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Y tus labios eran el peor pecado del mundo,

deberían estar prohibidos como uno de los diez mandamientos de la iglesia,

algo que cometes una vez y que ya no puedes dejar de hacerlo.

Era un vicio insaciable.

Que sed de besos, que sed de calma, que sed de fantasía.

Entre Tu Piel Y Mi AbrazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora