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Ya no recordaba lo que era el sabor de la poesía desordenada entre mi pelo, tampoco recordaba que podía llegar un momento en el que se podría terminar.
sigo asomando la cabeza encima de la cornista de mis propias lágrimas,
porque todos merecemos algo y yo, una vez creí merecer la lluvia, creí merecer la fluidez de la lluvia cuándo cae por los campos
la fuerza con la que arrasa las notas de un campo.
Y ahora se acabó la poesía que me sonreía cuando me miraba en el espejo, esa que estaba al lado de la sombra a la que mi cuerpo quería parecerse.
Esa que estaba debajo del silencio en el que una vez preste juramento para no pensarte.
Guarde en mi bolsillo los besos que prometí darte bajo la llave de la promesa de un corazón roto, y no les volví a ver.
Tenia una sonrisa cada vez que lo escribía, cada vez que escribía, y la guardé.
Se fugo como se fugo la poesía, como se fugo tu melodía.

Entre Tu Piel Y Mi AbrazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora