~LA RONDA DEL POETA~

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Un día, descubrí que la quería.
Y la quise mucho, muchísimo…
con todo mi corazón ardiente,
con toda la nostalgia de infinito.

Al otro día la espere ausente.
Y supe tener esperanza.
Ídolo, enhiesto al levante.

A la tierra con lentitud
girar vi en la mar de plenitud
y seguía teniendo un poco de esperanza.
Enigmático sobre los campos del sol.

Supe entonces, como esperar en cada luna
en mi soledad perdida de égloga cuna
en las lejanías, a donde mi reino
conquistando de la conciencia castillos.

Encendido, andaba sin rumbo fijo
neófito tan libre como los vientos y los sijos.
Sin alhajas ni fino manto
desierto, escuchando mi propio canto.

Y me forje luego soledades de oro,
a la luz de mis candilejas
en los jardines de mi mansión azul
jugando mi gran juego celestial
poetizar, ya sin tener porque esperar.

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