Capitulo I

15 3 0
                                    

Me encontraba acostada en la cama, perdiendome en la nada, viendo el techo blanco, pensando que le faltaba unas estrellas que lo adornarán, era un día lluvioso, de esos que tanto me gustaban, las gotas continuamente golpeaban la ventana de mi  habitación, provocando un sonido armonioso para mis oídos, en otro momento estaría feliz, relajada y completa, probablemente pensando estupideces, pero hoy no era uno de esos días, las ojeras y el cansancio que tenia por no poder dormir era frustrante, me dolía casi todo el cuerpo, hasta podía decir que me había pasado un camión por encima y había retrocedido muy cruelmente, no es que fuera exagerada, bueno, un poco,  pero en mi defensa me dolía en lugares inexistente para mi... Hasta ahorita.

La cabeza me martillaba y al parecer lo poco que había dormido, lo tuve que  haber hecho en una posición sumamente incomoda porque tenia una punzada en el cuello cada vez que volteaba levemente a la izquierda, no quería imaginar si lo hacía por completo, seguramente quedaría con una tortícolis todo lo que me quedaba de vida, que cabe  destacar, no era mucho tiempo, si mis cálculos no fallaban, en fin, mi día era en toda la palabra un asco, tan agotada estaba que tenia flojera de siquiera hacerme el almuerzo, tampoco es que soy fanática de la cocina, pero algo podía ser para alimentarme, aunque sea pasta, que era lo mas rápido y sencillo. Agregándole que madisson no se encontraba en el apartamento para llevarme al cielo con uno de sus ricos platos, ella a diferencia de mi, que cursaba la universidad por arquitectura, se fue por algo que le apasionara, como la gastronomía, y no me quejaba,todo lo contrario, sin ella seguramente ya hubiera muerto de hambre.

Madi era mi mejor amiga, solo tenia dos, en realidad tres, pero ya creo que el tercero no contaba. Madi era una chica un poco mas simpática que yo y mas baja también, tenía un cuerpo curvilíneo, una piel morena y una mirada llamativa, cualquiera que la viera caería a su pies, pero ella iba por la vida rechazando a todos, era un misterio, incluso para mi.Muchas diferencias pero eso no nos impidió crear una amistad verdadera, aunque no haya comenzado de la mejor forma.

Loan era la tercera en el grupo, se unió a nosotras después del tercer año de la preparatoria, cuando su grupo de amigos la traiciono y saco de su grupo, nunca nos quiso contar la razón de ello, pero comprendíamos que era una persona cerrada y si la presionábamos no iba a hablar, era una persona con un buen físico, piel blanca, cabello castaño claro y ojos grises envidia de cualquiera, además de que tenia intelecto a parte del físico, desmotrando que si podía existir alguien perfecto, envidiable a los demás. Yo entraba en esa lista, pero no de una forma mala, mas bien yo la admiraba. Convivimos juntas mucho tiempo, hasta que nos graduamos y ella escogió otra universidad, porque donde nosotras estábamos no daban psicología, sin embargo nos veíamos mas seguido de lo que podíamos creer.

Un dolor me saco de mis pensamientos.

Ahora agregaría a la lista, una desgracia mas.

-no entiendo, por que la vida tiene que ser tan cruel conmigo- le gritaba a la almohada, la cama, e incluso a la sabanas- ¡¡¡¡¿Por que hoy?!!!! -pataleaba al aire, aumentando, sin darme ,mas molestias que la que ya tenia- ¡¡¡¿Dios que te hice yo?!!! Se que no soy una santa, pero tampoco es para que me castigues de esta forma- yo armando una drama digno de una novela.

No es mentira que la menstruación para todas la mujeres era una castigo de dios, pero yo no tenia culpa que la pinche Eva fuera tan pecadora para comerse la manzana.

Trate de visualizar mi teléfono, rodé en toda la cama, hasta que mi mirada dio con el, en una esquina de la habitación, a un lado de la computadora. Ahora si no tenia mas remedio que levantarme, porque ni estirando el brazo lo alcanzaba.

Me pare como un animo de perros y estoy segura que si salia a la calle con esta pinta y esta forma de caminar, me confundiría fácilmente con un zombie. Arrastre los pies como si cada pierna pesará 100 kilos, y dos minutos después llegue a mi teléfono.

¿QUIEN ES?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora