Troye bajaba con prisa las escaleras del metro, quizás era porque llegaba un poco tarde o tal vez poque no podía esperar para ver a esa persona.
Esa persona que un día hace 2 meses había aparecido para hacer sus días mejores...o al menos 45 minutos de éste.
Porque era muy claro que Troye odiaba su vida, odiaba todo con respecto a ella, odiaba tener que ir al colegio, y odiaba a todos en él. Pero lo que más odiaba era no tener a su madre, no poder abrazarla, no poder agradecerle por todo lo que hacía por él.
Hace un año que no está, y hace un año empezó a ver al psicólogo. Pero claramente no funciona, aún no ha podido salir de su depresión. Es más, cada día siente que se vuelve peor.
Troye compra los tickets para el día de hoy y camina dando grandes pasos hacia las rieles del metro.
Justo a tiempo
Se sube en el metro rápidamente y elige el asiento. No hay mucha gente, nunca la hay. Pocos toman esta línea así que Troye siempre elige el mismo asiento.
El mejor asiento.
Y no precisamente porque esté cerca de la puerta de salida, ni porque hay una ventana a su lado. Simplemente por la vista, la hermosa vista que tiene, la vista de él.Falta una parada. Una parada para que se suba.
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El Metro
RomanceTroye, un chico con un gran problema...la depresión. Daniel, un chico con otro gran problema...su homosexualidad. Dos chicos, una historia, y un metro. "No sólo respires, vive"