Capitulo 2

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Una vez que el sol hizo presencia en la habitación de André Coelho mediante de la única ventana que había en el dormitorio; el príncipe, instintivamente despertó con un aura sumamente enérgica. Ignorando el hecho de que tan extrovertido se le puede considerar, era sumamente raro para él despertase con esos ánimos a estas horas tan tempranas, debido a que parte su rutina se basa en sus prácticas diarias de manejo de la espada; actividad que tiene programada desde las once de la noche, hasta las dos de la madrugada, pero debido a lo sucedido el día de ayer, no pudo asistir esa noche a tal compromiso, cosa que le dio la oportunidad de dormir a una mejor hora. El príncipe no es una persona madrugadora gracias a su estricta agenda, por lo que suele llevar un horario de sueño poco fructífero para su salud, razón por la que la sensación de "normalidad" de hoy le hacía sentirse como un pez fuera del agua.

Al levantarse, el joven Coelho se dio cuenta de que fue a descansar a su cama esa noche con la ropa del día anterior; una camisa blanca de mangas largas, encima de esa camisa el llevaba puesto un chaleco sin mangas, de color café y hecho de cuero. Le entraron las dudas de porque no se cambió de ropa antes de dormir, pero paso de esas cuestiones.

El miro directamente a sus manos para corroborar, y si, seguía usando los mismos guantes negros de siempre ya bastantes gastados, que desde hace dos meses ya les hacía falta una lavada. Bajo la mirada y mientras observaba su pantalón rojizo de piel, noto que durmió con las botas de cazador; sin pensarlo dos veces volteo su mirada para observar con más detenimiento su cama y desgraciadamente se logró percatar que estaba extremadamente sucia, con restos de tierra y manchas lodosas.

«Excelente André, mereces un premio -se dijo a si mismo con sarcasmo-, ya le di una excusa a mi padre para encerrarme en mi habitación otro vez y librarse de la molestia de ver mi rostro un día más... -respiro hondo y se dijo a sí mismo-, vale, tranquilo André, le pediré a alguna mucama que se haga cargo de este desastre, estoy seguro que ninguna me denunciara con mi padre... dudo mucho que alguna sepa que mi papa es capaz de castigarme otra vez por cosas como estas.» instantáneamente al príncipe se acordó que faltaba cerca de hora y media para el desayuno.

André Coelho tenía algo de tiempo libre antes de irse a desayunar, lo cual le producía otra sensación de extrañeza; él siempre se dirigía al comedor al momento de levantarse, ya que suele despertarse más tarde de lo que hizo hoy. Su padre le impuso unas normas que según André, no podía verles otra razón de existir más allá de hacerle la vida imposible. Entre todo ese conjunto de "sin sentido" de reglamento, el precepto que más criticaba el príncipe era uno que le advertía que si no llegaba a tiempo al desayuno, no comía ni en esa ocasión o el resto del día. Teniendo en cuenta ese contexto, a pesar de poseer un tiempo de ocio que podía aprovechar en cualquier cosa, él sabía que no debía cofinanciarse bajo ninguna circunstancia a no ser que deseara dormir con el estómago vacío.

Inesperadamente André recordó el hecho de que su cama parecía la de un vagabundo de las calles urbanas, el sabia el tipo de problemas en los que se metería con su padre si no hacía nada con respecto a ese tema. Según el, lo más prudente que podía hacer era que el mismo arreglase la piltra, pero existía la posibilidad de que le llevase más tiempo del previsto debido a que el príncipe no tenía idea de dónde podría encontrar almohadas o sabanas limpias, ya que lavar las que tenía sin duda no era una opción.

Aunque sabía lo poco probable que era que su padre entrara a su habitación y le recriminase por el estado de su lecho, simplemente no quería tomar ese riesgo además de que debía encargase del asunto mientras aun podía debido a que después del desayuno su agenda no se lo permitiría. La mejor alternativa era buscar alguna sirvienta, pero eso tampoco era tarea sencilla, ya que aún es muy temprano, por lo que no ha llegado mucho personal aun y el poco que hay seguro estará ocupado preparando el comedor y la comida para el desayuno.

André se quedó divagando en sus pensamientos hasta que le vino a la mente algo y se dijo a sí mismo con bajo tono: «tiempo... aún están aquellas mujeres de la biblioteca, a ellas nunca las he visto trabajar en otro lugar que no sea biblioteca; ¡qué va! Nunca las he visto siquiera dejar ese sitio, incluso cuando yo termino con mi mis clases de manejo con la espada siguen estando ahí... pero bueno, me imagino que siguen estando en ese lugar, así que alguna se puede encargar de mi asunto... después de todo casi nadie usa la biblioteca por lo que muy ocupadas no han de estar».

[Inserte Titulo]Where stories live. Discover now