirigió directamente a la cocina para prepararse algo de comer. Aunque, debía ser rápido porque ya llegaba tarde.
Sin más, guardó una manzana en su mochila y salió.Adiós casa vacía.
Hora de tomar el metro.Sin duda, esa era la parte favorita de su día. La única parte favorita. Pues podía ver a ese chico.
El chico del que se había enamorado perdidamente. Su única razón de ser. Al cual solo podía ver 45 minutos al día.
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El Metro
RomanceTroye, un chico con un gran problema...la depresión. Daniel, un chico con otro gran problema...su homosexualidad. Dos chicos, una historia, y un metro. "No sólo respires, vive"