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—¿Qué es lo que te atormenta?—picó Jin la carne del plato que había pedido en la cafetería.

—¿Atormentarme, a mí?

Habían pasado exactamente tres días desde su pequeña travesura de escape con NamJoon, el cual no había aparecido en la escuela en ese lapso de tiempo.

—Sé que vestirte de niña no es motivo de celebración, pero vamos, anímate un poco.

YoonGi resopló con desgano, últimamente sus torpes hormonas no paraban de molestarlo. Constantemente se sorprendía a sí mismo pensando en NamJoon; en los días en los que él no apareció, el pelinegro se preguntaba qué estaría haciendo, si estaba enfermo, si estaba durmiendo o si al menos seguía vivo.

Al regresar de la escuela se sentía malditamente solito en todo el camino recorrido en el transporte público (pese a que normalmente era NamJoon quien hablaba y él sólo se mantenía callado asintiendo con la cabeza o diciendo pequeñas frases) y no hacía más que suspirar por la boca mientras el vaho golpeaba la ventana y hacía figuras sin sentido en ella.

Incluso llegó a pararse frente a la puerta del moreno tratando de decidir si llamar al timbre o no, pues estaba jodidamente preocupado. Pero al final salía corriendo de regreso a su casa, con un sonrojo vergonzoso en las mejillas y un muy molesto sentir en su estómago.

Bien, se estaba volviendo loco.

—Jin, creo que algo está pasándome.

—¡No es novedad! Lo único que ha pasado en todo este tiempo siendo YoonJi es que no has avanzado en nada—susurró molesto.

—¡Es que ni siquiera me nace querer hacerlo! ¿Entiendes?

Por supuesto que no entendía. Hace casi tres semanas Min YoonGi estaba siendo insistente con el tema de JungKook y no paraba de suspirar por el muchacho y ahora que está más cerca no ha movido ni un dedo.

Y eso ocurrió exactamente después de un hecho importante.

—YoonGi, tu problema tiene nombre y apellido. Desde que Kim NamJoon reapareció no has hecho más que pasarte el día con él.

El flacucho y pálido muchacho rascó su cabello con frustración, es más que claro que el peligris era su tormento.

El timbre anunció el momento de regresar a clases ahogando la voz de Yoon dentro de su garganta, de todos modos tampoco tenía una buena respuesta.

—No iré a la práctica—anunció mientras se ponía de pie.

—¿¡Otra vez, YoonGi!?—el castaño de hombros anchos se colocó rápidamente al lado de él—. Si sigues faltando de esa manera te expulsarán.

Se encogió restándole importancia—. Está bien por mí.

Yoon empezó a caminar dejando atrás a un SeokJin totalmente anonadado. Si NamJoon no estaba ahí para molestarlo, entonces qué sentido tenía ir a las odiosas prácticas... Ni siquiera podía sostener la jodida pelota entre sus manos.

—¡Ey, YoonGi hyung!—gritó la reconocida voz del capitán de baloncesto.

Min se giró frunciendo el ceño.

—¿No has visto a tu hermana?

YoonGi aguantó mostrar una sonrisa burlona, es que por Dios... ¿Cómo es que había llegado tan lejos con tal mentira? Aunque por momentos se sienta mal por aquellos que preguntaban por Ji—. Ella no vino, está enferma aún.

Kookie suspiró mientras arrugaba la frente pensando—. Que extraño, NamJoon hyung tampoco ha venido... Tal vez te lo tomes a mal, ¿crees que ocurre algo entre ellos?

"Soy tan invisible para él que incluso piensa igual que el resto"

—¿Tú crees? NamJoon no me ha dicho nada... ¿Piensas que pueda ocurrir algo entre ellos dos?

"¿Qué mierda estás preguntando YoonGi?"

—Parecen llevarse bien, ellos entran juntos y se van juntos. No dudaría en que puedan terminar como pareja, ¿no te parece?—sonrió.

—Tienes razón.

"¡Te estás auto emparejando con él estúpido!"

—¡Oh, tengo que irme! SunHee me matará si llego tarde.

El menor salió corriendo del pasillo chocando con algún que otro estudiante.

YoonGi suspiró de nuevo y al girarse se topó con el amigo de SU amigo—. Ey, YoonGi hyung—la sonrisa cuadrada salió.

—¿TaeHyung, no?

"Debería de dejar de ser tan hostil con él. Soy yo el que pasó más tiempo con Nam. ¡Sé lo que piensa cuando no lo dice!"

—Síp, ¿todo bien?

—De casualidad... ¿Sabes por qué NamJoon no ha venido a la escuela?—ignoró totalmente la anterior pregunta.

Tae lo pensó por un momento, pero hasta él estaba preocupado—. Lo siento, hyung. Venía también a preguntarte a tí si sabías algo. 

—Entonces estamos en las mismas, gracias de todos modos... nos vemos—YoonGi pasó de largo sin girarse y entró al salón para la clase de historia con un largo suspiro de cansancio.

¡En serio que estaba acostumbrándose demasiado a compartir clases con Nam!

"¿En dónde estás? Maldito idiota" se preguntó mientras reposaba su codo sobre el escritorio y su cabeza en su mano.

El olor del ramen instantáneo seguía en el aire y su habitación seguía igual de desordenada; su respiración era tranquila, tarareaba una melodía sin derechos de autor mientras que, con los brazos cruzados por detrás de su cabeza y recostado sobre ...

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El olor del ramen instantáneo seguía en el aire y su habitación seguía igual de desordenada; su respiración era tranquila, tarareaba una melodía sin derechos de autor mientras que, con los brazos cruzados por detrás de su cabeza y recostado sobre su cama, meneaba los dedos con rapidez.

NamJoon pensó que todo sería rápido y sin tanto sufrimiento. Era obvio que el médico de amigable sonrisa y de suave voz le había mentido cruelmente.

El de cabellos grises rascó su cabeza con desespero mientras que chasqueaba la lengua con enojo—. ¡No lo puedo creer!—exclamó refunfuñando—, incluso mi madre me ha mentido.

El día después de darse cuenta que YoonGi se miraba hermoso con casi que cualquier atuendo, su madre le había dicho que tenía cita en el hospital.

Debido a sus recientes dolores de tobillo, NamJoon no puso objeción ante la orden y es que después de cada práctica tenía que actuar como si el punzante dolor no estuviese molestándolo.

—Lo siento, YoonYoon... Tampoco pude verte hoy.

Min YoonJiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora