Capítulo 3

150 5 4
                                    

- Deberías tener cuidado, podrías haber muerto ahogado por tu estúpida sed de sangre - dijo la pelirroja.

- Lo de tener cuidado no es que lo aplique mucho en mi día a día.

- Pues deberías - Fate me dio un papel - Han puesto precio por tu cabeza.

- ¿Un poco barato no? - leí - Creí que tenía más valor.

- No es momento para bromas Zed, ese anuncio está por toda Runaterra, los cazarrecompensas de las Cuidades-Estado no tardarán en venir a por ti.

- ¿Por qué te crees que estamos aquí? Ganar esas monedas estaría bastante bien. 

- ¡Fortune! - regañó el hombre - Itziar nos escribió, si hemos venido es para ayudarte. 

- Que raro que Itziar no esté involucrada - rodé los ojos - Gracias pero no os necesito, acabaré con él yo mismo.

- Zed.

- Gilipollas - Sarah me golpeó la cara - ¿Quieres dejar de ser tan arrogante por una vez en tu puta vida? Esto es serio y da igual lo que digas, no hemos viajado para ver como te ejecutan. Seguiremos pendientes de lo que pase y actuaremos según convenga. 

Ambos se marcharon. Volví a la Orden. Abrí la puerta con cuidado, era bastante tarde y el anciano seguramente se encontraba durmiendo, además no quería despertarlo y preocuparle al encontrarme completamente empapado. Comencé a pensar en las palabras de Miss Fortune mientras caminaba hacia mi habitación. No me importaba que ahora más que nunca me quisieran muerto -aunque no era nada nuevo- yo solo podía centrarme en encontrar a ese bastardo. Entré en mi habitación, las cortinas se movían suavemente al ritmo del viento que las empujaba, me quité la camisa y me dejé caer en la cama. Los párpados me pesaban debido al cansancio que invadía mi cuerpo, no tardé en cerrar los ojos para relajarme por completo. La suave brisa de la noche acariciaba mi piel, la sentía recorrer cada centímetro de mi ser y al encontrarme totalmente mojado el frío no tardó en aparecer. En ese instante sentí algo más que el aire tocarme. Me incorporé rápidamente y pude contemplar una figura femenina. Al girarse, mostró dos destellos color miel, que en la oscuridad, llegué a deducir que procedían de sus ojos. 

Me sorprendí, no lo niego y tampoco lo pensé dos veces antes de ir tras la silueta que escapó por la ventana. Huía a través del bosque con una velocidad que no era capaz de alcanzar, incluso me costaba seguirla con la mirada. Di un gran salto. Iba por encima de los árboles y caí justo unos metros más adelante, donde pensaba que sería capaz de capturarla. Y sí, caí, pero no donde creía. Tras empuñar mi cuchilla y disponerme a atacar, el cuerpo que se encontraba debajo de mí gritó, pidiendo clemencia y rogando por piedad, repitiendo seguidamente que solo era un pobre anciano que se había perdido.

- ¿¡Damien!? - pregunté sorprendido.

-  ¡Maestro! ¡Por favor no me mate!

- No voy a matarte...- me puse de pie y le ayudé a levantarse - No por ahora.

- ¿Qué hace aquí?

- Eso mismo me pregunto yo.

Su nerviosismo podía notarse a kilómetros de distancia. Tampoco supe cómo hacer o cómo preguntarle para que me dijera la verdad, porque si algo tenía claro de Damien, es que era cabezota, muy cabezota. Le miré una última vez antes de desaparecer una vez más. La curiosidad me invadía, pero una parte de mi decía que debía dejar que el viejo hiciera lo que quisiera, así fuera caminar por el bosque de madrugada, yo no era quién para decidir sobre él y mucho menos para impedirle ser libre. 

No volví a la Orden hasta el amanecer. Entré con cuidado, dirigiéndome directamente a la sala donde entrenaba la mayor parte del tiempo. Al abrir la puerta le vi, ahí, sentado, en compañía de su guadaña viviente. 

Scream - League of Legends FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora