I. Oscuridad

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Octubre, 2012
Era una tarde soleada y calurosa de domingo, allá hacia finales de mes. Aquel año estaba siendo mucho más caluroso que a lo que los ciudadanos de la pequeña localidad de Hemsworth habíamos estado acostumbrados.

Uf, que calor- me quejé en voz alta mientras me quitaba el sudor de la frente y me recogía el pelo empapado en un intento por evitar que me diera una insolación. Como era costumbre, pasaba la tarde en la plaza principal con mis amigos, mientras hablábamos de nuestras cosas.-¡Este calor es horrible!- dijo Marc airándose.

Pero chicos, ¿de que habláis? si no hace calor...- susurró May y nuestra cara de incredulidad hizo que comenzara a reírse como una loca, tanto que nos contagió la risa a todos los demás, una risa refrescante que hizo que ese calor casi se convirtiese en un escalofrío que me recorrió toda la columna provocando que diese un respingo, haciendo así que Eric se atragantara con el agua que estaba bebiendo y eso provocara aún más risa en el resto. Un curioso efecto mariposa- pensé alegremente para mis adentros.

Quitando aquel calor sofocante, la tarde estaba prosiguiendo sin más inconvenientes, cuando de repente sonó un teléfono móvil: el mío- ¡Anda!- dije sorprendida y todos me miraron con curiosidad cuando empezé a leer. Había recibido un correo electrónico que decía lo siguiente:

Su solicitud de beca ha sido aprobada por el Ministerio de Educación:
Señorita Jessica Woods, si ha recibido este correo electrónico significa que desde el Ministerio de Educación, usted ha sido seleccionada para formar parte del programa de becas que ofrece el estado y ha sido invitada por consiguiente a estudiar en la(s) siguiente(s) localización(es): Húsavík. Este programa tiene una duración de cinco meses y como cada año, se realizará para ayudar a lograr que nuestros alumnos más destacables puedan desarrollar a un nivel superior tanto sus capacidades cognitivas como personales. Para cualquier duda, contacte al siguiente número: 867-67-325

Un cordial saludo.

Estuve a punto de responder el correo, pidiendo explicaciones algo más claras sobre lo que acababa de leer, pero entonces caí en la cuenta de que un poco más adelante ponía "Por favor, no responda a este correo ya que ha sido generado automáticamente". - Guau Jess, eres increíble- dijo Marc.- Espera Marc- Le respondió May- ¿Qué ocurre Jess? Te noto bastante preocupada- me dijo extrañada.

A veces imagino como sería mi cara en ese momento en el que mi vida empezó a adentrarse en una espiral imaginaria- O más bien inimaginable- de un color negro oscuro como el azabache.

No es nada May, sólo estoy algo... extrañada con el correo que acabo de recibir...- La respondí con la mayor tranquilidad que fui capaz de reunir en lo más profundo de mi en ese instante.- ¿Por qué estás extrañada?- "¿Por qué?" Entonces algo encajó dentro de mi cabeza como si de dos piezas de un puzzle se trataran. ¿Había solicitado yo alguna beca en algún momento? ¿Alguien lo había hecho por mí?
Además... ¿Húsavík? ¿Qué era eso? ¿Una especie de campamento militar ruso?

Es solo que... no me esperaba recibir un correo así jamás- Conseguí decir.- ¿Pero por qué no? Eres realmente increíble Jess- dijo Eric, persona a la que valoraba muchísimo y de la que siempre estuve enamorada en secreto desde que éramos niños.
¿Tú crees?- dije con una sonrisa tonta en la cara.- Claro que sí- dijo May complaciente- Gracias chicos- me sonrojé.

¿Vas a aceptar la beca entonces?- quiso saber Marc, que había estado muy serio durante todo ese rato.- La verdad es que no lo sé. Debería llamar para que me informen mejor.
- Llamemos ahora entonces- notaba a May muy ilusionada por todo lo que estaba sucediendo, ojalá yo hubiese compartido su entusiasmo, ya que no me habría costado ni la mitad de esfuerzo y dedicación marcar el número que aparecía en el correo y no habría sentido tanta decepción e impotencia al descubrir que se trataba de un contestador programado para poder obtener información sobre distintos datos triviales sobre la beca.

Al menos pude saber algo más sobre el lugar al que se suponía que iba a viajar- Húsavík, Islandia- al parecer, se trataba de un pequeño pueblo costero al norte de Islandia bastante acogedor y con mucho encanto.
- ¡Hala que suerte tienes! Islandia es un sitio maravilloso- creí notar cierto tono de envidia en las palabras de Marc, cosa que utilizé para picarle y reírnos un poco todos; todavía pienso en que ese fue el momento que no me hizo pensar con claridad al aceptar la beca y así acabar en donde me encuentro ahora.

Maldeciré ese recuerdo toda mi vida.

¡¿Cómo que te han dado una beca para estudiar en el extranjero?! ¡Eso es una gran noticia!- por lo visto, mi madre parecía mucho más ilusionada que yo...- Sólo serán cinco meses mamá, no es para tanto- Claro que es para tanto Jessica, ¡te vas casi medio año a Islandia!

(Ay... todavía recuerdo la fiesta de despedida que mis padres me prepararon...).

¿Llevas todo lo que necesitas contigo Jess?- Sí papá- Respondí por enésima vez antes de subir al avión. Ese día vinieron todos mis amigos y algunos familiares cercanos a los que no creo que vuelva a ver. (No Jess, debes resistir- la misma voz vuelve a resonar en mi interior).

El viaje en avión fue más tranquilo de lo que pensé. No hubo casi turbulencias y pude pasar durmiendo la mayor parte del vuelo, cosa que agradecí, ya que estaba tan nerviosa que no había dormido nada la noche de antes.

Al aterrizar, los pasajeros avanzamos por toda la terminal como si de una marcha militar se tratase. Rápidos y decididos recuperamos nuestro equipaje y nos dirigimos cada uno a nuestro transporte. Yo cogí el autobús interurbano 67, el cual no tomó mucha más gente a parte de mí. Cada vez que paraba iba bajándose y subiéndose gente, hasta que llegó el momento que más temía: quedarme sola; no fue durante demasiado tiempo, pero a mí se me hizo eterno.

Iba sentada en la parte de atrás, en el asiento al lado de la ventanilla sin mucho más que hacer que observar el paisaje. Como muchos sabréis, durante esos meses las horas de luz son bastante escasas en todo el país y en ese momento la iluminación artificial y el brillo de la luna eran los únicos que ayudaban a distinguir algunos elementos del paisaje. A medida que el autobús avanzaba, iban a su paso quedando frondosos bosques de pinos y lagos de agua cristalina.

Supe que había llegado a mi destino cuando aquel tétrico autobús casi sin iluminación se quedó inmovil, en mitad de la nada y el autobusero avisó- Última parada, Húsavík- o eso creí entender ya que lo dijo en un idioma que no conocía.- Muy probablemente en islandés.- Así que avanzé hacia la puerta de salida y cuando me disponía a salir, las palabras que casi me susurró el conductor me dejaron de piedra durante unos instantes.

-Ten cuidado chica, en este pueblo suceden cosas...- cuándo por fin conseguí reaccionar y girarme para mirarle a la cara, lo que creí ver me dejó aún más paralizada: entre la penumbra y el brillo de la luna conseguí ver a un hombre de mediana edad con una complexión casi esquelética, vestido con el uniforme de conductor de autobuses. En ese momento creí haber vislumbrado una malévola sonrisa en su rostro y un gesto que me invitaba a bajar del bus- ahora ya no estoy del todo segura de lo que vi...

Lo que observé nada más bajar tampoco ayudó a que me tranquilizase: a unos 300 metros de distancia se conseguía distinguir un conjunto de casas, pero ningún tipo de iluminación, cosa que realmente no inspiraba mucha confianza. Comencé entonces a andar. A medida que me aproximaba a mi destino notaba como el pulso se me iba acelerando más y más y la respiración se tornaba más pesada y angustiosa.

Recuerdo que cuando por fin llegué, lo primero que vi fue un cartel dándome la bienvenida como a un cerdo entrando al matadero.- Allá vamos- me dije y respirando profundamente me adentré entre las oscuras callejuelas del pueblo.

Silbando En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora