Primero te rompen, hasta tal punto que todo lo que hay dentro de tu ser se desvanece a través de las grietas de cada golpe.
No dejas de pensar que has hecho para merecer lo que te está pasando, lo que estás experimentado, ese frío que te va quemando cada parte de tu insignificante cuerpo.
Pasa el tiempo y consigues ponerte en pie aunque sigues con el cuerpo lleno de escarcha.
Te haces fuerte, sin necesidad de calor externo, sin necesitar nada de nadie, y es ahí, en ese preciso instante, cuando los que te lanzaron al más profundo vacío se preguntan dónde quedó tu corazón, tus sentimientos... Tú