Por siempre tuyo

Parte 5

Aquí les traemos el ultimo capítulo :')

$esperamos que les haya gustado :D

Cómo es el final quiero agradecer por llegar hasta aquí aunque se que no es tan buena.

$os amamos a todos

Al igual que esta pareja ewe

Eso es todo. Gracias por todo.

Hasta la próxima.

Pensamientos o recuerdo: hola (cursiva)
Llamadas o audios: hola (negrita)
Carta o nota: hola (subrayada)

~Comienza~

–Un amor unilateral Hipo– respondió congelando la sangre del pequeño. Sintió que su corazón se detuvo junto a la respiración. No supo si había muerto o solo se paralizo ante el terror.

–¿Qué?– no lo creía. 

Jamás creería que su sentimientos no fueron así desde un comienzo, pero entonces recordó que el día que despertó no sentía nada por aquel reptil.

–Tú la amabas a ella y aunque sintieras cariño por mí no era amor... pero yo si te amaba, por eso soportaba que la tuvieras en sus brazos y a mí solo me acariciaras la cabeza como si fuese una mascota– el oji-verde separo sus brazos viendo horrorizado lo que decía.

–Imposible– aunque fuese cierto él no quería comprender.

/Flash back/

Un dragón de escamas negras había llegado a lo más alto de la colina cubierto de sangre y lodo. Heridas abiertas y aun fluyendo el liquido carmín. Le faltaba una aleta y se veía cansado.

Había escalado por casi tres día aquella montaña llevando aquel pequeño en su espalda. Un hombre, no un niño. Cabello castaño y ojos verdes apagados. Su ropa al igual que la criatura estaba destrozada. Una gran mancha de sangre cubría el pecho. La piel pálida, evidencia de que la vida y el alma lo habían abandonado.

Aquel hombre era Hipo Horredon Abadejo III, el conquistador de dragones, el orgullo de su pueblo y dicho líder. Muerto en manos de la persona que confió y su "fiel" esposa. Chimuelo, aquel animal que jamás llego a comprender lo llevo lo más lejos que pudo de todo.

De la guerra, la traición y el dolor. Quería escapar pero ya era tarde.

Lo bajo de su lomo con el mayor cuidado acercando su trompa al rostro del muchacho –Hipo– ronroneo con la mayor suavidad sintiendo su interior romperse poco a poco –Hipo, vuelve– en aquel idioma que solo él hablaba. Lo nombra con tanto anhelo que sintió el dolor. Nadie respondió a sus plegarias.

Soltó un fuerte alarido lleno de tristeza y odio. Todo su mundo se había derrumbado en un solo segundo. La persona que amaba se fue y él... ya no era nada. Sin su jinete no era más que una pieza mortal de carne sufriendo por un simple humano. Para él era así de miserable. 

Sin embargo aunque los dioses Asgadianos en los que tanto creía su niño. Aquellos que lo ignoraron no importaban porque alguien más digno de su voz rugiente había oído las suplicas de la majestuosa criatura. Una brillante luz se extendió por la enorme cueva. En el reino de fuego y oscuridad a la que él se había acostumbrado llego para clamar por algo que creyó que su dios escucharía.

Acallo todo sonido sintiendo que el más mínimo ruido espantaría a la deidad que se hacia ver como una pequeña llama. De ella la figura de una hermosa mujer de un vestido largo y precioso ante cualquier perspectiva, y una mascara que ocultaba su rostro el cual no llevaba grabada ninguna expresión. Rodeada de suave fuego que no quemaría a nadie.